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El testimonio de un traductor afgano atrapado en Kabul: «Si me escuchan hablar en español, soy hombre muerto»

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Iñigo Artola
  • Iñigo Artola
  • Portadista. Redactor de cultura, internacional, política, sociedad y lo que haga falta. Devorador insaciable de series y películas.

OKDIARIO ha conseguido contactar con Mustafa, -cuyo nombre completo nos pide que no revelemos por motivos de seguridad- un afgano atrapado en Kabul tras la toma de poder de los talibanes. Eligió estudiar filología hispánica para «conseguir un futuro» pero ahora hablar español podría convertirse en su sentencia de muerte. Con la llegada de los talibanes al poder, el caos se ha apoderado de la capital afgana. Los testimonios que llegan hablan de cierta tranquilidad en las calles pero la calma que se respira es la consecuencia palpable del miedo.

«Hay muy pocas tiendas abiertas, sobre todo panaderías, y la gente no se atreve a salir a la calle», relata Mustafa antes de pedir que le saquen del país: «Es cuestión de vida o muerte». El miedo y la preocupación de este traductor que ha trabajado con las fuerzas españolas en Afganistán traspasa el teléfono. «Si me escuchan hablar en español, soy hombre muerto».

En la primera de las llamadas, Mustafa estaba en una de las tres entradas al aeropuerto de Kabul, la única que permanece abierta aunque es imposible acceder por la cantidad de gente agolpada. De fondo, el sonido ambiente del caos: pitidos, gritos y mucho trasiego de gente. Cuenta cómo es imposible entrar al aeródromo, porque los talibanes ya controlan todos los accesos. De camino al aeropuerto ha comprobado que los talibanes controlan todos los puestos de policía y «están patrullando las calles montados en coches de policía».

«Si me escuchan hablar en español…»

En un momento dado, la llamada se corta. Minutos más tarde, Mustafa explica que ha colgado él por miedo: «Estoy en la calle y ahora mismo no puedo hablar más. Es peligroso. Luego hablamos. Si me escuchan hablar español…». Hablar este idioma, que iba a ser la llave de su futuro, pone en peligro su vida.

En una segunda llamada, horas más tarde, Mustafa ya está en su casa. Ha desistido de intentar entrar el aeropuerto por hoy. Esta mañana, el ministerio de Exteriores español le ha mandado un email en el que le piden los números de pasaporte suyo y de su familia. Pero no tienen ningún contacto personal, ni nadie les ha llamado todavía. «No tenemos información sobre si nos van a sacar, lo único que podemos hacer es esperar», dice antes de expresar su deseo de que «ojalá» pueda abandonar pronto Afganistán.

No ha recibido ninguna comunicación oficial al respecto: «Van a mandar aviones y van a llamar a la gente por turnos». Mustafa conoce a varios compañeros suyos que ya viven en España, pero ellos salieron en 2014. Esta semana desde que se ha precipitado la toma de poder de los talibanes no ha salido «nadie».

«El intérprete es como un soldado sin armas»

Mustafa tiene claro que España tiene que sacarle de Afganistán: «Un trabajo de intérprete es como un soldado sin armas. Hemos ido en misiones, con las patrullas españolas, hablando con la gente…». Al igual que Mustafa, los traductores que han trabajado con las fuerzas extranjeras saben que su trabajo les ha convertido en colaboracionistas y traidores a ojos de los talibanes. Por mucho que los talibanes muestren una cara amable en televisión, nadie allí se lo cree. La amnistía a los trabajadores de las embajadas, que la mujer podrá trabajar o ir a la escuela, que no habrá represalias: «Es mentira», confirma Mustafa sin dudar.

Todos los que en algún momento durante los últimos 20 años han trabajado o colaborado con las fuerzas extranjeras están convencidos de que la amnistía que han prometido es una farsa y que les matarán en cuanto puedan. Nadie en Afganistán se cree el discurso moderado de los talibanes y no dudan en que más temprano que tarde las represalias llegarán.

«Hemos trabajado con fuerzas españolas en misiones y lo que queremos, ahora que estamos en peligro, es un tema de vida. Ya sabes lo que queremos, salvarnos, salvar nuestra vida y la de nuestra familia», implora Mustafa al Gobierno español por medio de esta entrevista. Lo único que les queda es esperar y templar los nervios: «En esta situación es imposible estar tranquilos, estamos preocupados y mi familia tiene miedo».

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