Afganistán

Sin ruedas y con pintadas: así ‘reventó’ el Ejército sus coches para que no los usen los talibanes

Así quedaron los vehículos militares abandonados en Kabul.
Así quedaron los vehículos militares abandonados en Kabul.
Pelayo Barro

Una de las principales dificultades que se encontró el contingente de militares desplegado en el aeropuerto de Kabul para las labores de evacuación fue la falta de vehículos. Días después del inicio de la operación, Defensa envió a Afganistán a bordo de un avión A400M un par de todoterrenos de la Unidad Militar de Emergencias. Dos vehículos que no pudieron ser recuperados y se quedaron en la propia pista de Kabul, aunque fueron convenientemente inutilizados para que no sirvan ahora a los talibanes.

Las imágenes son cuanto menos llamativas: dos vehículos militares con los focos delanteros rotos, sin la insignia de la marca y llenos de pintadas con mensajes soeces en inglés como últimas ‘dedicatorias’ de los militares a quienes han sido sus enemigos en Afganistán durante casi dos décadas. No está confirmado que la autoría de esos mensajes sea española.

Así quedaron los vehículos militares abandonados en Kabul.
Así quedaron los vehículos militares abandonados en Kabul.

Se trata de dos 4×4 de la marca Volkswagen, modelo Amarok, que formaban parte de la dotación de vehículos del Primer Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM I), con sede en la base de Torrejón de Ardoz. Fueron los elegidos para enviar a Kabul a bordo de uno de los A400M en los que se desplegaron efectivos del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Operativo (EADA) del Ejército del Aire y de miembros de fuerzas especiales del MOE. Su misión en Afganistán duró alrededor de una semana y fue servir de transporte interno dentro del aeropuerto para el contingente español. Al carecer de blindaje, explican fuentes militares, no estaban autorizados a realizar misiones más allá del recinto aeroportuario.

Saboteados y abandonados

Las dos unidades que fueron enviadas, según ha sabido OKDIARIO, forman parte del primer lote de adquisición que se efectuó en 2016. Por tanto, eran de los más antiguos de la flota. Se escogieron así por ello, a sabiendas de que su repatriación iba a ser imposible. Y así fue: ambos vehículos fueron abandonados para poder hacer sitio en los últimos vuelos al mayor número de personas posible.

Sin embargo, difícilmente se podrán ver imágenes en las próximas semanas de talibanes utilizando estos todoterrenos: fueron saboteados justo antes de ser abandonados. Se les arrancaron las pegatinas identificativas -las ‘V’ invertidas de color amarillo- y se tacharon los emblemas y logotipos de las puertas.

Además de las pintadas y las roturas visibles en la última fotografía que se les tomó, cuando aún se encontraban operativos, les fueron arrancados los equipos de comunicaciones militares, les rajaron las ruedas y el cableado del puesto de conductor. También se manipuló el motor de ambas unidades para que sean prácticamente inutilizables. O, por lo menos, deban pasar por manos expertas para ser reparados, siempre y cuando puedan localizar recambios concretos para este modelo en un país como Afganistán. Misión casi imposible.

El coste de estos vehículos, además, los convierte en una de las opciones más asumibles. Fuentes militares aseguran que han costado al erario público «unos 50.000 euros», teniendo en cuenta el coste del vehículo civil de base, al que se le han añadido escapes tipo snorkel, equipos de comunicaciones y un refuerzo de protección en la zona inferior. Un refuerzo que, sin embargo, no era suficiente para garantizar la seguridad de sus ocupantes en una misión en el exterior del aeropuerto.

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