Coronavirus. Historias en primera persona.

Gala, la valiente española de 13 años a la que la crisis del coronavirus sorprendió en los Alpes franceses

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Gala Guardado. Foto. Cortesía de Gala
María Villardón

Gala Guardado tiene 13 años, es de Gijón (Asturias) y cursa Segundo de la ESO en el colegio de la Asunción. Desde el pasado día 6 de enero disfruta de una beca de estudios en la localidad francesa de la Alta Saboya, Saint Gervais-Montblanc, y competía en esquí con el Club de Esquí de Les Contamines. Esta asturiana, al igual que toda su familia, es una gran apasionada del esquí y decidió, junto a sus padres, que los Alpes galos serían un lugar magnífico para practicar el francés y, además, disfrutar de los deportes de invierno.

Allí, viviendo esta divertida experiencia invernal, a Gala le sorprendió la crisis sanitaria del COVID-19 y el consiguiente cierre de fronteras entre países. No ha podido regresar a casa para pasar el confinamiento con sus padres, pero está viviendo, desde luego, un periodo muy feliz junto a su familia francesa con la que disfruta de la naturaleza y la nieve. 

«Hasta que todo se disparó, la crisis del coronavirus se aceleró y Gala finalizó el segundo trimestre francés nos encontramos, no sólo con el confinamiento, sino, además, con el cierre fronteras de España y Francia», relata a OKDIARIO su madre, Rosaura. «Ni las embajadas ni tampoco el Ministerio de Exteriores nos cogieron el teléfono, así que tras hablar con el consulado de Francia en Bilbao y también la Guardia Civil del puesto de fronteras de Hendaya decidimos que la mejor opción para nuestra hija era esperar a que todo pasase y se quedara confinada con su familia de los Alpes», añade.

La familia con la que vive Gala, los Louvier, Armad y Laure, tienen dos hijos, Charlotte y Clement, con los que la asturiana ha hecho muy buenas migas, porque, al igual que ella, «también son fanáticos del deporte blanco», apunta Rosaura. «Estamos muy agradecidos a esta familia, están tratando a Gala como una tercera hija, al igual que a su tutora y profesora del centro Assumption Montblanc, Madame Christelle Curral, que es una persona increíble».

«Pensamos en ir en coche o traerla en avión, pero ya había demasiado caos»

Gala Guardado. Foto. Cortesía de Gala
Gala Guardado. Foto. Cortesía de Gala

«En un principio pensamos en ir a por ella en coche y traerla, pero desde la puerta de casa hay decenas de controles, imagina con todos los que nos íbamos a encontrar hasta llegar casi a la frontera con Italia, a pesar de tener certificados de los colegios», explica su madre.

Tras sopesar el viaje en coche y descartarlo, detalla, «nos planteamos traerla de vuelta en avión, pero debía ir a Ginebra, a 70 kilómetros de donde vive y también lo descartamos. No podíamos dejar a una niña de 13 años volar sola o estar horas en el aeropuerto si hay retrasos porque, además, las compañías anularon el servicio de acompañamiento. Así que, como ella estaba bien y feliz, decidimos que no era momento de viajar».

Gala con su familia en los Alpes franceses. Foto. Cortesía de Gala

No obstante, y a pesar del susto inicial por no poder traerla a casa, comenta Rosaura, «la experiencia está resultando increíble para nuestra hija». Cada día, gracias a las videollamadas telefónicas, sus padres y su hermano Martín, de 11 años, hablan con ella: «Está estupendamente, muy cuidada y eso, la verdad, para nosotros es toda una garantía de tranquilidad».

Gala, que desafortunadamente ya no puede disfrutar de la gran pasión de deslizarse sobre sus esquís debido a las normas de confinamiento, sí que sale a dar caminatas de una hora –permitidas– por los alrededores de Saint Gervais-Montblanc en plena montaña y explota también la vena artística que tiene dibujando lo que pasa por su imaginación –»Es una niña muy artística», dice su madre– y, de paso, mandar ánimos desde Francia a todo el personal sanitario de nuestro país y del mundo con el mensaje. «Venceremos».

Dibujo de Gala hecho en los Alpes franceses para apoyar a los sanitarios. Imagen: Cortesía de Gala.

«Con los positivos en Les Contamines nos asustamos, la llegada del virus era real»

La alarma de estos padres se disparó primero a principios de febrero, aún España no tenía ningún caso de COVID-19 ni restricciones de movimiento,  cuando la propia Gala les dijo por teléfono que el coronavirus había llegado hasta Les Contamines. En esta idílica localidad había cinco británicos, entre ellos un niño de nueve años, infectados y habían tenido que ser hospitalizados.

Además, el contagio llegaba en el peor momento, en el pico de la temporada de esquí de las familias, ya que coincide con las vacaciones escolares de invierno en la región parisina y también en Occitania. El origen del contagio fue un británico que había viajado a Singapur por trabajo y visitó el chalet donde se alojaban los británicos, uno de los cuales, ya infectado, voló a Mallorca, su lugar de residencia y dio positivo, uno de los primeros casos positivos de nuestro país.

«Nos asustamos, pero estos cinco casos pusieron en alerta al pueblo sobre la llegada de un virus que ya era real y se tomaron todas las medidas necesarias. En los colegios se implanto desde el primer día estrictas medidas de higiene de manos con geles higieanizantes, distancia social en la medida de lo posible, etc», explica Rosaura. «Todo ello mientras que los urbanitas del resto de Europa seguíamos viéndolo como ese ‘virus de los chinos’ al que no dábamos importancia», añade.

Ni Gala ni sus padres, probablemente, olvidarán esta vivencia durante el confinamiento del coronavirus, uno de los momentos más críticos que ha vivido el mundo en el S. XXI. Sin embargo, han decidido que, a pesar de la distancia y la preocupación, van a sacar una enseñanza positiva de todo esto porque, aunque Gala no puede estar con ellos en su casa de Gijón, sigue aprendiendo francés en familia, trabajando en el colegio gracias a las clases online y con la suerte de poder gozar de un paraje natural con las privilegiadas vistas del Mont Blanc. Está confinada, como todos, es cierto, pero de una sabia naturaleza de la que poder disfrutar. Así que, bueno, ni tan mal. 

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