Nervios periféricos, una microcirugía que requiere especialización y experiencia
La Sociedad Española del Dolor estima que, el dolor neuropático periférico afecta a casi el 8% de la población española

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«Los nervios periféricos son los cables que conectan el cerebro y la médula espinal con el resto del cuerpo. Gracias a ellos, podemos movernos, sentir el tacto o la temperatura e incluso regular funciones automáticas como la presión arterial o la sudoración», señala la Dra. Beatriz Mansilla Fernández, neurocirujana del Hospital Quirónsalud San José, especializada en neurocirugía funcional, estereotáctica y del nervio periférico y experta en la cirugía del nervio periférico, el tratamiento del dolor neuropático y las técnicas avanzadas de neuromodulación.
Los nervios periféricos pueden dañarse por diversas razones, afectando nuestra calidad de vida. Según los datos de la Sociedad Española del Dolor, el dolor neuropático periférico afecta a casi el 8% de la población española.
¿Cuáles son las causas por las que se lesionan los nervios periféricos?
Las causas son variadas, un golpe fuerte, una fractura o una cirugía pueden dañarlos directamente, pero también pueden verse afectados por:
- Compresiones prolongadas, como ocurre en el síndrome del túnel carpiano o por posturas mantenidas.
- Enfermedades metabólicas: la diabetes es una de las principales causas de daño en los nervios periféricos.
- Infecciones y enfermedades autoinmunes: algunas como el herpes zóster o el síndrome de Guillain-Barré pueden atacar los nervios periféricos.
- Toxicidad: el consumo de alcohol, ciertos fármacos o la exposición a productos químicos pueden afectar la función nerviosa.
- Tumores de los nervios periféricos: aunque menos frecuentes, pueden comprimir el nervio y afectar su función. Los más comunes son los tumores de vaina nerviosa, como los schwannomas y los neurofibromas. En su mayoría son benignos, crecen lentamente y pueden causar síntomas como dolor localizado, hormigueo o pérdida de fuerza si presionan estructuras cercanas.
Señales de alarma: ¿cómo saber si un nervio está dañado?
Los síntomas varían en función del tipo de nervio afectado: si es motor puede haber debilidad o dificultad para mover una parte del cuerpo; si es sensitivo se puede notar hormigueo, entumecimiento o dolor (a veces como una sensación de quemazón); si es autónomo pueden aparecer sudoración anormal, mareos al ponerse de pie o problemas digestivos; y si hay un tumor nervioso, además de los síntomas anteriores, puede palparse un bulto o notarse una molestia progresiva.
¿Quién tiene mayor riesgo de sufrir estas lesiones?
Algunos factores de riesgo aumentan la probabilidad de daño en los nervios:
- La diabetes es una de las principales causas de neuropatía periférica.
- Los trabajos repetitivos, como escribir en el ordenador o tocar un instrumento, pueden comprimir los nervios.
- Las deficiencias nutricionales, sobre todo la falta de vitamina B12, pueden afectar la función nerviosa.
- El alcohol y el tabaco empeoran la circulación, lo que dificulta la regeneración de los nervios.
- Algunas enfermedades genéticas, como la neurofibromatosis, aumentan el riesgo de tumores en los nervios periféricos.
¿Se pueden prevenir?
En muchos casos sí. Mantener hábitos saludables como el control de la diabetes, evitar posturas mantenidas, hacer pausas en actividades repetitivas y llevar una alimentación equilibrada, pueden ayudar a proteger los nervios. También es clave evitar el tabaco y el alcohol, que afectan a su regeneración.
También un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia y evitar complicaciones a largo plazo, por lo que, ante los primeros síntomas persistentes como hormigueo, debilidad o un bulto de crecimiento progresivo, debe consultarse a un especialista.
¿Cómo se diagnostican y tratan las lesiones de los nervios periféricos?
El diagnóstico suele incluir una exploración médica y pruebas como la electromiografía (EMG) o estudios de conducción nerviosa para evaluar la función del nervio. En caso de sospecha de un tumor, se utilizan resonancia magnética o ecografía para visualizarlo con precisión.
El tratamiento varía en función de la causa y la gravedad de la lesión: en casos leves, el tratamiento sería fisioterapia, rehabilitación y medicación para el dolor neuropático; si se trata de compresiones nerviosas, infiltraciones o cirugía para liberar el nervio afectado; y en caso de tumores de nervio periférico, en la mayoría de los casos los tumores de vaina nerviosa son benignos y pueden extirparse mediante una cirugía sencilla, mientras que en casos excepcionales, si el tumor es maligno, puede ser necesario un tratamiento más complejo.
Microcirugía de los nervios periféricos
La microcirugía se realiza generalmente bajo anestesia regional, minimiza el riesgo y facilita una recuperación más rápida del paciente, permitiendo un abordaje quirúrgico más preciso del área afectadas sin dañar los tejidos circundantes.
En este tipo de cirugías juega un papel fundamental la monitorización neurofisiológica intraoperatoria (MNIO), que permite conocer el estado de las funciones neurológicas durante la cirugía, identificando estructuras, guiando al cirujano y minimizando los riesgos de lesión – evitando paresias y trastornos sensitivos-.
«Pero en todos los casos es fundamental que la cirugía la realice un especialista con experiencia en microcirugía de nervios, para preservar la función nerviosa y evitar secuelas», afirma la experta.
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