Ni Oyambre ni La Concha: esta es la playa de España favorita de Bruce Springsteen
Bruce Springsteen tiene 75 años y ha dedicado su vida al mundo del espectáculo
El artista se ha dejado ver en una conocida playa del País Vasco, al norte de España
En 2008 concedió su primer concierto en el País Vasco y fue todo un éxito
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Bruce Springsteen ha visitado numerosos rincones del mundo, pero pocos lugares han logrado cautivarle de la forma en que lo ha hecho la ciudad de San Sebastián. Lejos del bullicio mediático o de los grandes enclaves turísticos, el artista ha encontrado en el litoral donostiarra un espacio de calma, discreción y belleza, donde su figura se funde con el paisaje sin sobresaltos. Allí no es una leyenda de la música, sino un visitante más que camina junto al mar con paso sosegado.
El vínculo entre el intérprete de The River y la capital guipuzcoana no surgió de manera casual. Desde su primer concierto en 2008 en tierras vascas, su presencia en la ciudad se ha ido repitiendo con notable regularidad, tanto por motivos profesionales como personales. Con el tiempo, esa relación ha evolucionado hasta convertirse en una devoción íntima, alimentada por sus propias experiencias en la zona y la hospitalidad con la que ha sido recibido. Su elección no es ni Oyambre ni La Concha, se ha decantado por otra opción interesante y en OKDIAIRO sabemos cuál es.
La playa preferida del artista
De entre todos los espacios que ofrece San Sebastián, hay uno que Springsteen parece guardar con especial estima: la playa de Ondarreta. A menudo eclipsada por su vecina más célebre, La Concha, este arenal discreto pero elegante se ha convertido en el refugio predilecto del músico. Lo que otros ven como una playa urbana más, él lo contempla como un paraíso recogido en el que se entrelazan la serenidad del mar, la arquitectura señorial y el pulso sosegado de una ciudad que sabe guardar secretos.
Ubicada en el barrio del Antiguo, esta playa de poco más de medio kilómetro de longitud ofrece un entorno cuidado, accesible y sorprendentemente tranquilo, incluso en los meses estivales. A sus espaldas se eleva el Monte Igueldo, cuya silueta nostálgica aporta una atmósfera de postal. Frente a ella se extiende el Palacio de Miramar, cuyas fachadas neogóticas completan un entorno de carácter sobrio y elegante.
Quienes frecuentan Ondarreta saben que no se trata únicamente de una playa. Es un enclave cargado de vida cotidiana y autenticidad. Familias que se instalan desde primera hora, niños que se agrupan en torno al parque infantil y nadadores que desafían las corrientes para llegar hasta la isla de Santa Clara componen un mosaico dinámico y fresco.
Y quizá sea esa naturalidad lo que atrapa al artista de Nueva Jersey. Acostumbrado a los focos y a la exposición constante, Bruce encuentra allí una pausa necesaria.
Ondarreta, un lugar para soñar
El entorno de Ondarreta es un lugar increíble. En sus calles aledañas y en los barrios cercanos se concentra una de las ofertas gastronómicas más ricas del país. Desde bares tradicionales con pinchos rebosantes de sabor, hasta templos culinarios con reconocimiento internacional, todo convive en armonía. La cocina vasca, con sus productos de temporada, se presenta como una experiencia tan artística como un buen concierto.
No es raro que Springsteen haya repetido visitas a establecimientos como Bokado o Illarra, conocidos por combinar calidad, entorno y discreción. Tampoco sorprende que prefiera alojarse en el Hotel María Cristina, un emblema de la ciudad, frente al río Urumea, desde el que se divisa el Cantábrico. Allí ha permanecido en varias ocasiones, siempre con la misma preferencia por lo elegante y lo esencial.
El vinculo de Springsteen con España
La elección de San Sebastián para su único concierto en España durante 2025 no responde al azar. Es una ciudad que, más allá de su infraestructura cultural, le transmite algo personal. Esa conexión, que él mismo ha mencionado en declaraciones previas, parece afianzarse con cada regreso. No se trata solo de un destino profesional, sino de un lugar que siente suyo.
En sus visitas, ha evitado el protagonismo, y sin embargo, su presencia ha dejado huella. La ciudadanía lo recibe con respeto y afecto, pero sin excesivo ruido, algo que él parece valorar profundamente. Hay una complicidad tácita entre la ciudad y el músico que escapa a los titulares. Es una relación madura, sin necesidad de explicaciones, construida sobre la admiración mutua.
Ondarreta no tiene la espectacularidad escénica de otras playas del norte, ni presume de fama internacional. Pero precisamente en esa modestia se encuentra su fuerza. Es un espacio que se deja descubrir con el tiempo, que no exige la atención inmediata del visitante y que recompensa a quien sabe observar. Su horizonte es limpio, su atmósfera sosegada, su esencia intacta.
Springsteen, que ha recorrido escenarios y playas de medio mundo, parece haber encontrado allí un equilibrio poco habitual. Quizá sea el viento del Cantábrico o el sonido constante de las olas. O puede que simplemente sea ese paisaje que no juzga ni reclama, que solo acompaña. Como una canción que no necesita subir el volumen para emocionar.
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