Afganistán

Los talibanes exigen dinero y reconocimiento a España para permitir salir a los colaboradores afganos

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Rueda de prensa de los talibanes tras tomar el poder de Afganistán. Foto: EP

El Gobierno de España ya conoce las condiciones que han puesto sobre la mesa los talibanes para empezar a hablar de una segunda fase de la operación para evacuar al personal que ha quedado atrapado en Afganistán. Los interlocutores del régimen islamista exigen el reconocimiento oficial y la legitimidad internacional al nuevo gobierno, así como reactivar el flujo de dinero para proyectos de cooperación, cortado tras la caída de Kabul. Las conversaciones se están desarrollando gracias a mediadores de un emirato del Golfo Pérsico. Las fuentes consultadas evitan confirmar si se trata de Qatar, emirato que está mediando en la formación del nuevo gobierno talibán de Afganistán.

España y los talibanes no tienen en estos momentos ningún tipo de relación diplomática. Pero, como admitió este lunes el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y ya había reconocido durante su visita a la base de Torrejón la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, existen «contactos operativos». Ambos utilizaron la misma expresión. Según ha sabido OKDIARIO de fuentes conocedoras de los avances de esas conversaciones «informales», los talibanes ya han hecho llegar a España y a la Unión Europea las condiciones bajo las que estarían dispuestos a permitir una segunda fase de evacuaciones.

La primera de ellas es la más compleja y amenaza con bloquear las negociaciones: el nuevo régimen islamista exige ser reconocido internacionalmente como poder legítimo en Afganistán. Algo que, a día de hoy, está muy lejos de cumplirse. La diplomacia de España, al igual que la  Unión Europea y  Estados Unidos, ha mostrado su oposición a ello. Pero no se descarta a medio-largo plazo, siempre que se produzca de forma unánime.

Salvar ese escollo, explican las fuentes diplomáticas que conocen las negociaciones, dependerá de cuánto esté dispuesto el Gobierno de España a ceder en la segunda de las exigencias: volver a abrir el flujo de dinero para proyectos de cooperación y ayuda humanitaria hacia Afganistán. Una financiación que ha sido clave para el sostenimiento del país en las dos últimas décadas y que seguirá siéndolo en el futuro.

La posición que España y la UE ha trasmitido a los talibanes es clara: están dispuestos a que el dinero vuelva a fluir hacia Afganistán, a donde dejó de llegar tras la caída del Gobierno, siempre que exista un control estricto sobre su uso. Y siempre que quienes ejecuten los proyectos y gestionen la financiación sean organizaciones internacionales, para las que se piden garantías específicas de seguridad. Los talibanes, por contra, tienen otros planes: ser ellos quienes gestionen los fondos. Están planteando el asunto, dicen, como la «compra de cabezas de ganado», en referencia a las personas que faltan por evacuar.

Negociación «extremadamente compleja»

Además de las dos condiciones impuestas de partida, esos «contactos operativos» entre España, la UE y los talibanes tienen otras dificultades añadidas que convierten la negociación en «extremadamente compleja». La primera de ellas es que no son conversaciones directas, sino a través de intermediarios «de un país del Golfo Pérsico».

Por otra parte, se da lo que podría denominarse como ‘fugacidad’ de los interlocutores talibanes. No siempre son los mismos, no hay una figura ni referencia clara y los postulados «cambian de bando cada poco». El Gobierno talibán, explican, es una amalgama de familias cuyo liderazgo todavía está en discusión. «Cualquier avance depende de lo que ocurra días posteriores. Algo que parece aceptable un día, al siguiente eso mismo lo ven intolerable».

Este último punto, por ejemplo, se está dejando notar en algo esencial para esa posible misión de rescate: la lista de personal evacuado que recibirá salvoconductos para salir del país. En un primer momento, los talibanes admitieron la posibilidad de dejar salir de Afganistán a quienes fuesen reclamados por otros países, pero luego cambiaron su posición: pueden salir civiles, pero no aquellos considerados «traidores» o «apóstatas». Es decir, quienes trabajaron para España y otros socios de la UE y de la OTAN. Corren verdadero peligro de muerte.

Una nueva evacuación

Las posiciones de partida, por tanto, están bloqueadas. El objetivo buscado por el Gobierno español es que los talibanes permitan la creación de un corredor humanitario a través del que puedan salir todas aquellas personas que figuraban en la lista de evacuación pero que finalmente no pudieron llegar hasta el aeropuerto de Kabul.

No son pocos los que se encuentran en este caso. Cabe recordar que España desarrolló su actividad militar y de reconstrucción en las provincias de Herat y Badghis, situadas a unos 900 kilómetros de Kabul -al otro extremo del país-. Para llegar a tiempo a la capital tan sólo tenían dos rutas: la llamada ‘Ring Road’, una carretera que España ayudó a construir y que circunvala todo el país, y la carretera en línea recta de unos 800 kilómetros de distancia que va directa a la capital. Un número importante de esos trabajadores no pudieron cubrir esas distancias a tiempo y han quedado atrapados en el país.

Esa segunda fase de evacuaciones no será ni mucho menos inminente. Según ha sabido OKDIARIO, se producirá, en todo caso, cuando la situación alcance una relativa calma en el país y el aeropuerto vuelva a ser un lugar seguro. Además, la intención de España -que es quien más está apostando por ese plan en estos momentos- es que se realice de forma conjunta entre todos los aliados y con mayor discreción que la que rodeó a la primera fase. Sobre todo para no atraer la atención de las facciones terroristas que campan a sus anchas en el nuevo Afganistán.

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