Fractura de cadera, la importancia de una cirugía precoz

Las fracturas de cadera son cada vez más frecuentes dado el aumento de la población anciana. De hecho, la incidencia de esta fractura se sitúa en siete casos por cada 1.000 habitantes mayores de 65 años en nuestro país, según la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).

Concretamente, alrededor de un 50% de las mujeres y un 20% de hombres mayores de 50 años sufrirán alguna fractura porque hay que tener en cuenta, además, que las enfermedades de los huesos como, por ejemplo, la osteoporosis están asociadas a las personas mayores y cualquier vaivén o caída puede suponer un disgusto que requerirá de una recuperación algo costosa.

Por ello, los especialistas defienden  la acción de una cirugía precoz, ya que este tipo de lesión tiene una alta tasa de morbilidad y mortalidad. En esta línea, la Dra. Inmaculada Gómez Arrayás, jefe de la Unidad de Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Ruber Internacional, así como de la Ruber Internacional Centro Médico Habana, explica que «la mayoría de las fracturas de cadera son el resultado de una caída en personas de edad avanzada».

Y apunta, además, que «los factores de riesgo son numerosos, por antecedentes de caídas, alteraciones en la marcha, uso de ayudas para caminar, vértigos, mareos, enfermedad de Parkinson, efectos secundarios de medicamentos, entre otros». Todo ello unido, añade la especialista, a que presentan reducción de la calidad ósea (osteoporosis), es la causa fundamental de la mayoría de las fracturas de cadera».

De todos modos, y según detalla la Dra. Gómez Arrayás, son más infrecuentes las fracturas de cadera que ocurren en adultos jóvenes y suelen ser resultado de un traumatismo de alta energía. Según afirma, alrededor del 5% de las fracturas de cadera son patológicas: «Es decir, la causa no fue una caída, sino que, el hueso tenía una patología previa como, por ejemplo, un tumor, metástasis, uso de medicaciones que pueden alterar el metabolismo óseo o una osteoporosis muy avanzada, entre otras».

Incidencia mucho más elevada en mujeres

La incidencia de fracturas de cadera es mucho más elevada en mujeres (más del doble), mientras que el promedio de la edad de los pacientes que presentan una fractura de cadera es de 80 años. Según la experta, como estos pacientes suelen ser ancianos con antecedentes médicos complejos, «es muy importante realizar, cuando ingresa, una historia clínica muy completa, descartar factores causantes de la caída (síncope, infarto…) y realizar una evaluación cognitiva».

Y detalla también que «en la exploración de una fractura de cadera el paciente presenta dolor en la ingle al intentar movilizar la extremidad y la deformidad más frecuente que encontrarnos es el acortamiento de la pierna lesionada con el pie girado hacia afuera. Esto se acompaña de incapacidad para levantarse y caminar».

Radiografías de dos proyecciones para diagnosticar 

El diagnóstico se hace la mayoría de los casos a través de radiografías de dos proyecciones, sin embargo, aclara la traumatóloga, hay un pequeño porcentaje, entre un 2% y un 7%, que no se ven en la radiografía porque son fracturas trabeculares –se producen debajo del hueso–, incompletas, nada desplazadas, que requieren una Resonancia Magnética (RM) o un TC (Tomografía Computarizada) para diagnosticarlas. Debemos realizarlas siempre que la sintomatología sea compatible y no se vea fractura en las radiografías».

El tratamiento de las fracturas de cadera es quirúrgico, salvo alguna contraindicación importante, y el tipo de cirugía dependerá de dónde se localice la fractura. Para ello, la Dra. Gómez Arrayás expone que hay dos tipos de fracturas existentes.

«Están las fracturas que ocurren dentro de la cápsula articular de la cadera (intracapsulares, fracturas del cuello de fémur, subcapitales, basicervicales), cuyo tratamiento quirúrgico es una prótesis total o parcial de cadera y en algunos casos, si la fractura no tiene desplazamiento y hay buena calidad ósea se realiza una osteosíntesis, es decir, un sistema de fijación con tornillos canulados. Y las fracturas que se localizan por debajo de la cápsula articular (pertrocantéreas y subtrocantéreas), y su tratamiento es fijar la fractura conservando su cabeza del fémur (clavos intramedulares, tornillo-placa, etc.)», explica la especialista en traumatología.

Evitar cuadros de anemia

Los pacientes con fractura de cadera pueden perder hasta un litro de sangre antes de ser intervenidos. Por ello, indica la Dra. Gómez Arrayás, desde la urgencia es importante la reposición de líquidos y la transfusión si se precisa, sobre todo en pacientes que previamente tenían cuadros de anemia. En este sentido, indica la experta, una fractura de este tipo desestabiliza mucho al organismo y por ello es importante que un equipo multidisciplinar compuesto por Medicina Interna, Traumatología, Anestesia y Fisioterapia, evalúen al paciente y sigan su tratamiento para minimizar posibles complicaciones.

«El objetivo del tratamiento es restaurar el estado de movilidad que tenía el paciente lo antes posible y para ello el tratamiento de elección es la cirugía urgente, al menos en las primeras 24-48 horas, siempre habiendo optimizado previamente las condiciones del paciente. La cirugía temprana está relacionada con mejores resultados y, por lo tanto, se recomienda operar dentro de las 48 horas posteriores al ingreso ya que está demostrado en numerosos estudios que reduce la mortalidad y la tasa de complicaciones mayores», explica la Dra. Gómez Arrayás.

Distintas revisiones sistemáticas y metanálisis, continua la especialista, llegan a la conclusión de que la cirugía temprana (dentro de las 24 a 48 horas) puede reducir el riesgo de mortalidad por todas las causas en pacientes de 60 años o más en un 20%.

«La cirugía temprana también se asoció con una reducción de las úlceras por presión (escaras) y neumonía posoperatoria. Otra revisión sistemática también demostró que un retraso en la cirugía más allá de las 48 horas se asoció con un aumento del riesgo de mortalidad», sostiene la experta. De hecho, añade, el tratamiento conservador (no quirúrgico) de las caderas fracturadas se asocia con una mortalidad más alta a los 30 días y al año.

La rehabilitación postoperatoria es tan importante como la cirugía. Se requiere fisioterapia intensiva regular para fomentar la rápida progresión de la movilidad. «Los pacientes deben sentarse y movilizarse inmediatamente después de la cirugía. Y podrán iniciar deambulación con carga parcial al día siguiente salvo fracturas muy inestables o pacientes que por su comorbilidad requieran retrasar la marcha», concluye.