También está muerto Hitler y en Alemania es delito enaltecer el nazismo

También está muerto Hitler y en Alemania es delito enaltecer el nazismo
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Con el peregrino argumento de que tras la disolución de ETA ha cambiado «la realidad social del tiempo en que vivimos», la Fiscalía ha solicitado a la Audiencia Nacional que se archive la investigación vigente sobre el homenaje celebrado, en diciembre de 2018, al etarra José Miguel Beñaran, «Argala», ideólogo de la organización terrorista. La petición se formula coincidiendo con el sobreseimiento definitivo de la causa abierta por el recibimiento al también etarra Kepa Etxeberría  -que se ha hecho público este pasado martes- en Rentería, en marzo de este mismo año.

El argumento es que una vez que ETA ha entregado las armas y declarado el alto el fuego definitivo de su actividad criminal, el delito de enaltecimiento terrorista necesita que se desprenda de las manifestaciones de apoyo a ETA la existencia de una amenaza colectiva directa. Esto es, señalamiento explícito de terceros concretos para acabar con su vida o o riesgo real de amenaza de atentados. O sea, que se pueden gritar consignas y proclamas a favor de ETA y sus integrantes que supongan una humillación a las víctimas del terrorismo, pero si no hay amenazas de muerte no hay delito.

Eso de que extinguida ETA se extinga también el delito de enaltecimiento terrorista es un razonamiento absurdo, porque sería tanto como afirmar que muerto Hitler ya no existe el delito de enaltecimiento del nazismo. Con la tesis de la Fiscalía, el delito de enaltecimiento del terrorismo -aunque esté contemplado- deja de existir en el Código Penal. Da la sensación de que la Fiscalía baja las manos y acepta que la «nueva realidad social»sirva de coartada para que etarras con delitos de sangre sean homenajeados con total impunidad.

Nadie parece reparar en que la dignidad de las víctimas del terrorismo necesita ser protegida y reparada. Los verdugos, vitoreados; las víctimas, humilladas, y el Estado, lavándose las manos.

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