El sanchismo o la normalización de las salvajadas

Opinión de Eduardo Inda

Hubo un tiempo, tal que 200 años, los que transcurrieron entre la irrupción de los primeros periódicos y la explosión de Internet hará cosa de un cuarto de siglo, en el que el efecto de las noticias duraba al menos 24 horas y, en el caso de las grandes exclusivas, semanas si no meses. Hoy día todo ha cambiado y las noticias se superponen favoreciendo a los gobernantes autoritarios, a los mangantes, a los jetas, a los inútiles, en resumidas cuentas, a los que tienen mucho que esconder. Cuando aparece un bombazo informativo siempre habrá otro a la media hora que atraiga los focos retirándolos del primero de ellos.

A Pedro Sánchez le bastaría con tener, como tiene, en primera posición de saludo al 75% de las radios, al 70% de las televisiones y al 65% de los periódicos. Máxime si reparamos en otro detalle no precisamente insignificante. El 25%, 30% y 35% restante está en su inmensa mayoría acollonado, con lo cual las posibilidades de crítica se reducen notablemente por la autocensura propia de una autocracia que es la clase de régimen al que estamos irremediablemente abocados por culpa activa de Pedro Sánchez y pasiva de una oposición tontita que no hizo los deberes ese 23 de julio en el que perdieron la oportunidad de su vida.

Un 23 de julio que, de momento, sólo tiene ligeras resonancias con ese 6 de diciembre de 1998 en el que los demócratas venezolanos no hicieron sus deberes dando paso a una autocracia en primera instancia y, a partir de 2005, y con el asalto consumado al Tribunal Supremo, en una dictadura con todas las letras en la que se cierran periódicos a gogó, se encarcela a la oposición, se saquea a los empresarios críticos, se ejecuta extrajudicialmente a los disidentes y se ha forzado el exilio de 6 millones de nacionales. No somos Venezuela, ni mucho menos, entre otras razones porque estamos en la UE, pero así empezaron allá.

Sánchez perpetra tantas barrabasadas porque sabe que una tapará a la otra dejando una estela de fetidez moral en la sociedad española

Pedro Sánchez ha calado mejor que nadie la fugacidad de las noticias en esta edad de oro de Internet y me temo que será el que más y mejor partido saque a esa era de la Inteligencia Artificial en ciernes que no sabemos muy bien de qué va pero que nos huele entre muy mal y peor. Nada que que ver con una derecha que vive instalada en las notas de prensa y que ni siquiera ha entendido que el mundo digital, prensa y redes sociales, es el que verdaderamente pita. Continúan viviendo en el papel. Y así les va.

Por eso, el presidente del Gobierno que no elegimos los españoles, mejor dicho, el presidente que han elegido etarras y sediciosos, es tan bestia. Por eso perpetra tantas barrabasadas éticas, estéticas y legales. Porque sabe que una tapará a la otra dejando una estela de fetidez moral en la sociedad española, destrozando de facto y en bastantes ocasiones de iure la España del 78, y provocando que acabemos por no reparar en cada una de las salvajadas. Lo que queda es una nube ponzoñosa que no sabemos muy bien por qué se ha producido pese a que atesora efectos irreversibles, entre otras cosas, porque el PP no cambiará el curso de la historia cuando gobierne. Si es que le dejan volver a gobernar.

La última, el golpe en forma de moción de censura para echar a la constitucionalista Ibarrola y poner al machaca de ETA Joseba Asirón —sí, con acento, que el maketillo se lo quita—, ha provocado la indignación de los españoles de bien. Pero ya verán ustedes cómo entre el efecto Navidad y la consumación de un nuevo disparate ya nadie hablará del triste destino de mi pueblo, que va a acabar en manos de quienes hace no tanto asesinaban a los que no pensaban como ellos —ahora sólo les propinan palizas—. La Pamplona constitucional, española y navarrista pasará a mejor vida en unos días y en menos de lo que canta un gallo nos acostumbraremos a la batasunizada.

Los ecos de ese atropello legal que es la amnistía, que convierte en mártires a los protagonistas del alzamiento del 1-0 y en bultos prevaricadores a los jueces que lo investigaron y lo sancionaron, continúan porque constituye la gran salvajada de la legislatura hasta nueva orden pero podrán comprobar cómo a la semana de aprobarse nadie dice ni mu. Salvo los locos de OKDIARIO y tres o cuatro indomables más. Muchas veces me pregunto si esta España cobarde es la misma que descubrió y conquistó América de la mano de Colón, Hernán Cortés y Pizarro y la que propició la primera gran derrota de Napoleón.

La Pamplona constitucional, española y navarrista pasará a mejor vida en apenas unos días y pronto nos acostumbraremos a la batasunizada

Entre tanto, Sánchez habrá dado carta de naturaleza a tres o cuatro desatinos de marca mayor. Inconstitucionales atrocidades como esas comisiones de investigación del Parlamento que, a modo de VAR, pretenden rearbitrar decisiones judiciales sobre la fantasmagórica base de que se tomaron por motivaciones políticas. El debate lo marcará primero el lawfare que tapará la amnistía y el lawfare dormirá el sueño de los justos en la consciencia y en la conciencia colectiva cuando se ponga en marcha el referéndum consultivo que el presidente socialcomunista tendrá que convocar sí o sí si quiere seguir volando en esa compulsiva obsesión que es para él el Falcon.

Y eso que este último compromiso con Junts es el único de todo el rosario de demencias que cuenta con algún respaldo legal, en el artículo 92 de la Constitución concretamente. El único escollo es ese «entre todos los ciudadanos» que a modo de apostilla culmina el epígrafe. Se supone que es entre todos los españoles pero ese catálogo de imprecisiones que recorre la Carta Magna —éste no es, desgraciadamente, el único— deja la puerta abierta a cualquier interpretación. Y no duden de que el Constitucional de Cándido Conde-Pumpido escogerá la más favorable a quien los digitó.

Y luego, cuando se encone el debate por la amnistía, el lawfare y el referéndum, llegará el tío Pedro con las rebajas penitenciarias forzando la impunidad definitiva del asesinaniñas de Josu Ternera, la excarcelación de Henri Parot, condenado por 40 asesinatos pese a que cometió 80, y el correspondiente ongi etorri a ese votante de Sánchez que es Txapote en su localidad natal, Galdácano. Entonces, obedientes de nosotros, pondremos todos nuestros sentidos en esa mastodóntica infamia olvidando todas las anteriores que, no obstante, serán ya una realidad fáctica y en la mayor parte de los casos, legal.

Si nos resignamos al proceso de amnesia al que nos quiere abocar este Gobierno legal pero ilegítimo acabaremos convertidos en un rebaño

España ya ha perdonado y olvidado la rebaja de penas de mil y pico violadores, pederastas y abusadores y la puesta en libertad de otros casi 200 por culpa de esa Ley del sólo sí es sí que continúa vigente. Con sus correspondientes correcciones pero vigente al fin y al cabo y con los votos del PP. La prueba de la benevolencia de los españoles es que el autoproclamado feminista que otorgó el nihil obstat definitivo a esta basura normativa de Irene Montero continúa en la Presidencia del Gobierno. Ya no nos acordamos de los indultos a Junqueras y cía que vivían en Lledoners casi tan bien como Pablo Escobar en La Catedral de Medellín, tampoco de la derogación del delito de sedición ni de la práctica desaparición del de malversación.

Insisto en la advertencia que formuló el recientemente desaparecido Milan Kundera durante esa batalla contra el diktat comunista que le costó el exilio:

—La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido—.

Yo puntualizaría que si el olvido es absoluto, el poder es absoluto y si el poder es absoluto es que estamos en cualquier cosa menos en una democracia. Hace meses titulé con un contundente La normalización de ETA esta columna dominical. Subrayaba que el blanqueamiento de la banda terrorista que asesinó a 856 compatriotas, disparado exponencialmente desde que Sánchez es presidente, había llegado a tal punto que parecía que ETA nunca hubiera existido o que fueran poco menos que un grupo de muchachos equivocados y descarriados. La banalización de ETA continúa, lo estamos contemplando con pavor en Pamplona, pero ahora la normalización se extiende al resto de salvajadas de Sánchez. Si nos resignamos al proceso de amnesia al que nos quiere abocar este Gobierno legal pero ilegítimo acabaremos convertidos en un rebaño. Y ya se sabe lo que ocurre cuando una sociedad la conforman ovejas y no ciudadanos. Lo vivimos por estos pagos durante 40 años.

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