Por qué el PP pierde los relatos
La dimisión del valenciano Mazón, se mire por donde se quiera, es un triunfo de Sánchez, quien propinó la puñalada final con ocasión del funeral laico, ¿aquello fue en efecto un funeral?, sin que nadie del PP se percatara de ello. Una encerrona en toda la regla muy al PSOE style tradicional de una izquierda ávida de sangre y poder.
La derecha democrática pierde todos los relatos, salvo ocasiones irrelevantes. Es una constatación fehaciente, no una opinión al pairo. Sánchez, por lo que sea, se los merienda con pimientos de Padrón precisamente cuando todas las evidencias le señalan como culpable. ¡No hay manera que los populares sean capaces de sustanciar un relato ganador en un asunto letal para el sanchismo!
A juicio del autor hay varias razones que alimentan esta carencia. En primer lugar, el escaso instinto killer que se observa en el entourage que asiste al presidente nacional, al que le ha costado mucho entender que Sánchez es tan perverso como parece. En ese aspecto, cierto es que el secretario general y la portavoz parlamentaria son quizá lo únicos que de manera manifiesta se conducen con más agresividad ante un estado de cosas intolerables.
El agujero mas descriptible dentro de ese contexto es, sin lugar a dudas, la desfavorable situación mediática que lastra el prestigio de la alternativa y que, además, conlleva una pena electoral clara. Un bucle que termina por informarlo todo el proceso político destinado a que se visualice una posibilidad creíble de alcanzar el poder.
Lo anteriormente descrito puede importar poco a los militantes del PP; mucho menos a los votantes. Unos y otros observan melancólicos cómo «con todo a favor» para darle la puntilla política a Sánchez y abrir una nueva etapa en España todo termina por estrellarse al socaire de argumentos que importan poco o nada.
Luego habría que recordar el ventajismo sanchista al utilizar el poder a su antojo. Cierto. Pero hay una cierta y descriptible inepcia del PP que sigue anclado en un pasado (técnicas, capacidades mediáticas, herramientas ad hoc) claramente superado. No es capaz de romper ese bucle. No aciertan a entender que ese sanchismo está alejado de la normalidad democrática y, por ende, nos encontramos en una situación de emergencia democrática.
Este breve apunte de la coyuntura política partidaria (bien observado los cincuenta años del centro derecha español siempre han sido de esta guisa, aunque menos) podría adornarse con el corolario «maricomplejines» donde, en efecto, hay algo de real y otra de figurada.
El hecho irrefutable es que Sánchez sigue, quiere continuar y hace todo lo posible por ello. El resto, excusas de incapaces.
PD. Finalmente, se encontraría la «ingenuidad histórica» del partido que fundara Manuel Fraga. Ingenuidad. Verbigracia. Una productora, La Cometa, propiedad de Gerardo Iracheta y dirigida (o lo que fuera) por una tal Rosa Díez, mujer del polémico (Pequeño Nicolás) Jaime García Legaz, ex secretario de Estado con Aznar y Rajoy y secretario general de FAES, que cobra a través de la encuestadora SIGMA DOS de distintas administraciones del PP y cobra (o cobró) de Génova 13. Pues bien, en el que programa que producen en TVE (Mañaneros) es donde más se insulta, vitupera ad hoc a sus dirigentes, especialmente, a su líder Núñez Feijóo, militantes y votantes. Y, además, la tal Rosa alardea allá por donde va de su «gran amistad» con la dircom del jefe popular, Mar Sánchez.
¿Alguien les puede tomar en serio? ¿Alguien está dispuesto a respetarlo si te pagan por insultarles? Cosa distinta que alguien con auctoritas en las mesnadas populares le diga al comandante en jefe las cosas como son. Feijóo siempre ha dicho que él no es como Sánchez…
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