Todo lo que puede empeorar, empeora

Todo lo que puede empeorar, empeora

Repasar los titulares de la prensa diaria se ha convertido en una actividad de riesgo para el equilibrio mental. Da igual el día que elijas, todo es un desastre:

“Se disparan las cifras de muertos y contagiados en toda España”.

“Se retrasa la llegada de las nuevas dosis de la vacuna”.

“El temporal Filomena hunde aún más las perspectivas económicas de España”.

“El decreto del Gobierno para repartir a dedo los fondos europeos puede ir en contra de la legislación europea y España podría ser sancionada”.

“Record de ingresos, contagios y muertes por Covid en varias regiones de España”…

Y así todo. Lo vengo diciendo: es como si nos hubiera mirado un tuerto. Porque lo del caudillo Sánchez no es solo maldad, soberbia, incompetencia, desidia, falta de prejuicios, sectarismo, irresponsabilidad…que lo es. Es que además este tío es gafe. 

Ya está demostrado que el único objetivo del caudillo es mantenerse en el poder, caiga quien caiga, para lo que utiliza las mismas malas artes que le llevaron a obtener la Presidencia del Gobierno de España. Sus mentiras, su falta de compromiso con la palabra dada, su total ausencia de prejuicios, su ambición sin límites, su personalidad psicopática ayuna de todo tipo de empatía hacia las personas que sufren las consecuencias de sus actos… son algunos rasgos del comportamiento de este caudillo moderno al que solo le falta ponerse el fajín, porque el NODO ya lo tiene. 

Pero es que además, insisto,  este tío es gafe. Todo lo que de él dependa, ya sea una pandemia o un temporal, saldrá mal. Si llega la pandemia, su mal fario (sumado a todas las erróneas decisiones que antes señalé)  provocará que aun teniendo un buen sistema sanitario y unos grandes profesionales, España sufra más que cualquier país de nuestra entorno. Si llega un temporal, su mal fario –unido a su desidia- provocará que España sufra un desastre sin precedentes en los últimos cincuenta años. 

La personalidad de Pedro Sánchez  -la falta de empatía,  la adopción de estrategias cuyo único fin es el beneficio propio y la vanidad- lo convierten en un peligro público. Si a esas característica se suman la estupidez –según la definición de   Carlo Cipolla en “Allegro ma non troppo”-  el poder y estar gafado,  el resultado es mortal. 

Cipolla sostiene que frente a un individuo estúpido con poder uno está completamente desarmado, pues generalmente el ataque nos coge por sorpresa (“no será capaz de hacerlo…”) e incluso cuando se tiene conocimiento del ataque no es posible organizar una defensa racional porque el ataque , en si mismo, carece de cualquier tipo de estructura racional. 

“La capacidad de hacer daño que tiene una persona estúpida depende de dos factores principales. Antes que nada depende del factor genético. Algunos individuos heredan dosis considerables del gen de la estupidez, y gracias a tal herencia pertenecen, desde su nacimiento, a la elite de su grupo. El segundo factor que determina el potencial de una persona estúpida procede de la posición de poder o de autoridad que ocupa en la sociedad (…) cuya capacidad de hacer daño al prójimo ha sido ( o es)  peligrosamente potenciada por la aposición de poder que han ocupado(u ocupan)”. 

Cipolla  concreta su análisis de la estupidez humana en cinco leyes fundamentales. La  Quinta Ley Fundamental dice: 

– “La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe”.

Y el corolario de esta ley dice así:

-“El estúpido es más peligroso que el malvado”.

No hay más que repasar lo que nos ha pasado a los españoles durante su mandato de Sánchez para confirmar que  se ha convertido en un peligro para la seguridad nacional.  Contra un tipo así no hay estrategia de prevención posible; solo cabe alejarse y alejarlo. Para lo que es importante tener siempre presente la Cuarta Ley Fundamental de la estupidez humana de Carlo Cipolla: 

-“Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas”. 

Conclusión: hay que mantenerse alerta porque siempre que dependa del gafe impostor que reside en la Moncloa, todo lo que pueda empeorar, empeorará.

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