Cerca de la mitad de la población adulta tiene dificultad para iniciar o mantener el sueño
Según la OMS, las horas que debe dormir una persona a lo largo de una jornada diaria no pueden estar por debajo de las seis horas
Este problema también alcanza a la población infantil, de la que al menos un 20% sufre algún tipo de trastorno del sueño
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El sueño se entiende como el proceso biológico inconsciente en el que el organismo del ser humano se recupera de manera física y mental de la actividad que ha realizado a lo largo de un día.
Además, durante el proceso del sueño, el cuerpo consolida la memoria, recobra la capacidad de rendimiento, formaliza el sistema emocional, refuerza el sistema inmunitario y también durante el sueño tienen lugar infinitos procesos hormonales.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el insomnio es la dificultad para conciliar o mantener el sueño o bien una sensación de sueño poco reparador que genere un notable malestar.
La falta de sueño y/o su mala calidad pueden tener considerables consecuencias para quienes lo padecen, como cansancio psico-físico, trastornos emocionales (falta de serenidad, impaciencia, irritabilidad), pérdida de rendimiento laboral, dificultades de aprendizaje y más posibilidad de sufrir accidentes, ya sean laborales, de tráfico o incluso domésticos, según el Instituto de Medicina del Sueño.
Y es que, «el insomnio es el trastorno de sueño más frecuente en la población general y uno de los motivos de consulta más habituales en las unidades de sueño, dependiendo de la definición utilizada la prevalencia del mismo varía desde un 5% hasta el 50 de la población general, siendo más prevalente en sexo femenino», según la Sociedad Española de Sueño (SES).
Las principales causas de este trastorno son: el estrés, los cambios horarios producidos por la rotación frecuente de los turnos de trabajo, realizar actividades estimulantes antes de ir a dormir, tener unos horarios de acostarse y levantarse irregulares, padecer algunas enfermedades como el Parkinson, ansiedad o hipertiroidismo y el consumo de cafeína, nicotina y alcohol, explica Laboratorios Normon.
¿Cuántas horas debo dormir?
El tiempo que debe cada persona dormir a lo largo del día está condicionado por distintos factores, el principal es la edad. Entiendo que los recién nacidos deberán dormir más horas que una persona adulta. Estas son las horas que debería dormir cada persona en función de la franja de edad en la que se encuentre:
- Recién nacidos (0-3 meses): entre 14-17 horas al día, aunque se considera como aceptable que este tiempo pueda ser de 11 a 13 horas.
- Bebés (4-11 meses): entre las 12 y 15 horas.
- Niños pequeños (1-2 años): no deberían dormir menos de 9 horas y más de 15 o 16 horas.
- Niños en edad preescolar (3-5 años): el tiempo ideal dedicado a dormir es de 10-13 horas.
- Niños en edad escolar (6-13 años): entre 9-11 horas.
- Adolescentes (14-17 años): entre 8,5 a 10 horas diarias.
- Adultos (18 a 64 años): su tiempo óptimo de sueño es de 7-9 horas al día.
- Personas mayores (más de 65 años): lo más saludable para ellos es que el sueño ocupe 7-8 horas al día.
Según la OMS, las horas que debe dormir una persona a lo largo de una jornada diaria no pueden estar por debajo de las seis horas. Entendiendo esto se puede deducir que el ser humano descansa de manera efectiva a partir de las siete horas de sueño al día.
Dormir poco, un problema de salud
La Sociedad Española de Neurología (SEN) apunta que hasta cuatro millones de españoles sufren algún trastorno del sueño crónico y grave. Entre un 20% y un 48% de la población adulta tiene dificultad para iniciar o mantener el sueño. Este problema también alcanza a la población infantil, de la que al menos un 20% sufre algún tipo de trastorno.
Los neurólogos estiman que más de dos tercios de las personas que padecen problemas de sueño no buscan ayuda profesional, por lo que carecen de diagnóstico, y al menos el 5% se automedica diariamente según la SEN. Para resolver este problema, la organización ofrece ocho consejos para conseguir un sueño de calidad:
- Establecer un horario regular de sueño.
Si dormimos siesta, evitar que supere los 45 minutos. - Evitar tomar alcohol al menos cuatro horas antes de acostarse.
- Evitar el consumo de cafeína, té, chocolate o bebidas energéticas al menos seis horas antes de dormir.
- No tomar comidas pesadas y picantes al menos cuatro horas antes de dormir.
- Hacer ejercicio regularmente, pero no las horas previas a acostarse.
- Encontrar un nivel de temperatura agradable y mantener la habitación bien ventilada.
- Eliminar el ruido que pueda causar distracción y evitar la luminosidad de las habitaciones al máximo durante la noche.