TRAGEDIA EN MADRID

El camarero fallecido en el incendio del Burro Canaglia participó en el casting de ‘Operación Triunfo’

incendio restaurante julian robles
Ángel Moya

El camarero fallecido en el incendio del restaurante madrileño Burro Canaglia participó en el casting de Operación Triunfo. Julián (Jay) Robles llegó a la capital de España desde la alicantina Benidorm, decidido a hacerse un hueco en el panorama musical español. Ya destacó durante el casting del programa Operación Triunfo 2020 y sólo llevaba una semana trabajando en el Burro Canaglia. El local se convirtió en una ratonera de fuego el viernes por la noche. Dos personas murieron allí mismo y el fuego y el humo dejaron una larga lista de heridos, no pocos de ellos de carácter grave.

Su vocación y su sueño seguía siendo la música. Y a eso centraba sus objetivos mientras, para abrirse paso económicamente, se ganaba la vida como camarero en la capital de España.

Cuando se presentó a la edición de 2020 de Operación Triunfo, Julián Robles Aparicio, cuyo nombre artístico es Jay Robles, fue superando todas las cribas, fase a fase, hasta que se quedó en la última. Finalmente no superó el pase final al concurso de talentos. Lo rozó, se quedó a las puertas, pero no se dio por vencido y mantuvo viva su pasión musical en todo momento.

Jay Robles, que en aquel casting se describía como «un cacho de pan» y «muy sociable», luchó en todo momento por hacerse un nombre en el difícil mundo de la canción. Lanzó un sencillo, Cualquiera, con el que se abrió paso en la red social Youtube.

La tragedia segó la vida de Jay Robles y de una clienta del establecimiento en la noche del pasado viernes. La falta de salida de emergencia convirtió el local en una trampa mortal. Salir fue tarea imposible para la mayor parte de quienes se encontraban en el interior. Sin vía de escapatoria, quienes se toparon con la rápida cortina de fuego y humo tuvieron que agolparse al fondo del habitáculo, sin posibilidad de huida.

La cercanía del parque de bomberos situado en las proximidades, en la calle de Alcalá, evitó que murieran más personas. Los segundos se hacían eternos entre gritos desgarradores, como los de una mujer que pedía desesperadamente ayuda convencida de que iba a morir entre las llamas y el humo que se adueñaron en este local.

El flambeado de una pizza en la propia mesa de unos clientes desató el devastador incendio. La llama del soplete prendió y envolvió el local en fuego. La decoración del techo, con plantas sintéticas que llenaban toda la cubierta a una corta altura, se convirtió en combustible letal.

Se da la circunstancia de que, en su día, un influencer había advertido precisamente del peligro de esa costumbre que tenía el establecimiento de flambear las pizzas en las propias mesas de los comensales. Ahora el caso está en manos de los investigadores, que están revisando tanto la documentación relativa a las licencias e inspecciones de este negocio como las características que presentaban las instalaciones.

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