Dra. Victoria Núñez: «Las redes sociales han amplificado unos estándares de belleza que son irreales»
“Hay adolescentes que llegan con fotos de filtros de Instagram pidiendo verse así”
"Es fundamental que los padres guíen a sus hijos en la toma de decisiones médicas responsables"

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En un mundo donde la imagen cobra cada vez más importancia, el número de menores que buscan someterse a cirugías estéticas va en aumento. Redes sociales, filtros y estándares de belleza inalcanzables influyen en adolescentes que, en muchos casos, aún no han terminado su desarrollo.
La doctora Victoria Núñez es especialista en Cirugía Oral y Maxilofacial y Medicina Estética. Actualmente, atiende a sus pacientes en su consulta privada en Sevilla y en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, tras haber trabajado durante siete años en el Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz.
En esta entrevista a OKSALUD, la doctora Núñez explica cuándo una cirugía estética en menores, tanto en niños como en adolescentes, está realmente justificada, los riesgos de intervenir demasiado pronto y la importancia del papel de los padres en la toma de decisiones médicas.
PREGUNTA.- ¿Cuáles son las principales razones por las que niños y adolescentes solicitan cirugías estéticas?
RESPUESTA.- Tanto en la infancia como en la adolescencia, las cirugías estéticas suelen estar motivadas por cuestiones funcionales. Nacen con características que puedan afectar a su desarrollo psicosocial, por ejemplo como las orejas en asas, orejas prominentes, asimetrías faciales, que pueden estar relacionadas con deformidades dento-esqueléticas.
Estas deformidades pueden ser producto del desarrollo, pero, si las detectamos a tiempo, podemos hacer un crecimiento guiado que evite la realización de una cirugía o que, si es necesaria, minimice la agresividad que tengamos que tener en esa cirugía. También puede ser que haya alteraciones o estigmas durante la infancia y la adolescencia por malformaciones congénitas.
Las malformaciones más frecuentes son las fisuras labiopalatinas, aunque hay otros síndromes faciales que son menos frecuentes, pero que sí que pueden necesitar la intervención quirúrgica tanto para obtener resultados funcionales como estéticos, en la adolescencia, pues los cambios físicos pueden generar inseguridades e, incluso, afectar su autoestima o dificultades para socializar; es entonces donde la cirugía estética, cuando está bien indicada, puede mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes.
P.- ¿A qué edad considera adecuado realizar una cirugía estética en un menor y qué factores influyen en la decisión?
R.- Esto depende del paciente, su patología y su desarrollo físico y emocional. En base a ello, decidimos con los padres la necesidad real del procedimiento. Por ejemplo, la autoplastia para corregir orejas prominentes puede realizarse desde los seis o siete años, cuando la estructura auricular ya está formada y se puede evitar el impacto en la socialización o el bullying.
En cambio, cirugías como la rinoplastia o las que afectan al macizo óseo facial deben realizarse después del crecimiento para evitar alteraciones a largo plazo. En mujeres se recomienda a partir de los 18 años y en hombres un poco más tarde, hasta los 20 años.
En el caso de la cirugía ortognática, detectar alteraciones en la infancia permite guiar el crecimiento con ortodoncia y evitar o minimizar la cirugía en el futuro.
También es clave que el niño y los padres tengan la madurez suficiente para comprender los riesgos, el postoperatorio y los resultados a largo plazo. La cirugía debe responder a una necesidad real, mejorando autoestima y socialización, no a modas o presiones sociales.
P.- ¿Cuáles son los riesgos más comunes de realizar procedimientos estéticos en pacientes jóvenes?
R.- Esto depende del paciente, su patología y su desarrollo físico y emocional. En base a ello, decidimos con los padres la necesidad real del procedimiento. Por ejemplo, la autoplastia para corregir orejas prominentes puede realizarse desde los seis o siete años, cuando la estructura auricular ya está formada y se puede evitar el impacto en la socialización o el bullying.
En cambio, cirugías como la rinoplastia o las que afectan al macizo óseo facial deben realizarse después del crecimiento para evitar alteraciones a largo plazo. En mujeres se recomienda a partir de los 18 años y en hombres un poco más tarde, hasta los 20 años.
En el caso de la cirugía ortognática, detectar alteraciones en la infancia permite guiar el crecimiento con ortodoncia y evitar o minimizar la cirugía en el futuro.
También es clave que el niño y los padres tengan la madurez suficiente para comprender los riesgos, el postoperatorio y los resultados a largo plazo. La cirugía debe responder a una necesidad real, mejorando autoestima y socialización, no a modas o presiones sociales.
P.- ¿Existen cirugías estéticas recomendadas para menores debido a su impacto en la salud física o emocional?
R.- Algunas cirugías estéticas en menores tienen beneficios físicos y emocionales. La autoplastia para corregir orejas en asas puede prevenir el bullying y mejorar la confianza del niño.
La cirugía ortognática, indicada solo tras finalizar el crecimiento, no solo tiene un impacto estético, sino que también mejora la oclusión, la mordida y la respiración, beneficiando la salud integral del paciente.
Otros procedimientos, como la corrección de fisura labial o labiopalatina, son esenciales para mejorar la deglución, el habla y el desarrollo facial. Estas cirugías requieren un seguimiento a largo plazo, ya que el crecimiento del niño puede afectar los resultados y requerir ajustes posteriores.
P.- ¿Cómo influye la presión social y el impacto de las redes sociales en la demanda de cirugías estéticas en adolescentes?
R.- Las redes sociales, con su filtro y con su sensación de falsa belleza han amplificado los estándares de belleza porque, en numerosas ocasiones, son irreales, lo que genera frustración y deseos de cambiar la propia imagen a edades muy tempranas. Entonces, hay que diferenciar entre una inseguridad pasajera, que tienen todos los adolescentes en el desarrollo de su personalidad, con una necesidad real como cirujano, pues tenemos la responsabilidad de educar a los jóvenes y a las familias sobre lo que es posible, lo que es recomendable y lo que no debería depender únicamente de una tendencia estética.
P.- ¿Cuál es el papel de los padres en la toma de decisiones sobre la cirugía estética de sus hijos?
R.- El papel de los padres es fundamental porque tienen que ser un apoyo y escuchar a los hijos en cuanto a resolver sus problemas y ayudarlos a cubrir sus necesidades. Pero, además, tienen que ser una guía fundamental de acompañamiento y de dirección en la toma de decisiones: han de ayudarlos a reflexionar si realmente es el momento adecuado y si el procedimiento va a tener un impacto positivo en la vida de los niños.
También es papel fundamental de los padres no dejarse llevar por modas y la elección de profesionales con criterio, que priorice la seguridad y el bienestar del paciente sobre cualquier otra consideración, teniendo en cuenta que muchas veces respondemos más a presiones sociales que a lo que realmente necesitamos. Con lo cual el papel de los padres es fundamental en la guía, dirección y toma de decisiones en las cirugías que implican a sus hijos.
P.- ¿Cómo diferenciar entre una necesidad médica y un deseo estético en niños y adolescentes?
R.- Si la característica física causa problemas funcionales, por ejemplo, problemas respiratorios, de masticación, de deglución, o afecta significativamente la autoestima del paciente hasta el punto de limitarle su desarrollo social emocional, puede considerarse que esa intervención tiene un fundamento.
Sin embargo, si el deseo surge de una moda pasajera o de la comparación con influencers, moda o valoraciones estéticas superficiales que pueden esperar, y que son cirugías electivas que no tienen ningún compromiso funcional, pues sí que es mejor retrasar la decisión y trabajar primero en la aceptación personal y en el desarrollo de autoestima y seguridad. Y, en segundo término, planificar la intervención.
P.- ¿Qué consejo les daría a los jóvenes y a las familias de menores que están considerando una cirugía estética?
R.- Que la cirugía estética es una herramienta muy poderosa, por eso es importante, la tenemos ahí, a mano, para resolver ciertas cuestiones, pero cuando se utiliza con criterio.
No se trata de cambiar para encajar con estándares, sino de mejorar aspectos que realmente impactan en la vida de la persona, que le generan una incomodidad y que se pueden resolver sin demasiadas complicaciones. Mi consejo, sobre todo, es informarse bien, acudir a profesionales especializados que tengan una trayectoria profesional y que el criterio no esté basado en un número de seguidores, influencers a los que ha operado, sino que los especialistas a los que se acuda tengan una trayectoria, un currículum que sea contrastable, que genere seguridad y criterio a los pacientes.
La decisión debe ser tomada desde la madurez y, sobre todo, en concordancia entre padres, pacientes y médicos para tener los resultados más satisfactorios , más seguros y que de verdad el impacto sea positivo en los menores, que nunca nos metamos en una intervención estética corriendo riesgo o que no tengamos los resultados deseados.
P.- ¿Cómo deberíamos abordar socialmente la cirugía estética en menores?
R.- Hay que normalizar la cirugía estética, hablar de ella con responsabilidad, especialmente cuando tratamos con menores. No se trata de una barra libre ni de una solución rápida a problemas de autoestima. Pero tampoco tiene que ser un tema tabú.
Es una herramienta que tenemos ahí, que podemos recurrir a ella y que, en manos expertas, con una indicación adecuada, pueden mejorar la calidad de vida de muchas personas, ayudándolas a sentirse más seguras sin perder su identidad.