Vergüenza de Gobierno, vergüenza de PSOE

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Uno de los mayores éxitos del sanchismo en el proceso de demolición de la democracia ha sido conseguir que resulte impopular, incluso molesto, hablar de ETA. Sé que esto no es nuevo, que hace tiempo que nos bombardean a derecha e izquierda pidiéndonos que olvidemos “el tema”, que hace tiempo que se viene extendiendo un velo para cubrir nuestra historia más reciente mientras buscan en el pasado más remoto hechos que permitan enfrentarnos nuevamente a los españoles. Pero es el régimen del caudillo Sánchez el que de una forma planificada ha decretado que sea políticamente incorrecto hablar de ETA y/o de sus víctimas porque los protagonistas del terror y sus socios/protectores aún están entre nosotros, les podemos señalar con el dedo, les podemos exigir responsabilidades, les podemos dejar de votar. Y es que recordar la historia de terror de ETA y la asignatura pendiente que tiene con la democracia con sus víctimas nos lleva inmediatamente a cuestionar la calidad democrática del partido que sostiene a sus albaceas y que limpia desde las instituciones su historia criminal.

Los que aún tenemos vida y memoria estamos obligados a dar la voz a las víctimas, lo que inexorablemente nos lleva a señalar a quienes hoy son cómplices de la ideología criminal y terrorista que les arrebató la vida para intentar que en España no triunfara la democracia. Por eso voy a insistir en el último episodio protagonizado por el sanchismo ante las instituciones europeas que desvela la bajeza moral del gobierno de Pedro Sánchez Castejón y, particularmente, del Partido Socialista Obrero Español.

Para cualquier español de bien es una vergüenza que una comisión del Parlamento Europeo tuviera que venir a España a investigar los motivos por los que en un país de la Europa democrática hay 379 crímenes de ETA que aún no han sido juzgados. Es una vergüenza que el Parlamento Europeo haya constatado que no hay sentencias en el 44% de los crímenes cometidos por ETA, crímenes cometidos durante y contra la democracia (46 durante la dictadura, hasta 812 durante la democracia). Es una vergüenza que el Parlamento Europeo se vea obligado a señalar que el 70% de los crímenes no resueltos se perpetraron entre 1978 y 1987, un 85% de ellos en el País Vasco y Navarra. Navarra, esa comunidad en la que gobierna el sanchismo con el permiso y a las órdenes de Otegi, el terrorista.

Es una vergüenza que el PE se haya visto obligado a pedir a las autoridades del un país miembro de la UE que se modifique la legislación para que los condenados por terrorismo no puedan acceder a beneficios penitenciarios si no colaboran en la resolución de todos los atentados de los que tengan conocimiento. Es una vergüenza que hagan esa recomendación porque saben que el Gobierno de España está acercando terroristas a las cárceles vascas -para que luego el PNV los suelte- sin que los asesinos se hayan arrepentido ni mucho menos colaborado con la justicia. Es una vergüenza que en el informe elaborado por los diputados tras visitar nuestro país se constate que hasta la fecha ningún terrorista beneficiado por el Gobierno ha colaborado en el esclarecimiento de los crímenes. Es una vergüenza que se tenga que decir al Gobierno que las autoridades han de evitar el enaltecimiento público de los terroristas.

Es una vergüenza que el PE haya constatado que hay instrumentos para esclarecer los crímenes que no se están utilizando y se sienta obligado a pedir al Gobierno de España que se agoten las posibilidades interpretativas de la ley para que los crímenes de ETA no prescriban ni puedan ser amnistiados porque se consideran crímenes contra la humanidad.

La cuestión es qué va a ocurrir ahora, después de que el PSOE, ante el fracaso de su veto para evitar que se aprobara el informe, cambiara de voto entre el miércoles y el jueves. Ahora que el Parlamento Europeo ha declarado solemnemente que los crímenes cometidos por ETA son crímenes contra la humanidad, ¿va a romper Sánchez sus alianzas con los herederos de ETA? ¿Va a mantener las alianzas con quienes defienden la ideología en cuyo nombre se instauró las víctimas, va a mantener sus acuerdos con los defensores de crímenes de lesa humanidad para gobernar en Navarra y en el conjunto de España? ¿Va a seguir beneficiando a presos terroristas aunque no colaboren con la justicia para esclarecer los 379 crímenes de ETA que aún no han sido juzgados?

El sanchismo se ha llevado por delante lo mejor de la historia del partido socialista; y no es que lo lamente por ellos – al fin y al cabo Sánchez es culpable, pero los afiliados del PSOE son responsables porque le están dejando hacerlo- sino por las consecuencias que tiene para nuestra democracia. Porque aunque parezca ciencia ficción, esto no ha sido siempre así. Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que los diputados socialistas y populares en el Parlamento Europeo trabajaban juntos para sensibilizar al conjunto de los poderes políticos y a la sociedad europea de que ETA era un drama para España y a la vez un problema de Europa. Hubo un tiempo en el que ambas formaciones políticas iban juntas en Bruselas para echarles la bronca a las autoridades de los países miembros y a la propia comisión exigiéndoles que hubiera acción común y no solo discursos de solidaridad tras cada atentado. Hubo un tiempo en el que en el marco del acuerdo por las libertades y contra el Terrorismo que se aprobó en España en diciembre de 2000, una delegación de los dos grupos parlamentarios nacionales visitaron el Parlamento Europeo y se reunieron con todos los grupos para pedir acción contra ETA. Y en ese contexto se aprobaron las decisiones marco sobre la definición común del delito del terrorismo y la orden de detención y entrega en 2001 y 2002, respectivamente.

O sea, hubo un tiempo en el que los demócratas españoles trabajábamos juntos para defender nuestras instituciones, para derrotar al terrorismo (no solo para detener a los criminales, sino también para deslegitimar su ideología y su historia de terror) y para que se hiciera justicia a las víctimas. Hubo un tiempo en el que España consiguió respeto y acción común del resto de las instituciones y países de la UE. Y entonces llegó Zapatero al Gobierno y rompió todos los consensos, incluido el pacto por las Libertades y contra el terrorismo. Y después llegó Sánchez. Y ahí se terminó de pudrir todo.

Decía Primo Levi que puesto que comprender es imposible, recordar es un deber. Recordemos; que la vergüenza que nos provoca nuestro Gobierno se convierta en resistencia ante la infamia y la traición.

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