Una testigo relata el grave maltrato que sufría la víctima de Menorca antes de su muerte
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Varios testigos del juicio por el crimen del jacuzzi de Menorca han relatado este martes, ante el Tribunal del Jurado, graves episodios de violencia de género sufridos por la víctima antes de su muerte en junio de 2018, presuntamente a manos de su pareja.
Según informe la agencia Europa Press, la Fiscalía y el Govern balear piden una condena de 25 años de cárcel para el marido de la fallecida, al que acusan de haber preparado a su esposa un cóctel con una dosis letal de MDMA y sangría y de haberle sumergido la cabeza en el agua para terminar de matarla.
Inicialmente el caso se consideró una muerte accidental. El hombre sostiene que se durmió y se encontró a su mujer inerte en el jacuzzi. El suceso tuvo lugar en una nave industrial de Ciutadella, en junio de 2018, si bien el viudo no fue detenido hasta un año más tarde, en noviembre de 2019.
En 2013, la pareja de origen venezolano ya residía en un municipio de Menorca. Un día la mujer llamó a la puerta de sus vecinos «llena de golpes». «Estaba llorando y me pidió que por favor la acompañara al médico y a la Policía. Dijo que había tenido que escapar por una ventana porque él la había encerrado, y que había esperado a que estuviera completamente dormido para poder escapar», ha explicado su vecina de entonces.
La vecina acompañó a la mujer a denunciar, y se le concedió un piso de protección. «Hace 12 años que trabajo en una casa de acogida para víctimas, y nunca hubo una mujer en el estado en el que entró esta señora», ha explicado una trabajadora social. La mujer «casi no podía abrir los ojos de la hinchazón que llevaba», presentaba «una herida en la nariz, las orejas negras» e incluso «mordiscos en las nalgas». Además, tenía una aplicación en el móvil para controlar su posicionamiento mediante GPS.
Su vecina ha indicado que un año más tarde, cuando la llamaron a declarar por este caso de violencia de género, la víctima le anunció en el Juzgado que había retirado la denuncia: «Me dijo que había vuelto con él y que le había perdonado».
Un amigo del matrimonio ha confirmado que el hombre «la controlaba» y que incluso dejaba el teléfono grabando cuando ella hablaba con amigas para escuchar después lo que habían hablado. Además, ha afirmado que la víctima no era consumidora de drogas, lo que contradice la versión del acusado.
Por su parte, la hermana de la víctima ha declarado que el acusado obligaba a la víctima a consumir drogas y a «mantener relaciones sexuales con otras personas que no conocía». También le revisaba el teléfono y «no podía llegar tarde».
La hermana de la víctima también cree que en una ocasión el acusado le puso droga en una bebida. «Perdí el conocimiento y cuando desperté estaba completamente desnuda en la playa», ha dicho.
La mujer se enteró del fallecimiento de su hermana por una amiga que estaba en la nave industrial donde ocurrieron los hechos, y no por el acusado. Recibió el mensaje al aterrizar en el aeropuerto de Barajas tras llegar de Venezuela, antes de tomar la conexión a Mahón. Enseguida temió que el acusado tuviera algo que ver y enseñó los mensajes a un policía.
Entonces sonó el teléfono y la mujer no se atrevía a cogerlo. El policía lo hizo por ella y se hizo pasar por un amigo suyo que había ido a recogerla al aeropuerto. Cuando preguntó por su hermana (la víctima) el acusado contestó, «muy tranquilo», «que no podía ponerse porque no se encontraba bien», y que cuando se encontrara mejor llamaría. «Y me colgó, volví a llamar y salía apagado». El policía encontró sospechosa esta actitud y dio aviso a sus compañeros en Menorca.
En la vista también ha comparecido la que fue la nueva pareja del acusado aproximadamente un año después del crimen. El acusado nunca le habló de la muerte de su anterior esposa hasta que en una comida con amigos alguien brindó por ella y salió el tema. «Me dijo que había sido un accidente, que había avisado a su abogado y a urgencias», ha contado la mujer, que ya no mantiene una relación con el procesado.
La testigo ha contado que, cuando eran pareja, en una ocasión se empezó a sentir mal después de beber unos chupitos. «Le pedí que me llevara a un médico, le dije que me faltaba el aire, pero él me llevó a la ducha y me empezó a mojar», ha dicho su expareja, que también ha indicado que el hombre le ofreció droga insistentemente. En otra ocasión se quedó «noqueadísima» después de tomar una bebida que le había preparado el hombre.
Se da la circunstancia de que Venezuela había solicitado en 2015 la extradición del acusado como presunto autor de la muerte de una pareja anterior en 2010. Según consta en la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela solicitando la extradición, la mujer desapareció el 31 de diciembre de 2009 y el 5 de enero de 2010, sobre las 6.00 horas, su cadáver fue encontrado sobre la tierra cerca de un pozo, en un lugar apartado, en el estado venezolano de Miranda.
El cuerpo fue hallado en estado de descomposición y sin ropa. Presentaba una herida en la sien izquierda y junto al cadáver se encontraron un zapato, una pulsera y una pieza de un vehículo. La investigación de las autoridades venezolanas señaló como responsable a su pareja, y en febrero se dictó una orden de detención por delitos de homicidio y violencia sexual.
Sin embargo, el hombre ya había abandonado el paísdos días después de la muerte, según informó la fiscal al inicio del juicio en España-. En 2015 la Justicia venezolana tuvo conocimiento de que el acusado había sido detenido en Barcelona y procedió a solicitar la extradición, pero fue denegada.