Sube & Baja, por Jaime Peñafiel: semana del 13 al 19 de diciembre de 2025
SUBE: Jesús Vázquez
Después de 35 años en la cadena de Fuencarral, sin necesidad de pasar por el quirófano como Jorge Javier y Matamoros, y con su jovencísimo y agradable aspecto que para ellos quisieran, ha cambiado de canal televisivo: «Después de una época maravillosa y muy larga en Mediaset en la que he sido muy feliz, he fichado por Televisión Española. Nunca había trabajado en la pública, que además está viviendo un momento maravilloso, para conducir como presentador del Benidorm Fest».
SUBE: Santiago Segura
No para de trabajar. No solo ha estrenado en Netflix la película La Navidad en sus manos, aunque no dará las campanadas de Antena 3, lo harán Cristina Pedroche y Alberto Chicote; le veremos esa noche en las Campanadas de Fin de Año. Y, aunque no le permitan hablar del tema, le tienen reservado un papel muy divertido para esa noche. «Sólo puedo decir que me colaré en la emisión de las doce campanadas y organizaré una de las mías. Me hace ilusión porque nunca he estado presente en unas campanadas». Imaginaros a Torrente de presidente; con esto lo digo todo.
BAJA: Jorge Javier Vázquez
El famoso e histriónico presentador de Telecinco que, de un tiempo a esta parte, está sufriendo un calvario por sus operaciones, víctima de su obsesión por rejuvenecer su aspecto y presentar una nueva cara. «Mi idea principal era hacerme tan solo el cuello, que lo veía muy mal, hasta el extremo de provocarme rechazo. Pero el cirujano me sugirió otro tipo de cosas que me podría hacer para rejuvenecer más la cara. Pero, en el postoperatorio, se complicó todo, volvieron a meterme en el quirófano y sufrí una subida de tensión que me desfiguró la cara». ¡Ay, querido Javier, todo ello por no aceptar como eres!
BAJA: Kiko Matamoros
¡Otro como Jorge Javier que tal anda! Por su obsesión de mejorar su aspecto físico. En esta ocasión, se sometió a una delicadísima blefaroplastia en los párpados superiores e inferiores con el fin de eliminar bolsas y ojeras y rejuvenecer su mirada, que no estaba nada mal. Pero, al igual que el compañero, la obsesión por la cirugía estética ya es una constante en su vida. No es la primera vez que pasa por el quirófano, ya que, según se sabe, han sido múltiples las operaciones y tratamientos a los que se ha sometido para verse mejor. ¡Ay, querido, yo siempre te he visto bien!