La última persona que estuvo con la desaparecida de Valladolid la dejó de madrugada en mitad de la nada
Ni había habido fugas previas ni Esther López tenía ningún motivo para salir de su casa el 12 de enero y no haber regresado hasta ahora. Los investigadores de la Guardia Civil han transformado la alerta de la desaparición de esta mujer de 35 años y ya no es un asunto de bajo riesgo, tal y cómo se valoró al inicio de las pesquisas. Ahora la investigación sube de intensidad y se centra en averiguar qué sucedió para que un amigo de la joven desaparecida en un pueblo de Valladolid la dejara abandonada de madrugada en el cruce de una carretera comarcal sin iluminación y en mitad de la nada. El punto exacto lo ha conocido OKDIARIO y arroja más dudas que certezas a los investigadores.
En la casa familia de Esther las horas pasan muy despacio y están llenas de minutos de dolor e incertidumbre. A la angustia de no saber dónde está la chica de 35 años ahora se suma la necesidad de desmentir algunas informaciones tremendamente dolorosas, así que, tal y como han solicitado, personas del entorno de Esther a OKDIARIO, lo primero es asegurar que los investigadores todavía no han encontrado ni el teléfono de la joven desaparecida ni ningún rastro de sangre que haga pensar lo peor.
Pese a eso, los datos que obran en la investigación de la chica desaparecida en Valladolid no son precisamente optimistas, partiendo del inverosímil punto de partida en el que uno de los amigos de la joven colocó la investigación desde el primer momento. De hecho, son sus afirmaciones ante la Guardia Civil las que condicionan el origen desde donde se han realizado las primeras batidas de voluntarios y agentes.
El kilómetro 61 de la carretera A-11 que une Soria con Zamora es el extraño lugar en el que un vecino del pueblo de Esther, Traspinedo, asegura que la dejó pasadas las dos de la madrugada. El sitio no puede ser más inhóspito. A un lado una urbanización apartada de todo, Parque Romeral, al otro un camino de tierra que muere en unas bodegas que tras de sí sólo tienen monte y un gran pinar. Alrededor de este punto kilómetros y kilómetros de campos de cultivo y terreno agreste. Nada más. ¿Por qué dejar allí sola y de madrugada a una amiga?, ¿por qué abandonarla a casi una hora de caminata de su casa? Según este chico, Esther se enfadó porque ella no quería marcharse a casa, según él quería seguir de fiesta.
Sola y a oscuras
Él asegura que la joven perdió los papeles y que ella mismo le exigió detener el coche para que se bajara en una vía de servicio polvorienta y sin asfaltar de la carretera. Quienes conocen esa vía y la han transitado a altas horas de la madrugada aseguran que el tráfico es casi inexistente, así que no hay testigos que pueden corroborar la versión del joven, sobre la que existen dudas de cómo se produjo, pero sobre todo por qué no llevó este chico a Esther hasta Traspinedo, un recorrido en coche de poco más de 6 kilómetros que le hubiera llevado escasos cinco minutos en recorrer en coche.
De hecho, el relato de este joven tiene parte del trayecto con Esther de aquella noche compartido con otra persona, otro joven, a quien el conductor del coche asegura haber dejado unos 600 metros antes que a Esther en un área de servicio llamada La Maña. Al parecer ese otro chico vive cerca de ese lugar, lo que hace plantearse a los investigadores otra cuestión: ¿se enfadó Esther en ese lapso de medio kilómetro entre la parada del amigo y el cruce donde la dejó el conductor?, ¿es casual que dejara a Esther justo delante de la entrada de la urbanización donde el chico que conducía tiene una casa?
Si los investigadores pasaran por alto todo lo anterior serían negligentes a la hora de atar los cabos de una historia que es difícil de sostener y a la que le quedan muchos cabos por atar. La Guardia Civil ve contradicciones en las horas previas a la desaparición de la joven de Valladolid La familia de la joven no quiere llegar a conclusiones precipitadas y se centran en lo importante: que más pronto que tarde se sepa que le ha sucedido a la joven de 35 años. “Cada llamada o cada visita de la Guardia Civil es un suplicio, porque, por una parte, quieres que te den novedades, pero por otra esas novedades te dan mucho miedo”, explican fuentes cercanas a la familia de la joven desaparecida en Valladolid. Los mismos que no reconocen el comportamiento de su familiar desaparecido en el relato de la última persona que en teoría la vio con vida.