El siniestro negocio de forrarse formando a los carceleros venezolanos

El siniestro negocio de forrarse formando a los carceleros venezolanos

Que el Gobierno chavista de Venezuela regó de millones a la Fundación CESP, tomada por personas que luego formarían Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza, es una evidencia. Si hace unos días decíamos que la hoy vicepresidenta, Delcy Rodríguez, mimó a CESP con sumo cuidado, OKDIARIO desvela que su antecesor en el cargo, Tareck El Aissami, contrató a la fundación para diseñar el nuevo reglamento penitenciario de aquel país y para adoctrinar en la «conciencia anticapitalista» a los funcionarios de las prisiones. Si tenemos en cuanta cómo se las gasta el régimen a la hora de reprimir cualquier atisbo de disidencia, el informe de CESP debía recomendar que los funcionarios de prisiones se comportaran como carceleros y torturadores. Cabe recordar que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos incluyó a El Aissami en la lista de los delincuentes internacionales más buscados, por sus vínculos con el narcotráfico y grupos terroristas como Hezbolá. Este ere el padrino de los chicos de Podemos.

Según el  «punto de cuenta» del régimen chavista, «la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) es una organización que desde su creación brinda asesoría sociopolítica a distintas instituciones, movimientos sociales y gobiernos, a fin de promover los conceptos de emancipación, conciencia anticapitalista y contraloría social, como ejes básicos en las sociedades que promueven la convivencia en igualdad, libertad y soberanía de los pueblos». Entre 2003  y 2007, el régimen pagó a la Fundación CEPS 2,6 millones de euro para que asesorara al Despacho de la Presidencia, el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales y la Asamblea Nacional.

Según el Gobierno venezolano, los resultados fueron «excelentes en formación y capacitación de funcionarios de prisiones». Estremece pensar que  la excelencia de CESP a la hora de formar funcionarios en las cárceles tenga que ver con el hecho de que las prisiones venezolanas sean lugares marcadas por la represión, el horror y el espanto

En su informe, la Fundación CEPS proponía que los presos dejen de llamarse presos, para denominarse «personas privadas de libertad» y que su Gobierno denomine a las cárceles «comunidades de rehabilitación social». Un tufo comunista lo de la «rehabilitación social» que tira para atrás. O sea, retórica hueca para ocultar la violación más atroz de los derechos humanos

 

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