ASESINATO EN TAILANDIA

Daniel Sancho le cortó los dedos de las manos a Edwin Arrieta para que no lo identificaran

Daniel Sancho
El español Daniel Sancho, detenido en Tailandia

El cadáver descuartizado de Edwin Arrieta, cuyo asesinato confesó Daniel Sancho, tenía también los dedos cortados. Esa es una práctica que, según apuntan fuentes policiales, se suele realizar para tratar de ralentizar la identificación de un cuerpo al ser encontrado, y viene a ser un recurso utilizado por asesinos cuando saben que podrían ser relacionados fácilmente con las víctimas. La defensa de Daniel Sancho, único acusado del crimen del colombiano Edwin Arrieta, ha confirmado que los dedos del asesinado habían sido cortados pero, en defensa de su cliente, tratan de argumentar que este hecho significaría que el propio Sancho pudo no ser el autor material del homicidio. Sus abogados esgrimen para ello que no imaginan a su defendido con la suficiente conciencia criminal como para llegar a calcular esos detalles. Algo que contrasta con lo observado en las grabaciones en las que se ve al propio Sancho comprando el material para deshacerse del cuerpo de Arrieta antes de su muerte.

Pese a todo, los tiempos de la investigación encajan frente a las dudas que se plantean desde diferentes ámbitos. La Policía sí pudo resolver, presuntamente, el crimen del cirujano colombiano en un tiempo récord por un pequeño detalle: el ticket del supermercado conde Daniel Sancho compró un cuchillo y útiles de limpieza el día del homicidio.

La Policía encontró el ticket del supermercado dentro de las bolsas de basura que contenían parte de los 14 trozos en los que el homicida descuartizó a la víctima. Fue en la mañana del jueves 3 de agosto y poco después los agentes se presentaban con el ticket en el comercio de Koh Phangan, en la factura figuraba el nombre del establecimiento, el día en que se hizo la compra (el 1 de agosto) y la hora, pasadas las 17:00.

Los investigadores tuvieron un golpe de suerte, el establecimiento todavía no había borrado las imágenes de las cámaras de seguridad de ese día. En ellas, pudieron ver a Daniel Sancho comprando y también la moto con la que llegó al supermercado y su matrícula. El vehículo tenía una pegatina de la tienda de alquiler donde Sancho se hizo con la motocicleta por 55 euros.

Rápidamente, los policías acudieron a la tienda de motos y pidieron los datos de la persona que lo había alquilado. Era Daniel Sancho. La encargada le identificó, aunque no con toda seguridad. Lo mismo hicieron las empleadas del supermercado.

El jueves 3 de agosto por la tarde, en menos de 12 horas tras el hallazgo de los restos, la Policía ya había vinculado a Daniel Sancho con los restos humanos hallados en el basurero ese día por la mañana. Desde entonces los agentes buscaban al joven español. La familia de Edwin también le señalaba, y llamaba a Sancho continuamente pidiéndole que buscara a la víctima por la isla, hasta le ordenaron ir a la comisaría de Koh Phangan a preguntar por Edwin.

La Policía no se podía creer lo que veía cuando, a través de las cámaras de seguridad, vieron llegar a Daniel Sancho en bicicleta acompañado de una mujer. La mujer esperó fuera, Sancho entró a preguntar por Edwin y ya no volvería a salir de la comisaría hasta después de su detención.

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