Córdoba

Aficionados ucranianos en Córdoba quieren volver a su país: «Si tengo que servir al Ejército, lo haré»

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David García de Lomana

Menos de 24 horas después de que Rusia diera inicio a la guerra y bombardeara el este de Ucrania, su selección de baloncesto disputa en el Palacio de Vista Alegre de Córdoba un partido contra España clasificatorio para el próximo Mundial.

Antes del inicio del encuentro se ha guardado un minuto de silencio por las primeras víctimas del conflicto y el himno ucraniano ha retumbado ante el imponente silencio del pabellón. En las gradas, mensajes de «España con Ucrania» en banderas de nuestro país. En la calle, algunos turistas ucranianos hacen cola para ver el partido a miles de kilómetros de sus familias y han accedido a hablar con OKDIARIO Andalucía.

Vasilyi, natural de Korsun-Shevchenkovskiy, a 140 kilómetros de Kiev y a unos 380 de la frontera con Rusia, llegó este miércoles a Córdoba. Compró los billetes hace dos meses. Su intención era volver el domingo, pero el tráfico aéreo en el país está cerrado. El plan pasa ahora por viajar a Polonia y desplazarse desde allí a su país en coche o en autobús. No contempla otra posibilidad que no sea volver con su familia, aunque es consciente de que quizá tenga que coger las armas: «Cuando regrese, esperaré una citación de la oficina de registro y aislamiento militar y sólo entonces me movilizarán. Serví en el Ejército».

Durante las últimas conversaciones con su familia, su madre no ha escondido que tienen «miedo». Llevan «ocho años en esta situación» pero ahora están «más cerca que nunca de la zona de conflicto». Un helicóptero ruso ya ha sido abatido cerca de Kiev.

Vasilyi nos presenta a su amigo Alexander, también turista. Es de Kiev, y llegó hace escasos días. También quiere volver a Ucrania tan pronto como sea posible. «La compañía aérea nos ha dicho que el vuelo está cancelado, pero intentaremos cambiarlo a Polonia o la República Checa, y de allí entrar a nuestro país en tren o en coche».

Su familia está «bien», pero a tan sólo «cinco o siete kilómetros» de sus casas ha habido edificios afectados y «cristales rotos». Aclara que no son domicilios sino oficinas y negocios, pero la situación no es «agradable». Están «tranquilos» y mantienen «la calma» en sus hogares, tal y como recomiendan las autoridades ucranianas. Por el momento, descartan «escapar» del país.

A diferencia de Vasilyi, Alexander no ha estado en el Ejército, pero igualmente debe estar «disponible» para el servicio militar. «Si Ucrania me necesita para servir a mi país, lo haré, porque es mi deber», afirma. Optimista, confía en «la vía diplomática» y en que todo se resuelva de esta forma. «Creo que las autoridades europeas y de nuestro país tomarán las medidas necesarias para que Rusia dé un paso atrás», añade.

Preguntado por si tiene amigos rusos o compañeros del país vecino en el trabajo, Alexander señala que, «desafortunadamente, no, no conozco a ninguno, pero puedo suponer que son buenas personas y buena gente. Y que ellos, al igual que nosotros, tampoco quieren una guerra».

Sobre el presidente ruso, Vladimir Putin, opina que está cometiendo «un gran error». «Su opinión no se corresponde con la forma de pensar del mundo. Espero que tome los consejos de las autoridades europeas, cambie de idea y dé un paso atrás. La manera en la que está actuando no es la correcta si miramos la historia reciente», lamenta.

No obstante, se muestra esperanzado en que la OTAN y la Unión Europea frenen la ofensiva rusa: «Espero que nos ayuden. Nadie en nuestro país quiere una guerra. Y supongo que ningún país quiere una guerra en el siglo XXI. Quizá fuese algo razonable en los años 40, pero no ahora. Es un siglo para la diplomacia. Y no es sólo un problema para Ucrania, es un problema para todos», sentencia.

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