¿Sobra agua en España?
La gestión del agua en España es llevada a cabo por distintas dependencias y administraciones públicas y privadas:
- 1.- Administraciones Públicas: A nivel autonómico, local y central.
- 2.- Organismos de cuenca: también conocidos como Confederaciones
Hidrográficas, estos organismos son la máxima autoridad en la gestión
de recursos hídricos a nivel de cuenca. - 3.- Empresas de agua: casi la mitad de la población en España es
atendida por empresas de agua privadas o mixtas público-privadas. La
mayor empresa privada es Aguas de Barcelona (Agbar), mientras que
las grandes ciudades, excepto Barcelona y Valencia, son atendidas por
empresas públicas. - 4.- Acceso al agua: el 98% de la población urbana y el 93% de la
población rural están conectados a alcantarillado. El agua del grifo
público se considera potable en todo el país.
Para tener una idea de cómo es esa gestión, vamos a revisar unas cifras espantosas. En España se pierden en el mar (por encima de los caudales ecológicos de los ríos), más de 40.000 Hm cúbicos al año. Si tenemos en cuenta que la Comunidad de Madrid utiliza cerca de 500 Hm cúbicos y el transvase Tajo-Segura es de 600 al año, podemos entender que lo que falta en España no es agua, sino ciencia, planificación y conocimiento.
Bastaría con que se salvara el 20% del agua que ahora se pierde en el mar, con el sistema que enunciaremos a continuación, evitando los múltiples inventos del Gobierno para ahorrar agua, como es la utilización de agua reciclada para la industria alimentaria, con el peligro higiénico que eso conlleva, o las desaladoras o los retretes secos, en vez de centrarse en no perder el agua en el mar, cuando en España hay agua suficiente.
Las últimas crecidas del Ebro, con un pico de caudal de 1.600 m 3 /s. (cuando el caudal normal son 250 m 3 /s.) y las siguientes crecidas, nos ha recordado los constantes llamamientos de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de la posible falta de agua para la Comunidad en un futuro próximo.
La solución es posible. El sistema Cantamer (ver el artículo de OKDIARIO El grave problema del agua en España) conseguiría aunar dos necesidades vitales, la necesidad de que el agua de las crecidas de los ríos no se vierta al mar y la necesidad de acumular la energía sobrante para evitar los vertidos de las energías renovables intermitentes con centrales hidroeléctricas de bombeo.
Este sistema permitiría conectar el Ebro con el Tajo, aprovechando los pantanos existentes, desde el primero, que sería el pantano de Mequinenza (Zaragoza) hasta el último, el Mar de Castilla, que es el nombre que recibe el conjunto de embalses formado por Almoguera, Bolarque, Entrepeñas, Estremera y Zorita, situados en el Tajo medio, y el de Buendía, en el bajo Guadiela, en la Alcarria Baja, entre las provincias de Guadalajara y Cuenca.
Los pantanos se convertirían en depósito inferior o superiores de centrales hidroeléctricas de bombeo, subiendo y bajando montañas, empezando en el pantano de Mequinenza y siguiendo la trayectoria de los ríos Guadalope,Alfambre, Guadalviar y Guadiela, hasta llegar al pantano de Buendía.Parece el sistema más sencillo para aprovechar las crecidas del agua que el Ebro vierte al mar, ya que la conexión del Mar de Castilla o el Tajo con la red de agua de la Comunidad de Madrid se realizaría con las infraestructuras existentes.
El aprovechamiento de las crecidas del Ebro que se vierten al mar, no solamente resolvería la escasez hídrica del Tajo y del Segura, sino que se garantizarían necesidades futuras de agua para la Comunidad de Madrid, que al tener muy poca superficie de regadío (consumidora del 80% del agua) devolvería la mayor parte del agua, como en la actualidad, al Tajo.Por otra parte, los embalses, que son la parte más costosa, ya están construidos, de forma que la única inversión serían las tuberías de conexión y las nuevas centrales hidroeléctricas de bombeo de turbinas reversibles. Solución rentable y fácil de financiar.
Problemas en Andalucía
Según se ha publicado, el presidente de la Comunidad de Andalucía tendrá que restringir agua para Málaga, que este año solamente podrá llenar las piscinas de los hoteles, restringiendo todas las demás. Seguramente es la primera de muchas otras futuras medidas.
En Andalucía, los malagueños se quejan de que no han tenido la misma suerte que el resto de esa Comunidad, con los últimos episodios de lluvia, y que les hubiese gustado que parte de los 1.000 m 3 /s. del caudal del Guadalquivir en la última crecida, a su paso por Palma del Río (Córdoba), cuando su caudal normal es de 175 m 3 /s, hubiese llegado a Málaga.
Debería empezar a estudiarse la aplicación del sistema Cantamer en Andalucía para dar agua a Málaga (en la cuenca del Guadalquivir hay varios pantanos cercanos que aprovechan el agua para sus centrales de bombeo con una capacidad de un hectómetro cúbico al día).
Ese sistema no modifica los embalses existentes, solamente se deberían añadir tuberías a lo largo de la trayectoria de los ríos y unas centrales con turbinas reversibles en las orillas de los embalses o lugares donde el río tiene poca pendiente.
Lo que sí conseguiría el sistema mencionado, sería el aumento de la cota de agua de los embalses (que se encuentran medio secos en verano), aumentando así su eficiencia energética.
Empezando con un depósito artificial en la desembocadura del río Genil, en Palma del Río (Córdoba) y a lo largo del Genil, utilizando los pantanos existentes, el embalse de San Calixto (Córdoba), el de Cordobilla (entre Córdoba y Sevilla), el de Malpasillo (entre Córdoba y Sevilla) y el de Iznájar (entre Córdoba, Granada y Málaga), que serían utilizados como depósitos de centrales hidroeléctricas de bombeo y añadiendo un embalse artificial en la Sierra Gorda de Málaga, o directamente mediante un túnel para atravesar el alto de la sierra y pasar a la cuenca del río Guadalhorce para terminar en el embalse de Guadalhorce en Málaga.
Este sistema funcionaría todo el año como centrales hidroeléctricas de bombeo, exceptuando los momentos de las crecidas del Guadalquivir, desde donde se bombearía el agua para llevarla a Málaga. Las centrales de bombeo, al proporcionar la batería necesaria para las energías renovables intermitentes eólica y solar, costearían la instalación, mientras que el único coste para Málaga sería la electricidad necesaria para bombear el agua a lo alto de la sierra cuando la energía es barata, (por las noches y en los fines de semana), que se recuperaría al turbinar el agua al otro lado de la montaña.
Como las centrales de bombeo utilizan electricidad en horas valle (cuando la electricidad es más barata) y turbinan produciendo electricidad en horas punta (cuando la electricidad está más cara), en las horas valle, parte del agua que se bombea podría servir para Málaga, aprovechando cuando el caudal del Guadalquivir supera el caudal ecológico en Palma del Río. Con este sistema, no solamente los embalses del río Genil y del Guadalhorce estarían al 100% de capacidad, sino que se aprovecharía el agua de las crecidas del Guadalquivir y las del río Genil, que ahora se pierde en el mar.
Las desaladoras, además de tener un coste altísimo, utilizan una cantidad ingente de electricidad, creando una demanda que repercute en el incremento del recibo de la luz en los hogares, en nuestro bolsillo, produciendo agua cara y no apta para el regadío, a unos 5 € la tonelada. Además de tener un mantenimiento muy costoso, al tener que cambiar los filtros periódicamente.
Con el sistema que hemos enunciado, se tendría agua barata y apta para el regadío a menos de 1 € la tonelada, además de proporcionar electricidad barata para todos los españoles, al evitar los vertidos (se tira el sobrante a tierra) de las renovables eólica y solar. Y como colofón, las centrales hidroeléctricas de bombeo duran más de 100 años y tienen muy poco
mantenimiento.
En este contexto, en vez de hacer un nuevo plan hidrológico de escasez de agua, con las interminables peleas por los caudales ecológicos, habría que hacer un plan de abundancia de agua para no tirar el agua al mar y tener todos los embalses se España al 100 % de capacidad, aprovechando esta agua perdida.
El G7
El Grupo de los Siete (G7) es una asociación y foro político y económico intergubernamental conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Italia, Japón y Reino Unido. Además, la Unión Europea es miembro de facto al tener representación política permanente. Sus miembros son los mayores actores globales, ya que por sus peso político, económico y militar son considerados relevantes a escala global. Representa a siete (8 con la UE) de los principales poderes económicos avanzados.
El mandato realizado en la última reunión del G7 es multiplicar por 6 la capacidad de acumulación de energía eléctrica para 2030, lo que ha cogido a España con el pie cambiado. Al principio de las renovables, España cogió el camino equivocado, debido a intereses que no ayudaron ni al cambio climático ni al recibo de la luz.
Para resolver el problema de la intermitencia de las renovables eólica y solar (sólo producen electricidad cuando hay sol o viento), en vez de escoger el método de acumulación mediante energía hidráulica de bombeo, se apostó por el respaldo del gas para la producción de electricidad. (Ver algunos artículos en OKDIARIO: El suicidio energético de España y El timo de la luz, el gas y las renovables).
La acumulación de energía y la dependencia del gas ruso son temas cruciales en el panorama energético actual. Para mitigar la crisis climática, debemos invertir en fuentes de energía alternativas que sean limpias, accesibles y sostenibles, como las centrales hidroeléctricas de bombeo y utilizarlas con el sistema Cantamer. La situación actual nos ha llevado a tener 30 años de retraso, en cuanto a la capacidad de acumulación de energía y tener que depender del gas ruso. Europa, por ejemplo, ha estado importando gas ruso durante décadas. Esto ha generado preocupaciones sobre la seguridad del suministro y la vulnerabilidad ante posibles interrupciones. Está claro que las soluciones energéticas tienen que encontrarse en el ámbito de la ingeniería y no tanto en el de la política.
Diversificar las fuentes de energía y mejorar la eficiencia son estrategias clave para reducir esta dependencia. La ingeniería desempeña un papel crucial en la búsqueda de soluciones sostenibles. En resumen, la ingeniería y la política deben colaborar para abordar estos desafíos. La innovación tecnológica y la cooperación internacional son esenciales para garantizar un futuro energético más seguro y sostenible.
Miguel Ángel Merigó es Doctor Ingeniero EPFL Suiza
Pedro Cantarero es miembro del Grupo de Trabajo sobre Industria y Energía del Congreso de los Diputados.