Dos guardias civiles se juegan la vida para salvar a dos turistas italianos que se ahogaban en Canarias

Los hechos ocurrieron en la localidad de Puerto Rico, en el municipio de Mogán (Gran Canaria). La pareja de guardias civiles acudió inmediatamente a una llamada de socorro. Allí había más de medio centenar de personas siendo testigos, horrorizados, de como dos jóvenes de nacionalidad italiana trataban de luchar contra el fuerte oleaje que les impedía salir del agua en una zona especialmente compleja de mareas. Sin pensárselo, saltaron al agua jugándose la vida para salvar la de los dos turistas italianos. Uno de ellos, al que estuvieron reanimando durante una hora, fallecería doce horas después.

La zona donde se produjo, denominada la Cala del Caracol por la característica escalera que da acceso al mar, es muy conocida por su peligrosidad. En los últimos años se ha cobrado varias vidas, ganándose el apodo entre los lugareños de la ‘cala de la muerte’. De hecho incluso se ha barajado derribar esa gran escalera de caracol para impedir que la gente baje hasta al agua, ya que de nada sirven los carteles de prohibido el baño que se han instalado.

Ahí precisamente fue donde llegaron, pasadas las 18 horas del pasado 4 de noviembre, los dos agentes de la Guardia Civil. Cuentan las crónicas de la prensa local que un aviso les había alertado de la presencia de bañistas en graves apuros por el oleaje. Los guardias civiles, pese a conocer el historial de ahogamientos en esa zona y siendo ya una hora casi crepuscular, no se lo pensaron y se lanzaron escaleras abajo en busca de los dos jóvenes en apuros. Uno permanecía aferrado a un aro salvavidas que le había lanzado alguno del medio centenar de personas que presenciaban la escena. El otro se encontraba ya inconsciente y boca abajo, flotando entre las olas que les golpeaban contra las rocas.

Sin perder un segundo, según ha podido saber OKDIARIO por parte de testigos presenciales, uno de los agentes se lanzó al mar. El otro, situado en una de las rocas cercanas, esperaba dispuesto a subir a tierra firme a los jóvenes atrapados. En medio de uno de los intentos, el segundo guardia cayó al agua. Las olas comenzaron a menear a los dos agentes, que seguían intentando una y otra vez sacar a los jóvenes. Se golpearon en varias ocasiones contra las rocas. Según testigos presenciales, la desesperación cundió entre quienes presenciaban la escena al pensar que los guardias se sumarían a los dos jóvenes como nuevas víctimas de esa ‘cala de la muerte’.

Pero no fue así. Finalmente consiguieron vencer al oleaje y llevaron hasta la orilla a los dos jóvenes. Ahí empezó la segunda batalla, la de salvar al que había estado boca abajo durante minutos en el agua. Le practicaron insistentemente la reanimación cardio pulmonar, tal y como recuerdan vecinos que estaban presenciando el rescate.

Minutos más tarde llegaron al lugar otra patrulla más de la Guardia Civil, bomberos de Gran Canaria y ambulancias de los servicios de emergencia, que se hicieron cargo de las reanimaciones. Durante una hora trataron de sacarle de la parada cardiaca, consiguiendo estabilizarlo. Uno de los jóvenes se encuentra en perfecto estado de salud gracias a la rápida actuación de esta pareja de agentes, mientras que el otro falleció doce horas después tras no superar las consecuencias del ahogamiento.

Ahora, ambos agentes se han convertido en héroes ya no solo para los habitantes del municipio sino para sus propios compañeros. Máxime en estos días en que en la Guardia Civil han conocido esa ley de seguridad ciudadana que proyecto el Gobierno, y que viene a recortar la capacidad de actuación de los cuerpos policiales y a situarles, de nuevo, en el centro de la diana.

Desde luego, lo que queda claro es que el conocido espíritu benemérito de esta institución, con más de 175 años de servicio, estará siempre a disposición del ciudadano, exponiéndose a situaciones que pongan en peligro su propia vida, cosa que quedó patente en esta actuación puesto que fueron varios los presentes que reconocieron la labor de los dos Guardias Civiles, por su mérito y valentía.