Los médicos solo cumplen la mitad de sus propias indicaciones sobre medicación

Consejos para tomar la medicación de forma correcta

Un nuevo estudio confirma el refrán "Consejos vendo, pero para mí no tengo"

falsa médica
Detenida una mujer de 30 años que se hacía pasar por médico sin estudios.

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Seguir las indicaciones del médico sobre cómo tomar la medicación parece una buena idea, evidentemente. No obstante, los facultativos y sus familias lo hacen en menor medida que el resto de la población, según un análisis que acaban de publicar expertos del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos.

Es posible que el hallazgo sorprenda, o que no lo haga por encajar a la perfección en el famoso dicho «consejos vendo, pero para mí no tengo». En cualquier caso, los autores del nuevo estudio han llegado a esa conclusión a partir del análisis de datos recopilados durante diez años en Suecia. El trabajo indica que mientras la población general cumple las recomendaciones del médico sobre la medicación en un 54,4% de los casos, los médicos y sus familias solamente lo hace en un 50,6%.

Amy Finkelstein, autora principal de la investigación, ha explicado: «Hay mucha preocupación sobre que los pacientes no entienden lo que les dicen sus médicos, que son instrucciones demasiado complicadas. Por eso debería haber un mayor cumplimiento entre los propios profesionales y sus familias. Nos sorprendió ver que es todo lo contrario, que estos últimos son los que menos cumplen».

El estudio, titulado «Un poco de su propia medicina: cumplimiento de las recomendaciones» se ha publicado en el último número de una revista estadounidense especializada en economía. Además de Finkelstein, firman investigadores de las universidades de Harvard y Stanford. Para llevar a cabo la investigación, estos expertos analizaron una base de datos sueca en la que se incluían 63 recomendaciones sobre cómo tomar la medicación. Tal y como estaba estructurada la información, los autores podían saber si los pacientes eran médicos, familiares de médicos o no. Analizaron la conducta de casi 6 millones de personas (5.887.471) que habían recibido indicaciones de este tipo. Del total, 149.399 eran médicos o familiares de primer grado de estos profesionales.

Combinando información sobre compra de medicamentos, visitas al hospital y diagnósticos, los investigadores pudieron ver si los participantes habían cumplido las pautas recomendadas. Las indicaciones se clasificaron en 6 para antibióticos, 20 para pacientes de edad avanzada, 20 para medicación específica para un diagnóstico concreto y 17 más para fármacos prescritos durante el embarazo. De un total de 63 instrucciones, los médicos y sus parientes siguieron las pautas en menos de 41. Sí hicieron caso en otras 22.

¿Qué explicación hay para esta disparidad?

Los investigadores examinaron varias hipótesis para explicar por qué los médicos incumplen sus propias directrices. La más plausible -escriben- es que los médicos tienen un mayor conocimiento sobre las recomendaciones, y es a eso a lo que se atienen. Por ejemplo, las recomendaciones sobre antibióticos son las que menos cumplen. Estas indican que en casos de infección respiratoria debe comenzarse por antibióticos de espectro reducido (más específicos que los de amplio espectro), para evitar que las bacterias desarrollen resistencias que pueden afectar a la población general, ya que estos medicamentos pierden eficacia. Los médicos fueron más proclives a usar medicamentos de amplio espectro para sí mismos y sus familias, indican los autores.

«Desde el punto de vista de la salud pública, lo que quieres es acabar con la infección con antibióticos de espectro reducido, pero obviamente, cualquier paciente prefiere eliminar la infección tan rápido como sea posible. Se puede imaginar el motivo por el cual los médicos son menos propensos a seguir las recomendaciones -comparados con otros pacientes- porque… saben que lo que es bueno para ellos como pacientes y lo que es bueno para la sociedad se solapan», ha declarado Finkelstein.

La coautora Maria Polyakova sugiere que las guías sobre empleo de antibióticos deberían ser más claras en cuanto a las ventajas e inconvenientes del empleo de estos fármacos desde la perspectiva pública e individual, con más transparencia para los pacientes. «Quizá deberían indicar que lo que recomiendan no es siempre lo mejor para uno, sino para la sociedad en su conjunto», ha indicado.

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