III Edición de "Esto es ciencia, no ficción"

Éstas son las estrategias de los expertos frente a la desinformación en salud y ciencia

El 60% de la población reconoce tener dificultades para distinguir entre noticias falsas y verdaderas

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La III Edición de "Esto es ciencia, no ficción" es una iniciativa de Pfizer España.

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En un contexto donde los bulos de salud inundan las redes sociales y erosionan la confianza en la ciencia, se ha celebrado en Madrid, la III Edición de ‘Esto es ciencia, no ficción’, una iniciativa de Pfizer España que ha puesto el foco en los riesgos de la desinformación. El encuentro arrancó con una reflexión por parte de Maite Hernández, directora de comunicación de Pfizer España: «Esta edición no profundizaría en innovaciones científicas, sino en algo más urgente: la lucha contra la desinformación». Según los datos expuestos, el 60% de los ciudadanos tiene dificultades para distinguir noticias verdaderas de falsas, y uno de cada cuatro ha recibido información falsa sobre salud, especialmente a través de redes sociales.

Durante el evento se compartieron estudios que evidencian la relación directa entre el nivel de confianza en las instituciones y la vulnerabilidad ante los bulos. En palabras de los Maite Hernández, «cuánta más confianza se tiene en organismos como la Unión Europea, menos impacto tiene la desinformación entre los ciudadanos».

El divulgador David Botello abrió la jornada con un repaso histórico que evidenció cómo la manipulación informativa no es un fenómeno moderno. Desde Ramsés II y su «victoria inventada», hasta las campañas contra Jenner o Darwin, pasando por los bulos antivacunas del siglo XIX, la historia demuestra que los relatos emocionales pueden imponerse fácilmente a los hechos. «Las emociones mueven más que la verdad», sentenció Botello, citando uno de los principios clave de la propaganda.

A continuación, Marc Amorós, periodista y experto en desinformación, abordó el presente y alertó del surgimiento de una verdadera «industria de la desinformación». Su objetivo ya no es convencer, explicó, sino sembrar dudas: «Le basta con que dejemos de creer en la verdad». Compartió ejemplos reales de fake news sanitarias recientes: desde que el repollo cura el cáncer de mama, hasta que el ozono vaginal elimina el Alzheimer, pasando por falsos estudios universitarios sobre el twerking como terapia. «Cuando la verdad pierde valor, cualquier relato puede parecer posible», advirtió.

Coste emocional para los divulgadores

Amorós subrayó que estas narrativas se amplifican en plataformas sociales sin apenas control ni filtros, y se disfrazan de ciencia mediante datos falsos, citas manipuladas o supuestos estudios inexistentes. Además, alertó del coste emocional que esta exposición tiene para los divulgadores científicos: más del 50% ha sufrido ataques personales en redes, lo que lleva a muchos a abandonar la divulgación.

Por último intervino Laura Chaparro, responsable de la redacción del Science Media Center España, ofreció una perspectiva clave desde el periodismo científico. Subrayó la dificultad de combatir mensajes falsos que son breves, emocionales y rotundos frente a una ciencia llena de matices e incertidumbres. «Nos enfrentamos cada día a bulos muy bien construidos y es nuestra responsabilidad traducir el conocimiento científico de forma comprensible y rigurosa», explicó.

Chaparro presentó los datos más recientes de estudios nacionales y europeos, como la encuesta de la FECYT, que revela que el 50% de los ciudadanos cree que las farmacéuticas ocultan los peligros de las vacunas, y un 40% cree que se crean virus en laboratorios para controlar a la población. Estas cifras, según advirtió, muestran una desconfianza creciente que puede derivar en negacionismo, conspiraciones y abandono del pensamiento crítico. En respuesta a esta realidad, Chaparro destacó la labor del Science Media Center como puente entre científicos y periodistas, y la importancia de contar con fuentes fiables, combatir la desinformación desde el rigor y recuperar la confianza ciudadana a través de la alfabetización mediática y científica.

El evento concluyó con una llamada colectiva a defender el periodismo y la divulgación científica como pilares frente a los bulos: «Nos enfrentamos a desinformadores con muchos recursos y estrategias emocionales muy eficaces. Solo con rigor, colaboración y pedagogía podremos recuperar la confianza perdida», advirtió Maite Hernández.

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