Armengol aprueba el plan contra inundaciones tres años después de la tragedia de Sant Llorenç
El Govern saca adelante el Plan Inunbal pero sigue sin afrontar el plan de limpieza de torrentes que hubiera evitado la tragedia
La limpieza de los torrentes debía financiarse en parte con los fondos de la ecotasa que ahora se destinan a gasto corriente
Un nuevo estudio determina que la suciedad extrema de los torrentes provocó la inundación de Sant Llorenç
El Consell de Govern ha aprobado este lunes el nuevo plan para prevenir las inundaciones y los ha hecho tres años después de la trágica riada del 9 de octubre de 2018 que provocó trece muertos en el municipio de Sant Llorença. El nuevo plan Inunbal sale adelante a propuesta de la Conselleria de Presidencia 15 años después de que se aprobara el primer plan de estas características. El Govern ha aprobado este plan pero sigue sin desarrollar un plan de inversiones para limpiar los torrentes y evitar así riadas como la de Sant Llorenç.
Así y todo, el Goven afirma que la aprobación del plan contras las inundaciones «es un hito importante que supone una respuesta necesaria, contundente y trabajada a hechos como las inundaciones de Sant Llorenç y el Levante de Mallorca que el Govern se había comprometido a hacer».
Un estudio publicado por este medio el pasado 9 de octubre y realizado por el ingeniero Miguel Ángel Merigó en colaboración con Pedro Cantarero, miembro del grupo de trabajo sobre el cambio climático en el Congreso de los Diputados, desvelaba que la extremada suciedad de los torrentes fue una de las principales causas de la tragedia de Sant LLorenç. A fecha de hoy nadie ha asumido responsabilidades por el mal estado de los torrentes y además, los cauces siguen sucios y obstaculizando el paso del agua en caso de grandes riadas.
En principio el Inunbal debe dar solución al problema de los torrentes dado que se han realizado los mapas de peligrosidad y riesgo de inundación, labor que que ha correspondido a la Dirección General de Recursos Hídricos. Afirma el Govern que «estos mapas constituyen la información fundamental en la que se basan los planes de gestión del riesgo de inundación, siendo la base cartográfica del Inunbal». Para la elaboración de los mapas de riesgo, se ha confrontado la información de los mapas de peligrosidad con los usos del suelo existentes, para tener en cuenta la vulnerabilidad de los terrenos inundados y el distinto valor del riesgo que implica su inundación.
No obstante, el Govern no ha dicho nada sobre el plan de inversiones para limpiar todos los torrentes que susceptibles de provocar inundaciones en caso de grandes riadas como la del 9 de octubre de 2018. En principio, este plan debía financiarse con los fondos de la ecotasa pero el Govern ha decidido desviar este dinero a la caja única para destinarlo a gasto corriente y otras cosas, en ningún caso al medio ambiente como ordena la ley del Impuesto de Turismo Sostenible.
La competencia en materia de torrentes la ostenta la Conselleria de Medio Ambiente y el titular del departamento cuando sucedió la tragedia de Sant Lloreç era el hoy senador autonómico Vicenç Vidal. Después de la riada el Govern decidió invertir 25,5 millones de euros en las obras de emergencia para la recuperación de la funcionalidad de los torrentes y restauración de las zonas afectadas por las inundaciones.
En Sant Llorenç debía realizarse la limpieza de los torrentes, la restauración de la capacidad de drenaje de los cauces y zonas limítrofes, la demolición de muros y estructuras que hayan quedado descalzadas o en situación precaria y la retirada de posibles focos contaminantes. Algo se hizo pero ahora los torrentes vuelven a estar repletos de vegetación. El actual conseller de Medio Ambiente es Miquel Mir, de la formación soberanista Més per Mallorca.
Cambio climático
En cuanto al nuevo Inunbal, este plan presta especial atención a las gotas frías, ya que son frecuentes en los meses de otoño, lo que hace que las inundaciones sean el principal riesgo natural del territorio, por los daños que producen. Dice el Govern que «el hecho de ser un archipiélago condiciona sobre todo la distribución de medios y recursos que deben ponerse a disposición de un equipo para la gestión de emergencias derivadas de las inundaciones».
Otro de los aspectos importantes del Inunbal es que por primera vez incluye la perspectiva del cambio climático y las consecuencias que éste tiene sobre las Islas Baleares, entre las que destaca el incremento de las lluvias intensas. De esta forma, se estima que en los próximos años se mantendrán constantes o crecientes los episodios de inundación, teniendo presente que se trata de predicciones.
Por otra parte, y relacionado con las tipologías de inundaciones, el Plan analiza también los fenómenos geológicos asociados a precipitaciones o avenidas. «De este apartado, es importante destacar que este tipo de procesos pueden causar daños económicos y sociales de importancia, y que constituyen así riesgos, tanto para la población como para las autoridades competentes en materia de protección civil, que deben tenerse en cuenta».
Por otra parte, y relacionado con las tipologías de inundaciones, el Plan analiza también los fenómenos geológicos asociados a precipitaciones o avenidas. En relación con la operatividad, el Plan Inunbal reúne el conjunto de acciones, procedimientos y medidas que deben aplicarse para la consecución de los objetivos.
En cuanto a las principales novedades del nuevo Inunbal, se adelanta la fase de preemergencia para alertar de un período en el que es previsible que se produzcan determinados incidentes. Es una fase que ahora se mantendrá activa del 15 de agosto al 30 de noviembre.
Prevé la movilización de los medios y recursos públicos y la incorporación de los privados de forma armónica y ordenada en la estructura y organización definida, desde su activación hasta el final de la emergencia y la normalización.
También se pretende ayudar a los municipios de las Islas Baleares a afrontar situaciones de riesgo provocadas por inundaciones, por lo que prevé la implantación de planes municipales que tendrán que aprobar los ayuntamientos, para establecer una organización de respuesta propia, así como para llevar a término actuaciones preventivas.
En este sentido, los municipios deben identificar los puntos de afectación por desbordamiento de torrentes, sobre todo en los tramos que pasan por zona urbana, y elegir qué medidas y acciones preventivas implantarán de forma transitoria para evitar daños personales y también a los bienes y en el medio ambiente.
El Plan ha llegado a la aprobación definitiva después de que la Comisión de Emergencias y Protección Civil y el Consejo Nacional de Protección Civil hayan emitido su visto bueno. Tendrá vigencia indefinida, sin perjuicio de que sea revisado cada cuatro años