Cuánta agua deben beber los mayores

Cuánta agua deben beber los mayores
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El verano está muy próximo, así que toca prepararse de nuevo para soportar altas temperaturas, sobre todo en algunas zonas de España en donde los termómetros llegan a rozar los 40 grados centígrados. Es por eso que la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) haga un llamamiento para que las personas de más edad consuman a diario entre 1,5 y 2 litros de agua para evitar deshidratación. En las comidas al menos deben tomar un vaso y durante el resto de la jornada repartir el resto. A continuación te damos más detalles sobre cuánta agua deben beber los mayores.

El agua debe considerarse un nutriente básico en este grupo de edad, que carece de aporte calórico al no tener micronutrientes como proteínas, grasas o hidratos de carbono. Eso sí, puede proporcionar una interesante cantidad de micronutrientes en forma de minerales (magnesio, calcio, fósforo, flúor) y electrólitos (cloro, potasio y cloro).

A medida que vamos cumpliendo años, también se produce una reducción de la proporción de agua del cuerpo, de ahí que resulte importante reponer de manera correcta. Es importante consumirla de forma regular para evitar casos de deshidratación o descompensaciones orgánicas, algo que puede resultar más frecuente en esta época del año debido al calor que soportan algunas personas.

Entre las recomendaciones que realizan se encuentra que el consumo de líquidos se haga de forma gradual repartido a lo largo de la jornada, incrementándolo  durante la mañana y la tarde para que esto no provoque incontinencia nocturna y despertares a altas horas de la madrugada.

En las distintas comidas que se hagan a lo largo del día, tanto en el desayuno, almuerzo, merienda y cena, es preciso tomar un vaso de agua para facilitar la ingestión de sólidos. Tampoco consideran necesario beber antes de ellas ni rebasar los 1,5 litros durante las comidas, ya que lo único que proporciona es saciedad y llenado del estómago.

En el caso de que se incremente la fibra dietética también se haría necesario aumentar el consumo de líquidos para que evitar la impactación fecal.

En lo referente a las características del agua, lo adecuado es que sea sin gas para evitar flatulencias, excepto en aquellas situaciones en las que se recomiende para evitar dispepsias. Hay que procurar que no sea demasiado rica en minerales para que no haya desequilibrios hidroelectrolíticos y descompensaciones de patologías como insuficiencia cardíaca congestiva o la hipertensión arterial.

Pero no todo debe ser agua, ya que también se permite la ingesta de otros líquidos como pueden ser infusiones, zumos naturales, leche, sopas, caldos, gelatinas y gazpachos. La fruta y las verduras proporcionan importantes cantidades de agua que sirven para compensar las pérdidas de líquido que se producen por medio de la orina y el sudor.

En verano hay que apostar claramente por los productos con alto contenido en agua, como la leche, verduras, yogures o frutas de temporada como fresas, melón, sandía o melocotones. Tampoco pasaría nada si se recurre a las bebidas isotónicas, pero siempre con moderación ya que cuentan con altas cantidades de azúcar.

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