¿Es Uber el lobo de Silicon Valley?
Uber puede ser una compañía no muy conocida en España, pero es la mayor empresa privada del mundo con una valoración de 70.000 millones de dólares. Uber es una empresa tecnológica cuya actividad es conectar conductores registrados en la aplicación con clientes que necesitan transporte a través de una aplicación que uno puede bajarse en su móvil, tableta u ordenador. En España no es tan conocida porque fue suspendida en 2014 por competencia desleal al taxi. Ahora ha vuelto a nuestro país con un modelo de negocio en el que no cualquiera puede ofrecer servicios de transporte, sólo conductores profesionales con una licencia VTC —una autorización de arrendamiento de vehículos con conductor—. No obstante, no es esto lo que vamos a analizar sino los últimos escándalos que han ocurrido en la compañía, los cuales han sacado a relucir una cultura corporativa digna del ‘Lobo de Wall Street’.
Según el New York Times, cuando un nuevo empleado llega a Uber, le inculcan los 14 principales valores de la empresa entre las cuales encontramos hacer apuestas arriesgadas, estar obsesionado con el cliente y “jugar” con el cliente para conseguir siempre sacar más de éste. También según el New York Times, la empresa de Silicon Valley es una auténtica meritocracia donde a los mejores se les alaba y a los peores se les humilla. No sólo eso, además, se promueve pisar al de al lado para subir en la empresa. Unos mensajes en los móviles de empleados corroboran la historia de que un jefe de zona amenazó a un empleado con un bate de béisbol por no llegar a sus objetivos.
Ahora hay que añadirle que si tus resultados son excelentes se te deja hacer cualquier cosa. Por ejemplo, según antiguos empleados, un gerente empezó a manosear a una empleada alegando que tenía buenos números. Cuando otra empleada denunció a otro “buen” gerente por acoso laboral, la empresa le hizo caso omiso. En una fiesta corporativa en Las Vegas donde se contrató a Beyoncé para cantar, el baño era una enorme fila india debido al gran consumo de cocaína. En la misma fiesta, un gerente robó un autobús privado y se fue con él a dar una vuelta ebrio y en compañía de unas prostitutas. Esta cultura corporativa está claramente incitada por su consejero delegado y cofundador, Travis Kalanick, el cual llamó a Uber en la revista GQ “Boob-er” en referencia a los pechos de las mujeres que conseguía gracias a ser el cofundador de la aplicación. Obviamente, ha dicho que esa cultura tiene que acabarse y que va a emprender una investigación interna.
Sin embargo, hace una semana, un conductor de Uber grabó un altercado con el propio señor Kalanick en el que el conductor le decía que Uber no lo estaba haciendo bien porque sus conductores perdían dinero. El consejero delegado se pone hecho una furia y le dice básicamente con muchos insultos entre medias que se vaya a freír espárragos y que resuelva sus problemas él solito. Luego tuvo que pedir perdón por este conflicto, admitió que era un inmaduro y que iba a pedir ayuda para gestionar la empresa. Lo increíble de todo esto es que estamos hablando de la mayor empresa privada del mundo. También hablamos de una empresa que ha perdido 3.000 millones en 2016 —datos de Bloomberg—. Entre las pérdidas y los valores éticos de la empresa, uno tiene que preguntarse si puede que los fondos de Silicon Valley que hacen estas valoraciones —compran partes de estas empresas por ese valor— hayan perdido el sentido común. No obstante eso sólo ocurre en las burbujas…