De arreglar bombas con clips a una vida de retiro absoluto: así acabó el actor que encarnó a MacGyver
Richard Dean Anderson fue el protagonista de 'MacGyver'
'MacGyver' alcanzó tanta popularidad porque se emitió en 70 países
En 2009, el artista dejó de aparecer en la gran pantalla
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Durante buena parte de los años 80 y 90, fue imposible encender la televisión sin encontrarse con el rostro de Richard Dean Anderson, el hombre que encarnó a uno de los personajes más emblemáticos de la pequeña pantalla: MacGyver. Su imagen quedó grabada en la memoria colectiva como la de un hombre capaz de desactivar bombas con clips y escapar de los peores escenarios con tan solo una navaja suiza y un poco de ingenio. Pero mientras el personaje se convertía en leyenda, el actor que lo interpretaba comenzaba un viaje muy distinto, que con los años lo llevaría a apartarse casi por completo del foco mediático.
Aunque nunca aspiró a convertirse en un símbolo sexual ni en el típico héroe musculoso de Hollywood, Richard Dean Anderson acabó ocupando ese rol sin quererlo. Nacido en Minneapolis en 1950 y el mayor de cuatro hermanos, su gran ilusión juvenil era dedicarse al hockey sobre hielo de forma profesional. Sin embargo, varias lesiones truncaron ese sueño y lo empujaron hacia las artes escénicas, donde encontró un terreno fértil para desarrollar otra faceta de su personalidad: la interpretación.
Los inicios de Richard Dean Anderson
Su debut ante las cámaras se produjo en la telenovela General Hospital, donde interpretó durante varios años al doctor Jeff Webber. Aquella etapa fue su carta de presentación y lo llevó a conseguir papeles en producciones menores, como Emerald Point N.A.S o Siete novias para siete hermanos, aunque ninguna de ellas le otorgaría la notoriedad que estaba por llegar. En 1985, su destino cambió para siempre.
Con el estreno de MacGyver, Richard Dean Anderson encontró el papel de su vida. La serie, que narraba las aventuras de un agente de una fundación secreta que resolvía los casos más peligrosos con la cabeza en lugar de la fuerza bruta, caló hondo en el público internacional. Emitida en más de 70 países, se convirtió en un fenómeno global, especialmente entre la audiencia femenina, que veía en él una figura atractiva y diferente al típico héroe de acción.
El magnetismo del personaje y el carisma natural de Anderson lo consolidaron como uno de los rostros más queridos de la televisión, a pesar de que él mismo no se sentía especialmente cómodo con los elogios que recibía por su físico. Su popularidad fue tal que, años después del final de la serie, se rodaron dos películas centradas en MacGyver: El tesoro perdido de la Atlántida y Camino al juicio final, ambas aplaudidas por los fans más fieles.
La gran oportunidad del actor
Tras probar suerte en el cine con cintas como Pandora’s Clock o Through the Eyes of a Killer, Anderson decidió volver a la televisión. Fue entonces cuando apostó por un ambicioso proyecto basado en la película Stargate, un universo de ciencia ficción que acabó convirtiéndose en una de las franquicias más longevas del género. Stargate SG-1, estrenada en 1997, fue producida por su propia compañía, Gekko Films, y se emitió durante una década.
Interpretando al coronel Jack O’Neill, Anderson demostró una vez más su habilidad para dar vida a personajes icónicos y se mantuvo ligado a la saga en sus derivaciones posteriores, como Stargate: Atlantis y Stargate: Universe. Sin embargo, a medida que pasaban los años, el actor fue reduciendo sus apariciones hasta desaparecer por completo de la pantalla a partir de 2009. A diferencia de otros compañeros de profesión que buscan resurgir, Anderson eligió seguir otro camino.
Pese a que su legado en la cultura popular sigue siendo enorme, Richard Dean Anderson decidió tomar distancia de la fama y centrarse en aspectos más íntimos de su vida. La razón de su desaparición no fue una crisis de imagen ni un declive artístico, sino una decisión personal.
«No he vuelto a trabajar desde Stargate. Fue una elección», confesó en una entrevista realizada en Bélgica en 2016. Su vida actual está marcada por la tranquilidad, el activismo medioambiental y su dedicación a causas como la protección de las ballenas, una labor que ha apoyado desde su fundación.
Una vida lejos ed los focos
En una de sus últimas intervenciones, Anderson se mostró completamente sincero al hablar sobre cómo ha vivido el paso del tiempo. Con sentido del humor y sin complejos, admitió que su aspecto físico ya no es el de antes y que muchas veces las personas no lo reconocen por la calle. «¿Ves mi doble papada y mis margaritas?», bromeó, antes de confesar que, tras perder 13 kilos en 2015, su imagen cambió tanto que dejó de sentirse identificado con el actor que una vez fue.
Pese a ello, Anderson no guarda resentimiento alguno hacia su pasado televisivo. Reconoce que el personaje de MacGyver fue un regalo que le abrió muchas puertas, pero también que la fama conlleva una carga difícil de gestionar. «A veces me siento como un pollo y me disculpo con mis fans por eso», dijo entre risas.
En estos momentos, con 75 años cumplidos, Richard Dean Anderson representa algo poco común en el mundo del espectáculo: la capacidad de retirarse en paz. No hay escándalos, ni intentos desesperados por regresar, ni declaraciones grandilocuentes sobre su carrera.