Crítica de “La calle del terror 1994”: Un homenaje al Slasher

La calle del terror 1994
"La calle del terror 1994" (Netflix)
Francisco-Eme
  • Francisco-Eme
  • Soy un graduado en Comunicación Audiovisual y Publicidad, que escribe desde su pasión por y para el cine, donde también intento hacerme un hueco como guionista. "Todo lo que puede ser imaginado es real", Pablo Picasso.

El género Slasher corresponde a todas aquellas películas de terror enfocadas a un público adolescente que huye o se enfrenta a un asesino en serie que no se detiene ante nada. Normalmente, suelen tener debilidades que permiten hacer la lucha algo más justa, pero este subgénero de terror derivado del Giallo italiano alcanzó su máximo esplendor en los 80, con cintas como Pesadilla en Elm Street o Viernes 13, mientras que en los 90 se perdió esa parte de terror visceral, evolucionando hacia el arte del susto y gore digerible a través de películas como Scream, Sé lo que hicisteis el último verano o The Faculty del director Robert Rodríguez. Más tarde como toda moda, llegaría a su fin mediante la parodia de películas como Scary Movie. Sin embargo, los subgéneros van y vuelven y últimamente se está abrazando la tendencia de iniciar una vez más esas agónicas huidas de la muerte a manos de asesinos que cubren su rostro. Netflix no es ajena al reclamo de su público y por tanto, ha rodado tres historias basadas en las novelas de RL. Stine, sobre la maldición de la ciudad de Shadyside. La calle del terror 1994 es un homenaje al slasher que hará las delicias de cualquier fan de este subgénero.

La trilogía pretende recorrer la historia de la ciudad que históricamente parece asolada por asesinos y gente que se vuelve completamente loca. Aunque detrás, lo que se esconde es el origen de la maldición de una bruja, de la que conoceremos todos los detalles en la tercera entrega que se ubicara temporalmente en 1666.

La mezcla perfecta para un mix terrorífico

La primera parte de la Calle del terror 1994 juega a la perfección los reclamos nostálgicos que todos los fans le piden al género, cuando están ante un homenaje de estas características. Una experiencia que tipifica y juega con los estereotipos más llamativos que siempre respira el terror adolescente. Ofrece la sangre y el gore en el punto dramático perfecto, la comedia y el romanticismo justo y unos enfrentamientos llenos de adrenalina, a cada movimiento y paso de los asesinos y de sus víctimas.

Una atmosfera casi arqueológica creada a partir de unas reglas planteadas de forma novedosa, que su directora y guionista Leigh Janiak, plasma con efectismo en cada puñalada, persecución, susto y asesinato. Esta es la principal virtud de este inicio de saga, el reconstruir a partir de elementos manidos la sensación de adentrarnos de lleno en el universo creado por RL. Stine.

 

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