La triste realidad es que fuera ven a España como un bulto sospechoso

La triste realidad es que fuera ven a España como un bulto sospechoso

No nos engañemos. Lo ocurrido en las últimas horas en Ceuta es consecuencia directa de lo que el Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez ha hecho con España: convertirla en un problema a los ojos de las democracias occidentales. España es, objetivamente, un bulto sospechoso para la UE. La política migratoria se condensa en la figura del presidente del Gobierno, que llegó al cargo renunciando a las políticas de devolución de inmigrantes ilegales «en caliente» y ahora, cuando nuestras fronteras han sido invadidas por miles de personas manejadas como marionetas por Marruecos, promete firmeza en la defensa del territorio nacional. Ahora, cuando algunas de las más grandes potencias de la UE han tenido que pedirle explicaciones por su nefasta gestión en el control de fronteras, el presidente arrastra los pies y viaja de urgencia a Ceuta prometiendo el cumplimiento de la ley. ¿Y hasta ahora, qué?

Lo vivido en Ceuta es la prueba del nueve de que la improvisación se ha instalado en un Gobierno que no entiende que las leyes más elementales de la diplomacia se basan en la anticipación de movimientos. España, tristemente, es un peso muerto en el panorama internacional. Estados Unidos contribuyó decisivamente a que el Gobierno de José María Aznar solventara con éxito la crisis de Perejil, pero ahora Washington ha encontrado en Marruecos un socio más fiable que España. Biden ignora a Pedro Sánchez; la UE mira cada vez con mayor desconfianza al Ejecutivo socialcomunista y aquella imagen de país serio y fiable que ofrecíamos al exterior se va diluyendo de forma apresurada.

Que Marruecos utiliza el chantaje y la extorsión en sus relaciones con España no es ninguna novedad, pero sí lo es que el Gobierno de España no haya entendido nada y vaya a remolque de un conflicto anunciado que ha cogido a Sánchez en la inopia. La triste realidad es que nuestra posición en el mundo se ha debilitado por culpa de un Ejecutivo que vive instalado en la propaganda. Así nos va.

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