La trastienda de la abdicación del Rey Juan Carlos

Con motivo de las demandas que está emprendiendo el Rey emérito Juan Carlos y que, a mi criterio, tanto le van a perjudicar, recuerdo aquel 18 de junio de 2014, la triste ceremonia celebrada en el Palacio Real, donde firmaba su abdicación en un documento que, al parecer, poco interesaba, porque la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, lo encontró abandonado en la mesa donde se había firmado. Lo único que deseaban todos aquellos que propiciaron su marcha era que desapareciera de una puñetera vez. Al parecer también su familia.
Varias fueron las personas que colaboraron en la abdicación del hoy Rey emérito, según Javier Ayuso, ex director de Comunicación de la Casa Real de 2012 a 2014, que tuvo un papel importante y no sólo en la abdicación. Idea suya y de Rafael Spottorno fue que Don Juan Carlos se humillara ante España entera pronunciando aquella frase el día que, bajo de moral, abandonaba la clínica en la que había permanecido desde que regresara de Botswana: «Lo siento mucho, no volverá a ocurrir».
Peor, mucho peor, fue lo que sucedió el 6 de enero de 2014, con motivo de la Pascua Militar. Aquel día saltaron todas las alarmas contra el Rey, incapaz de leer correctamente su discurso institucional a las Fuerzas Armadas debido a su estado físico. Estaba agotado. Había llegado esa madrugada de Londres, donde celebró su cumpleaños junto a su amiga entrañable, Corinna Larsen, a quien también ha demandado estos días. Tanto la familia como el Gobierno y los políticos se quedaron tan afectados que pensaron era el momento de que abdicara. Y, un mes más tarde, en febrero, se decidió que el Rey tenía que marcharse y dar paso a su hijo.
La hora de la venganza
Aunque entre aquellos que deseaban que el Rey se fuera estaban, por razones obvias, la Reina Sofía y también Letizia, la nuera que nunca se llevó bien con el real suegro desde que se opusiera públicamente a su boda, con aquellas terribles palabras: «Te vas a cargar a la monarquía». En estos momentos, con sus demandas, es él quien está poniendo en peligro la Institución. Volviendo al tema que nos ocupa, era el momento de la venganza y de que su marido se convirtiera en Rey y ella en la consorte del Rey.
Felipe, por supuesto, a espaldas de su padre, acudía –como reconoció Javier Ayuso– a las reuniones secretas de trabajo celebradas casi a diario en el despacho de Spottorno.
«Trabajábamos con la máxima confidencialidad. De hecho, no lo sabía nadie de nuestros equipos. Todos los trabajos que íbamos haciendo los grabábamos en un pendrive. No en el disco duro de los ordenadores, por razones obvias».
Toda una operación en la que participaba el príncipe Felipe para apartar a su padre ante la crítica situación. Asimismo, Jaime Alfonsín, secretario del príncipe y el hombre de Zarzuela que más odiaba al Rey Juan Carlos. A propósito, ¿que es de él?
Quienes lo tenían que saber eran -se supone- Felipe González, Pérez Rubalcaba, el presidente Rajoy y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, aunque a éstos se les informó «unos tres días antes. El 15 de mayo eran las elecciones europeas, al final de junio se disolvían las Cortes. Había que aprovechar, en esos cuarenta y cinco días, el momento más oportuno… Sobre la mesa, dos opciones: el 2 o el 9 de junio».
Premonitorias palabras de Sofía
¿Cual fue el problema?, se preguntará el lector. «Que cuando Moncloa anuncia que iba a haber una declaración institucional del presidente del Gobierno, empezaron a correr rumores», señala Ayuso.
No obstante, todo salió según lo previsto en esta operación de la que Javier Ayuso y Rafael Spottorno fueron los artífices.
Ese día recordé las declaraciones que, sobre una posible abdicación de su marido, hizo doña Sofia a Pilar Urbano: «¿Abdicar por misión cumplida? Abdicar, ¡nunca! El Rey no abdicará ¡jamás! Será Rey hasta su muerte”, respondió la Reina Sofía de forma terminante.
Recordando estas premonitorias palabras de Doña Sofía y también mías, con el libro El rey no abdica (La Esfera 2011), ¡vaya clarividencia que tuve! y pensando en la actual situación de Don Juan Carlos, no podemos evitar recordar lo que Albert Boadella ha dicho refiriéndose al Emérito: «¡No hay nada como un gran entierro real! Y además con toda la parafernalia de ¡El rey ha muerto!, ¡Viva el rey!». A sus 87 años, sólo hay que esperar.
Chsss…
Según Beatriz Miranda, la revista de mis amores y mis dolores pretendió comprar las fotos de la princesa en biquini para retirarlas y hacerle un favor cortesano a Letizia, metiéndolas en el famoso cajón, pero pedían mucho dinero.
¿A quien se refiere Ana Palacio cuando escribe sobre él como un enigma cuya trayectoria va de la pobreza al poder? Perdió a su esposa, su hija mayor cayó en malas compañías, su hijastra le crucificó de forma injusta y cruel, y su segundo matrimonio le salió rana. Conduciendo, le costó la vida a un pobre hombre y él lo pago con la cárcel. ¡No caben mayores tragedias en una vida!
Según Gato Magerit, en el palco de honor del Real Madrid se ha celebrado el último Consejo de Ministros, presidido por Florentino Pérez con asistencia de muchos titulares, entre ellos José Manuel Albares, de Asuntos Exteriores. ¡Hay que tener cuidado con los bajitos, apuntan alto!
Reconoce que es la imagen exacta del fracaso de la cultura en España.
La izquierda de Sánchez es una política de egoísmo y vanidad.
El juicio contra el entrenador del Real Madrid no sólo fue sesgado, capcioso e interesado por parte de la Agencia Tributaria y de interpretaciones tan irracionales como valorar el reloj que llevaba y que le regaló, en su día, el Club, valorado por Hacienda en 260.000 euros y los peritos por 25.000 euros.
Y encima, el impresentable Revilla, tras insultar al Rey Juan Carlos, le exige que mejor permanezca callado debido a su situación. Y cuando le piden explicaciones, se descojona. Es capaz de pedirle daños y perjuicios, el muy cara. ¡Y pensar que este tipo ha sido presidente de una comunidad tan importante como la cántabra!
Después de haber sido bicampeón del mundo de Fórmula 1, de un tiempo a esta parte va de mal en peor. «Figurar en el puesto 11 de la clasificación ya es un pequeño milagro», ha reconocido con humildad.
¿Por qué no se retira de una vez y deja de arrastrarse por las pistas del mundo entero?
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