El acusado de matar a su tía, en un audio a su hija: «Me ha tocado tanto los huevos que la he asfixiado»
El acusado de asesinar a su tía en mayo de 2021 en el barrio sevillano de Pino Montano ha declarado este lunes que cuando cometió el crimen sólo quería «que se callara». Francisco Manuel Prados Bernardinos estranguló con su camiseta a la víctima, con la que mantenía relaciones sexuales a cambio de dinero, y acto seguido mandó unos audios a su hija confesando los hechos: «Me ha tocado tanto los huevos que la he asfixiado».
En el juicio con jurado popular celebrado en su contra en la Audiencia Provincial de Sevilla, el acusado ha manifestado que el día en que sucedieron los hechos se encontraba «borracho» y estaba «de los nervios» porque la víctima le «atosigaba» y le estaba «chillando». Según la versión de F.M.P.B., había bebido ocho o nueve litros de cerveza, además de tomarse dos o tres rivotriles (ansiolítico) y fumarse medio porro. «Yo sólo quería que se callara», ha señalado.
La sesión ha comenzado con la reproducción de una serie de notas de voz remitidas vía WhatsApp por el acusado a su hija, de entonces unos 20 años de edad, justo después de cometer el crimen. «La he matado. Me la he cargado. La tengo aquí muerta. Me ha tocado tanto los huevos que la he asfixiado hasta matarla. La he estrangulado con mi camiseta», exponía el acusado.
«No me voy a comer 15 años por esta mierda», asevera varias veces el acusado en otros de los audios, pidiendo a su hija que no contase «nada a nadie» y reclamándole que se trasladase hasta la vivienda de la víctima, escenario del crimen, y le prestase «ayuda» para «inventar cualquier cosa». Según comenta en una de las notas de voz, estaba «acojonado» ante la situación, ante la cual su hija le aconsejaba en otras notas de voz también reproducidas en la vista oral que se entregase a la Policía, postura rechazada por el inculpado en otra de las notas de voz.
Relaciones sexuales por 30 euros
Ante estas notas de voz, F.M.P.B., «culpable confeso» del crimen según ha precisado su abogada defensora, ha reconocido que la voz que suena en las mismas es la suya, pero se ha desligado de «esas barbaridades» contenidas en los audios, alegando que aquella noche «estaba borracho».
El acusado, que se ha negado a contestar preguntas del fiscal y sólo ha respondido a su abogada, ha narrado que mantenía relaciones sexuales con la exesposa de su tío a cambio de dinero, toda vez que la mujer, de 67 años y conocida como ‘Cuqui’, sufría una enfermedad degenerativa y precisaba de una silla de ruedas para desplazamientos mínimos, teniendo reconocido un 86% de minusvalía y padeciendo además trastornos psicóticos.
En ese sentido, el acusado ha admitido que mantenía relaciones sexuales con esta mujer a cambio de 30 euros por ocasión, explicando que la mañana del día 26 de mayo de 2021 la víctima contactó con él vía WhatsApp para acordar una cita en un bar, al que acudió tras haber bebido ya «dos litros» de cerveza, pues es «alcohólico desde los 19 años» y además por aquella época consumía cocaína y hachís, según sus palabras.
«Sólo quería que se callara»
Francisco Manuel Prados ha narrado que durante la jornada tuvo diversos encuentros con la víctima, a la par que continuaba consumiendo alcohol, manifestado que la mujer le «atosigaba» y que por su insistencia y sus insultos le tenía «atacado de los nervios», incluso cuando estaba tomando medicamentos contra la ansiedad. Entre otros aspectos, ha señalado que ella trasladaba a sus amistades que él era «su novio», extremo que él no compartía.
Aquella jornada, la mujer le habría insultado con descalificaciones como «cabrón» o «hijo de puta», según el acusado, que siguió bebiendo cerveza y fumó «medio porro». Ya entre la medianoche y las 01:00 horas del 27 de mayo, ambos estaban «en la cama» de ella realizándose «tocamientos», cuando él se levantó y decidió marcharse. Todo ello, cabe recalcar, se ha detallado tras consultar a su abogada defensora «qué versión» debía explicar.
En ese momento, según su relato, la mujer se habría levantado de la cama y habría caminado hacia él para agarrarle «del chándal» y arrebatarle el teléfono móvil, al tiempo que le insultaba y no paraba de «chillar». Entonces, según ha sostenido el acusado, cogió su propia camiseta y la puso alrededor del cuello de la víctima. «Yo sólo quería que se callara. Yo estaba de los nervios», ha asegurado.
Finalmente, el acusado ha afirmado que se arrepiente «desde el primer momento» de los hechos, por los cuales la Fiscalía reclama para él 25 años de cárcel por un delito de asesinato, mientras su abogada defensora ha explicado al jurado popular la diferencia entre dicho delito y el de homicidio, en el que no concurren los requisitos de «dolo, alevosía o ensañamiento», y penado con entre diez y 15 años de prisión.