Qué es la ‘paradoja de la extinción’ que explica la voracidad de los incendios como los de Italia y Grecia

Desconocemos los bosques y su ecosistema rural y la llamada 'paradoja de la extinción'

Incendios en Italia: así huyen del fuego los afectados atravesando las llamas en sus propios coches

incendios cadiz
Un bombero se enfrenta a las llamas. (Carlos Castro Europa Press)
María Ruiz
  • María Ruiz
  • Portadista. Especialista en 'breaking news' y noticias de nacional, sociedad e internacional.

La voracidad de los grandes incendios forestales es cada vez mayor, como se está viendo en los que se producen en los últimos años en España, en otros países de Europa, en EEUU o Australia. Los expertos, bomberos e ingenieros forestales, dan varios argumentos para explicarlo, pero todos coinciden en una cosa: en que desconocemos los bosques, su ecosistema rural y la llamada paradoja de la extinción.

El urbanismo ha extendido sus redes de tal forma en el mundo rural que los incendios, que antaño eran pequeños, e incluso, en cierta forma, sanadores para las masas arbóreas y de monte, ha descontrolado la extinción de las llamas, cada vez más voraces y destructoras.

En los años 50, el ruralismo deja de tener importancia, los pobladores de se van hacia las ciudades y los pequeños incendios, que antes combatían los hombres del campo, que trabajaban en invierno para impedirlos en verano, cambió la forma de actuar sobre los fuegos. A partir de entonces se empezó a extinguirlos: la tecnología sustituyó a la prevención. Desde entonces, se les trata, erróneamente, como una emergencia más del cambio climático, en vez de un asunto de gestión de recursos del ecosistema forestal.

Un fuego que se produce en una zona se combate con medios antiincendios; pero el año siguiente, vuelve a producirse otro en la misma zona y se combate igual. Y al año siguiente pasa lo mismo. ¿Por qué? Porque cada incendio que se combate ha concentrado más combustible, más vegetación quemable, por lo que cada año hay más peligro de que se incendie la zona. Es la llamada paradoja de la extinción de los incendios y los bomberos e ingenieros la conocen muy bien. Avisan de que llegará un momento en que la zona está tan llena de combustible que se descontrolará y será casi imposible apagarlo si no ayudan unas lluvias, por ejemplo.

El combustible es uno de los parámetros por los que los expertos clasifican los incendios. En un incendio forestal es el tipo la vegetación presente en el territorio, que dibuja la distribución espacial, la continuidad horizontal o vertical y la carga del fuego. Los combustibles en los incendios forestales mediterráneos son:

– El pastizal de menos de un metro de altura
– Las zonas húmedas y pantanosas
– El matorral
– El espacio regenerado
– El matorral debajo del arbolado
– Los restos de otros incendios

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Pastizal de menos de un metro de altura

Zonas húmedas y pantanosas

Matorral

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Regenerado

Matorral debajo de arbolado

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Regenerado

Incendios de sexta generación

Esta paradoja de la extinción es la que ha hecho que España ya sea un país que tiene los llamados incendios de sexta generación: los peligrosos megaincendios que generan tormentas de fuego. Es lo que está ocurriendo con los incendios que estos días devastan el sur de Italia, Grecia y Argelia.

La superficie forestal quemada en España este 2023 ronda las 59.500 hectáreas, frente a las 73.200 que ardieron en todo  2022. Pero los datos del Ministerio de Transición Ecológica revelan que en 2013 sólo se quemaron 12.559,95 hectáreas. Esto supone un incremento de un 474,27%. Desalentador.

(Imágenes: Conselleria valenciana de Agricultura, Desarrollo Rural,
Emergencia Climática y Transición Ecológica)

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