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El Ayuntamiento de Palma ha disparado en 81 millones el gasto en personal desde que Hila es alcalde

Desde que en 2015 tomó posesión se ha pasado de destinar 243 millones a los 325 millones previstos en 2022

La empresa de limpieza y la de aparcamientos son las principales agencias de colocación del gobierno municipal

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Hila gasto
El alcalde socialista de Palma, José Hila.
Indalecio Ribelles
  • Indalecio Ribelles
  • Redactor OKDIARIO en Baleares, información local de Palma, social y política en general. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

El Ayuntamiento de Palma ha disparado en 81 millones de euros el gasto de personal, con la contratación de cientos de empleados públicos en empresas y organismos autónomos desde que el socialista, José Hila, es alcalde. 

Desde que en 2015 accedió al gobierno municipal la coalición PSOE, separatistas de Més per Mallorca y populistas de Unidas Podemos (UP), el despilfarro de dinero público en materia recursos humanos, ha sido una constante, pasándose de los 243 millones destinados a este fin en 2015, a los 325 millones de euros presupuestados para 2022. 

Un total de 81,6 millones de euros más, con un incremento del 33,5%, en solo 7 años. 

El gasto de personal se ha convertido en la gran losa del presupuesto municipal en estos momentos y, ni en la peor crisis económica, que se recuerda por los efectos de la pandemia, lo ha menguado, siendo una constante, la legislatura pasada, y la presente. 

Se llevan la palma, empresas municipales dirigidas por los socialistas como la Sociedad Municipal de Aparcamientos y Proyectos (SMAP), presidida por el concejal socialista de Movilidad, Francesc Dalmau, que ha incrementado el dispendio en un 587% pasando de gastar 1,3 millones en 2015 a los 8,9 que destinará el próximo año. 

Detrás de estas cifras se encuentra, sin duda, la internalización de todos los trabajadores del servicio de la zona ORA, que pasaron esta legislatura a convertirse en empleados municipales. 

Una subrogación de 174 trabajadores como personal laboral municipal, cuyo pago se ha convertido en un gasto consolidado para las cuentas municipales. Por contra, el equipo de gobierno no habrá construido ningún aparcamiento en dos legislaturas, pese a la falta de plazas de estacionamiento que hay en Palma. 

La empresa municipal de limpieza, también dirigida por los socialistas, con el edil Ramón Perpinya al frente, y considerada tradicionalmente la principal agencia de colocación del gobierno municipal de turno, hace honor a este apelativo. 

Nada menos que 20 millones más destina ahora a este apartado. Un 35% más, pasando de 64,7 a 85,5 millones, tras la colocación de cientos de empleados en los servicios de limpiezas, aguas y directivos. Un incremento del que no ha sacado rédito alguno la ciudad, ni el grueso de la población, a tenor de las críticas recibidas por el estado deficiente de la limpieza de la capital balear. 

Baste recordar que Palma, según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) es la quinta ciudad más sucia de España, a tenor de las entrevistas realizadas a los residentes. Unas críticas sobre la deficiencia en limpieza, similares, a las que recibe el servicio de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) también presidida por el citado concejal Dalmau. En este caso, el incremento del gasto en personal se ha disparado en más de cinco millones de euros, y ya asciende a 35,7 millones. 

También es sobresaliente este apartado en la agencia de desarrollo local Palma Activa donde ha subido hasta un 154% pasando de 4,6 millones de euros a más de 7,6 millones. En este caso, no son los socialistas los que están al frente de la misma, sino el edil de Promoción Económica, Rodrigo Romero (Unidas Podemos).

En este caso, también se repite la paradoja. Más contrataciones de personal, mientras el pequeño comercio lleva clamando toda la legislatura, por la falta de ayudas municipales, en la peor crisis económica que ha padecido la capital balear desde la Guerra Civil por los efectos de la pandemia, y con cientos de comercios, que se han visto obligados a echar la persiana.

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