Joaquín Ferrándiz, el asesino en serie de permiso en Valdepeñas atemoriza al pueblo
Joaquín Ferrándiz está pasando unos días de permiso en un piso de Valdepeñas
Estaba condenado a 69 años de cárcel, pero antes de llegar a cumplir los 25 entre rejas Joaquín Ferrándiz, el conocido como asesino en serie de mujeres en la provincia de Castellón, donde acabó con la vida de cinco de ellas, ha dejado la cárcel y está acogido durante unos días en un piso de la localidad de Valdepeñas. Los vecinos, 30.000 habitantes, tienen miedo.
Ferrándiz ya habría disfrutado de dos permisos penitenciarios de cuatro días cada uno de ellos, que pasó en la residencia de los Padres Trinitarios en Valdepeñas. Ahora se aloja en el mismo lugar. Allí trabaja junto al párroco de la prisión de Herrera de la Mancha en la reinserción de presos. Su salida definitiva está prevista para julio de 2023 tras cumplir 25 años de condena, lo máximo que un condenado puede estar en prisión, pero gracias a privilegios penitenciarios ha podido tener permisos antes.
Joaquín Ferrándiz fue detenido el 29 de julio de 1998 tras el asesinato de cinco mujeres en Castellón. El juicio se celebró el 14 de enero de 2000 y fue encontrado culpable de estos cinco asesinatos más el intento de otro y un delito de imprudencia con lesiones. En total, 69 años de cárcel.
Durante su estancia en prisión no ha protagonizado ni un solo incidente e incluso ha realizado trabajo de ordenanza al servicio de los funcionarios de su módulo. A pesar de tener derecho desde 2015 por tener dos tercios de la condena cumplidos nunca había pedido el paso a tercer grado que le hubiese puesto en semilibertad. Ferrándiz asesinó a Sonia Rubio, Natalia Archelós, Mercedes Vélez, Francisca Salas y Amelia Sandra García entre el 2 de julio de 1995 y el 14 de septiembre de 1996.
La Policía le seguía las huellas desde febrero de 1996 cuando una mujer logró evadirse antes de ser raptada y dio su descripción a los agentes. Joaquín Ferrándiz es considerado un asesino en serie, pero también un “imitador”, ya que antes de ser detenido y condenado por estas cinco muertes había cometido el 6 agosto de 1989 su primer crimen. Ese día, atropelló intencionadamente a una mujer de 18 años que iba en moto. Luego se paró y se ofreció a llevarla a un hospital porque se había fracturado un tobillo, pero en realidad llevo a la joven a una zona apartada y la violó.
Entonces fue detenido por ello gracias a la identificación de un testigo que presenció el accidente. Por aquello fue condenado a 14 años de cárcel durante los que compartió celda con otro hombre condenado por asesinar a su mujer. De este asesino copiaría el ‘modus operandi’ que más tarde empleó en sus asesinatos.
En 1995 fue puesto en libertad condicional después de que sus amigos y familiares iniciasen una campaña mediática denunciando su internamiento como injusto. Además, su buen comportamiento en prisión contribuyó a un informe favorable para su libertad.
Pero sólo unos meses Ferrándiz comenzó a violar y matar. Su primera víctima fue Sonia Rubio, una profesora de inglés a la que secuestro en Benicássim (Castellón) a la salida de una discoteca el 2 de julio de 1995. Un año más tarde, en septiembre de 1996, violó y asesinó a otra joven, Amelia Sandra, a la que secuestró a la salida de un local de ocio nocturno de Castellón de la Plana.
Tras su detención el 29 de julio, Ferrándiz confesó de manera espontánea a los agentes el asesinato de otras tres mujeres que ejercían la prostitución en Castellón, Natalia Archelos de 24 años, Mercedes Vélez de 29 y Francisca Salas de 24