dermatología

La revolución del sol: 13 mitos sobre los fotoprotectores, desmontados por un dermatólogo

La radiación solar es uno de los principales factores de envejecimiento cutáneo, pero también afecta a la microbiota de la piel

13 mitos sobre los fotoprotectores
Una mujer que disfruta del sol con protección solar.
Diego Buenosvinos

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Adiós al mito estacional: protegerse del sol es un gesto diario tan importante como lavarse la cara o hidratar la piel. En 2025, los expertos lo tienen claro: la fotoprotección ha dejado de ser una opción de playa para convertirse en una necesidad de salud pública. Los daños del sol no se limitan a quemaduras veraniegas: envejecimiento prematuro, manchas, debilitamiento de la barrera cutánea, rosácea e incluso cáncer de piel son algunas de las consecuencias de una exposición sin control.

Por suerte, el universo cosmético ha evolucionado. Lejos quedan los bloqueadores espesos y blanquecinos: los nuevos fotoprotectores combinan tecnología, texturas ligeras y beneficios extra. Así lo explica el Dr. Pedro Rodríguez, dermatólogo del Hospital Ruber Internacional y del Hospital de La Princesa: «Ahora existen fórmulas que se adaptan a cada tipo de piel, con antioxidantes, activos hidratantes y hasta ingredientes que favorecen la síntesis de vitamina D».

La firma GERMINAL, referente en cosmética efecto flash desde 1980, se suma a esta tendencia con el lanzamiento nuevos protectores solar urbanos que protegen frente a rayos UVA/UVB al tiempo que potencia la luminosidad y firmeza del rostro desde la primera aplicación.

Desmontando mitos con ciencia

La desinformación sigue siendo uno de los grandes obstáculos. El Dr. Rodríguez derriba algunos de los mitos más comunes:

  1. Hay que aplicar la protección solar 30 minutos antes. Falso: no hay estudios científicos que demuestren que esperar ese tiempo sea necesario para que el protector funcione bien. El fotoprotector empieza a funcionar desde el momento que te lo aplicas. Lo importante es aplicarlo con generosidad y repetir cuando sea necesario, especialmente si estás al aire libre.
  2. Existe un orden adecuado a la hora de aplicar el fotoprotector junto a otros cosméticos. Falso:no hay reglas rígidas. Puedes poner tu crema hidratante antes o después sin perder eficacia. Lo realmente importante es que no te saltes la protección y que apliques suficiente producto para cuidar tu piel.
  3. Los filtros físicos son más seguros que los químicos. Falso: los filtros físicos reflejan la radiación solar, mientras que los químicos la absorben y neutralizan, por lo que ambos son igual de seguros, depende de tus preferencias.
  4. ¿Los solares bloquean la absorción de vitamina D? Falso: aunque los filtros solares reducen la cantidad de radiación ultravioleta que llega a la piel, no lo hacen en un grado que impida que nuestro cuerpo produzca vitamina D. Además, ahora está empezando a haber fotoprotectores con ingredientes vegetales que favorecen la síntesis de Vitamina D.
  5. No hay un tiempo exacto al que haya que renovar el fotoprotector. Verdadero: depende mucho de lo que estés haciendo y dónde estés. No es lo mismo estar relajándote a la sombra que sudando mientras haces deporte al aire libre. La frecuencia con la que debes reaplicar el protector varía según la exposición, la actividad y hasta el tipo de piel. Lo importante es estar atento.
  6. Hay que exponerse al sol 20 minutos para absorber Vitamina D. Falso: la Vitamina D activa tiene que pasar por piel, hígado, riñón, etc. Un proceso largo en el que no solo influye el sol, sino también la alimentación, la microbiota o el fototipo, entre otros factores. Para resumirlo, en las consultas médicas se ha recomendado tomar el sol sin protección unos minutos, aunque no hay ningún estudio real que hable de cuántos en concreto.
  7. ¿El sol mejora la microbiota cutánea? Verdadero: esa comunidad de microorganismos que nos protege y mantiene el equilibrio cutáneo se beneficia de una exposición controlada a la luz solar, ayudando a fortalecer nuestras defensas naturales y a reducir la micro-inflamación. El truco está en la moderación.
  8. ¿De verdad existe la ‘paradoja de los países soleados’? Verdadero: hay países muy soleados como la India o incluso España que, aunque tengan muchas horas de sol, sus habitantes siguen teniendo déficit de Vitamina D, con lo que se demuestra que esta vitamina no depende solo de eso.
  9. Sólo deben usarse fotoprotectores en días soleados. Falso: la radiación ultravioleta está presente incluso cuando el cielo está cubierto de nubes y puede dañar nuestra piel sin que nos demos cuenta. Por eso, hay que usar protección solar todos los días, sin importar el clima, ya que en un día nublado la sensación de calor es menor puesto que la radiación infrarroja, que es la que da calor, se queda atrapada en la nube, pero la ultravioleta sí penetra.
  10. En determinados lugares hay que ser más precavidos con el sol. Verdadero: en la arena de la playa, dentro del agua, en la nieve o en un avión hay que tener especial cuidado, debido a la refracción y reflexión de la radiación solar. La luz se refleja y rebota, por lo que nos da desde abajo también.
  11. Las personas con dermatitis o rosácea no pueden utilizar fotoprotectores. Falso: aunque esta piel es más sensible, existen fórmulas específicas diseñadas para proteger sin irritar ni empeorar la condición. Usar el fotoprotector adecuado es fundamental para evitar que el sol agrave la rosácea, así que nunca hay que saltarse este paso, sino elegir bien el producto que mejor cuide tu piel.
  12. La radiación del atardecer o del amanecer no es tan fuerte Verdadero: aunque realmente depende de la latitud en la que estés. En países más ecuatoriales donde la distancia que tienen que atravesar los rayos ultravioletas es más corta, el horario en el que la radiación es más alta aumenta. Además, estos momentos se ven anaranjados por la longitud de onda de la luz visible: cuando el sol está de lado (saliendo o poniéndose) solo penetran las longitudes de onda más larga, es decir, la roja.
  13. ¿Las lámparas LED que están de moda no tienen radiación solar? Verdadero: estas luces no emiten radiación ultravioleta, la principal responsable del daño solar en la piel, sino solo luz infrarroja. Así que las lámparas LED son seguras y no requieren protección solar. Eso sí, no hay que confundirlas con lámparas de secado de uñas, que sí pueden producir radiación ultravioleta.

Un gesto diario que marca la diferencia

La radiación solar es uno de los principales factores de envejecimiento cutáneo, pero también afecta a la microbiota de la piel, la inmunidad e incluso al riesgo oncológico. La exposición moderada, controlada y con protección es clave, especialmente en entornos como la nieve, la arena o incluso dentro del avión, donde la radiación se multiplica por reflejo.

Además, la llamada «paradoja del sol» revela que países como España, con muchas horas de sol, presentan niveles preocupantes de déficit de vitamina D, lo que indica que el sol por sí solo no basta y que la alimentación, la microbiota y el fototipo también influyen.

La fotoprotección es ya una pieza esencial de cualquier rutina de cuidado. Y la buena noticia es que hoy protegerse del sol no solamente es eficaz, sino también cómodo y estéticamente beneficioso. Como bien dicen los dermatólogos: tu piel tiene memoria, y cada exposición suma. Mejor que sume luz… no manchas.

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