Yolanda Díaz compra votos a jóvenes y vagos

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El artículo 146 de la Ley del Régimen Electoral General (LOREG) establece «pena de prisión de seis meses a tres años o multa de doce a veinticuatro meses, así como inhabilitación especial para el derecho del sufragio pasivo» para quienes «por medio de recompensa, dádivas, remuneraciones o promesas de las mismas, soliciten directa o indirectamente el voto de algún elector». El domingo, en una entrevista en El Mundo, Yolanda Díaz anunció su intención de comprarle el voto a los más jóvenes comunicando que iba a «dar 20.000 euros a todo el que cumpla 18 años, para emprender o formarse». La vicepresidenta segunda del Gobierno, ministra de Trabajo y candidata por la formación de ultraizquierda, Sumar ha llamado a esta propuesta la «herencia universal», la ha valorado en 8.000 millones de euros que saldrían, según ella, de nuevos impuestos a los más ricos y que se les regalarían a todos los jóvenes, incluidos los hijos de esos más ricos. Si esto no es intentar comprar votos, yo ya no sé qué lo puede ser.

Las encuestas no le van a Yolanda Díaz como ella esperaba. Está perdiendo más de medio millón de los votos que Podemos consiguió en 2019 y todo apunta a que no va a superar los 35 diputados, que serían 4 o 5 menos de los que, por separado, lograron los partidos que integran la plataforma Sumar. Esta caída, unida al descenso del PSOE, hace que las posibilidades de repetir el Gobierno de coalición se esfumen, por lo que, a la desesperada, está lanzando propuestas populistas cada vez menos pensadas. La de la «herencia universal» que anunció el domingo ya tuvo que corregirla ayer, cuando se dio cuenta de que la había enfocado a muchos jóvenes que el 23 de julio aún no la van a poder votar, y encima había enfadado a los que sí pueden hacerlo así que, sin ni siquiera sonrojarse, la cambió.

Ahora dice que esos 20.000 euros se los va a dar no cuando cumplan 18 años, como había anunciado, sino a todos los menores de 23, que esos sí le pueden votar. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), hay unos 2,5 millones de jóvenes españoles entre 18 y 23 años. Para darles 20.000 euros a cada uno, Yolanda Díaz necesita más de 50 mil millones de euros el primer año y luego otros 9 mil millones cada año, para los que vayan cumpliendo los 18. En una legislatura estamos hablando de más de 85 mil millones de euros, que es, aproximadamente, la mitad de todo el gasto previsto en los Presupuestos Generales del Estado de 2023. La idiotez es tan evidente que no necesita más comentarios. La otra idea «brillante» que se le ha ocurrido es la de rebajar la jornada laboral sin tocar el salario para que, de aquí a una década, trabajemos sólo 4 días a la semana, con jornadas que se acorten para terminar antes de las 6 de la tarde, cambiando los horarios comerciales. Lo resume así la gallega: «tiempo para vivir, para pensar, para aburrirse y hacer lo que nos guste». En busca del voto de los más vagos.

En el año 2010 la Audiencia Provincial de Madrid sentenció que a las promesas electorales incumplidas por los partidos políticos no les son aplicables las normas sobre publicidad engañosa. Leyes redactadas por políticos con las que cada vez es más difícil que la sociedad les impida hacer lo que les dé la gana. Con el delito electoral pasa lo mismo, si la policía detiene a un intermediario comprando votos para un candidato será castigado el intermediario, pero el político al que iba destinado ese voto como mucho será inhabilitado durante un cortísimo número de meses, pasados los cuales podrá volver a intentarlo, como acabamos de ver en Melilla. Yolanda Díaz está prometiendo un dinero que es imposible pagarlo a unos jóvenes que aceptarían vender su voto, engañados. Debería ser delito, pero me temo que ningún político apoye una ley que castigue esto.

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