¿Qué es la desprescripción y cómo afecta a los medicamentos que toman las personas mayores?
Tomar muchos medicamentos puede hacer más daño que bien y ahora expertos en geriatría examinan la mejor forma de retirar fármacos a los mayores
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Los planes de tratamiento que incluyen múltiples fármacos pueden causar interacciones negativas. Es algo que se conoce como polimedicación. Muchos de los médicos especializados en tratar a personas mayores, los geriatras, abordan su salud desde la «desprescripción»: la identificación e interrupción de medicamentos que pueden hacer más daño que bien.
La desprescripción comienza, según recuerdan los expertos, «con una conversación entre el médico y el paciente». Es un paso importante, pero no siempre fácil, ya que algunos pacientes no siempre entienden las ventajas de dejar de tomar algunos medicamentos, y algunos médicos no siempre entienden cuáles son las preferencias de las personas a las que atienden.
Terri Fried, profesor de medicina en la Universidad de Yale (Connecticut, Estados Unidos), ha coordinado un estudio internacional en el que han colaborado 14 expertos en geriatría, farmacología y comunicación, junto con otros profesionales de la cadena del medicamento, para evaluar los estudios sobre desprescripción. Los resultados de su trabajo se han dado a conocer en la revista científica Journal of American Geriatrics Society.
Fried ha explicado que «no siempre es cierto que más significa mejor; tenemos que reconocer que cuando añadimos medicamentos para tratar múltiples enfermedades, inevitablemente hay un punto en el cual hay más riesgos que beneficios».
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En su trabajo, los médicos siguen las recomendaciones de las guías de práctica clínica, que suelen estar escritas por sociedades científicas o profesionales, pero no siempre se ajustan a las necesidades de las personas mayores. Como ejemplo, ha dicho que los fármacos para el control de la presión arterial pueden reducirla hasta el punto de hacer que los pacientes puedan sufrir mareos y caídas.
«Los médicos pueden seguir lo que dicen las guías para prescribir, y eso hace más fácil recetar los fármacos correctos para diabetes, por ejemplo, pero seguir las guías puede en algunas ocasiones hacer más daño que bien. Cuando las personas mayores con varias enfermedades toman todos los medicamentos incluidos en cada guía por separado, y el que mejora una condición hace que empeore otra. Hay que establecer prioridades dependiendo de los resultados que más importan a los pacientes», ha añadido.
Una nueva forma de recetar
El equipo de trabajo llevó a cabo una revisión de los artículos científicos sobre desprescripción publicados en las últimas dos décadas. Entre todos ellos, identificaron 78 trabajos sobre la cuestión, y vieron que lo que sucede con más frecuencia es que el médico recibe una alerta sobre un problema potencial con la medicación, pero no hay recomendaciones sobre cómo informar al paciente de lo que está pasando. Es más, «estas intervenciones no tienen en cuenta el resto de medicamentos que está tomando la persona afectada».
El equipo de Fried desarrolló un marco para la adopción de este tipo de decisiones, partiendo de la comunicación con el paciente como proceso más importante. Luego, van añadiendo factores con más información sobre el estado de salud de las personas afectadas y otros lugares, fuera de la consulta, donde se puede ofrecer información sobre desprescripción y donde participan otros profesionales, como personal de enfermería, farmacéuticos e incluso asociaciones de vecinos y otras agrupaciones de la comunidad.
«Ampliar las esferas de comunicación sobre desprescripción hace que el proceso se normalice, aborda preocupaciones sobre si es una práctica que sirve meramente para ahorrar y ayuda a contrarrestar los mensajes sobre que cuantos más medicamentos se tomen, mejor”, ha añadido Frier.
Este nuevo modo de «desprescribir» no solamente tiene en cuenta las necesidades y prioridades de los pacientes, sino que les hace partícipes de las decisiones que se toman.
Los autores reconocen que hacen falta más estudios sobre cómo se practica la desprescripción, sobre todo en las consultas médicas. Su objetivo debería ser evaluar la comunicación y prestar especial atención a las poblaciones de pacientes diferenciadas.
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