Dra. Lozano: «Pasamos de describir un tumor al microscopio a identificar sus características moleculares»
"No sólo dice qué cáncer es, sino, en muchos casos, si el paciente puede recibir una terapia dirigida que cambie su pronóstico"

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Hace 20 años, el descubrimiento de las mutaciones en el gen EGFR supuso un antes y un después en el abordaje del cáncer de pulmón, ya que permitió identificar tratamientos dirigidos y personalizados para los pacientes. Este hallazgo transformó la anatomía patológica, modificando tanto la forma de analizar los tumores como el papel del patólogo dentro de los equipos clínicos.
Para profundizar en cómo este descubrimiento ha cambiado la práctica diaria, cuáles son los retos actuales en los laboratorios y qué avances podemos esperar en los próximos años, OKSALUD ha entrevistado a la doctora Lola Lozano, jefa de Anatomía Patológica de la Clínica Universidad de Navarra y presidenta de la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP). En esta conversación, la Dra. Lola Lozano nos explica cómo la integración de biomarcadores, técnicas moleculares y nuevas tecnologías ha revolucionado el diagnóstico y el tratamiento del cáncer de pulmón.
PREGUNTA.- Este año se cumplen 20 años del descubrimiento de las mutaciones del gen EGFR en cáncer de pulmón. ¿Qué impacto ha tenido en la práctica diaria de la anatomía patológica?
RESPUESTA.- El descubrimiento de EGFR cambió la anatomía patológica para siempre. Pasamos de describir cómo era un tumor bajo el microscopio, a identificar sus características moleculares y predecir si un paciente puede beneficiarse de un tratamiento específico. Fue el inicio de la medicina personalizada en cáncer de pulmón y colocó al patólogo en el centro de las decisiones clínicas.
En la práctica diaria significó aprender a manejar las muestras de otra manera, garantizar que incluso pequeñas biopsias rindieran material suficiente para estudios genéticos e incorporar nuevas técnicas en nuestros laboratorios. También nos situó en el centro de los equipos multidisciplinarios: ahora un informe patológico no solo dice qué cáncer es, sino, en muchos casos, si el paciente puede recibir una terapia dirigida que cambie su pronóstico.
P.- Se han identificado nuevos biomarcadores como ALK, ROS1, BRAF o MET. ¿Qué retos supone integrar todas estas pruebas moleculares en los laboratorios?
R.- El principal reto es que cada vez debemos hacer más con menos muestra. Muchas veces trabajamos con pequeñas biopsias o incluso con citologías, y tenemos que garantizar que ese material alcance todas las pruebas necesarias.
Además, la incorporación constante de nuevos biomarcadores exige actualizar tecnologías, protocolos y también la formación de los profesionales. Por último, hay un reto de equidad: el acceso de todos los pacientes a estas pruebas es un objetivo fundamental.
P.- ¿Qué ventajas ofrece la clasificación molecular frente a la histológica tradicional?
R.- La histología nos dice cómo es el tumor al microscopio, pero no nos explica por qué crece ni cómo podemos atacarlo de manera específica. La clasificación molecular identifica las alteraciones genéticas que impulsan algunos tipos de cáncer y que pueden ser blanco de terapias dirigidas. Esto permite tratamientos más personalizados, con mayor eficacia y menos toxicidad, y ayuda a anticipar resistencias y a ajustar mejor el seguimiento de cada paciente.
P.- La biopsia líquida se está consolidando. ¿Cuál será su papel frente a la biopsia tradicional?
R.- La biopsia líquida permite estudiar el ADN tumoral que circula en la sangre con una simple extracción, evitando procedimientos invasivos. Su gran ventaja es que puede repetirse para monitorizar la respuesta al tratamiento y detectar precozmente resistencias o recaídas. No sustituye la biopsia tradicional, pero será su complemento ideal: el tejido para el diagnóstico inicial y la sangre para monitorizar la enfermedad.
P.- ¿Cómo imagina la integración de la patología digital y la inteligencia artificial en los próximos años?
R.- Dentro de 20 años, es muy probable que la mayoría de los laboratorios españoles hayan sustituido el microscopio por escáneres que digitalizan las muestras, lo que permitirá trabajar con imágenes de alta resolución en cualquier ordenador. Esto facilita la telepatología y la colaboración entre centros, y abre la puerta a que los algoritmos de IA analicen millones de datos en segundos. El patólogo se convertirá en un integrador de información morfológica, molecular y computacional al servicio del paciente.
P.- ¿Qué acciones son prioritarias para impulsar nuevas terapias dirigidas?
R.- Fomentar la colaboración multidisciplinaria, invertir en formación y tecnología, mejorar el acceso a muestras mediante biobancos bien organizados y promover la equidad: asegurar que todos los pacientes tengan acceso a las pruebas y tratamientos más modernos.
P.- ¿Cuáles son las principales barreras para que todos los pacientes tengan acceso a un perfil molecular completo?
R.- Las barreras principales son la desigualdad entre centros, la falta de recursos y tecnología, la financiación limitada de algunas pruebas y la necesidad de mayor coordinación y formación.