Sánchez, contra toda lógica

La última encuesta de Tezanos en el CIS afirma que el PSOE está en horas bajas. Tras la trama de corrupción desvelada por el caso Koldo, el Partido Socialista habría caído hasta 1,7 puntos en tan solo un mes.

Ante este escenario, lo lógico sería pensar que el adelanto electoral en Cataluña es un problema para Sánchez: si el resultado del PSC en los comicios catalanes le permitiera gobernar, lo haría en detrimento de uno de los dos principales socios del Gobierno, Esquerra Republicana o Junts Per Catalunya. Entonces, ¿por qué continuarían apoyándolo en el Congreso? ¿Por qué mantendrían al Gobierno?

Esas preguntas, coherentes con la lógica de pensar que Sánchez se enfrenta a un problema, en realidad pueden formar parte de un plan concebido dentro de otro mayor.

Hemos hablado sobre lo lógico, para la opinión general, pero ¿desde cuándo la actuación de nuestro presidente puede considerarse lógica? Si hay algo que mueve a Sánchez es mantenerse en el Gobierno. Por lo que, pensemos lo ilógico, o, de otro modo, pensemos dentro de su lógica.

Sánchez es consciente, igual que el resto de partidos políticos, que tiene una legislatura débil. Salvó los muebles tras el 23 de julio, pero su figura se ha visto perjudicada tras los resultados de las pasadas elecciones gallegas donde planteó los comicios como una lucha de liderazgos: por un lado, destruir el de Feijóo y por otro, recuperar votos a costa de la debilidad de la oposición. Sin embargo, fracasó.

Ahora sale a la luz el caso Koldo, asunto que no sólo no deja en buen lugar a muchos miembros de su Gobierno, sino que además levanta sospechas sobre él mismo y su entorno.

Tras todo esto, resulta evidente que su gobierno pierde fuerza, su partido pierde votos y que depende aún más si cabe del independentismo, para mantenerse en el poder. Por ello… ¿por qué no utilizarlo a su favor?

Con el adelanto electoral, ERC evitaría enfrentarse en estas elecciones al venerado profeta del independentismo: Carles Puigdemont. Por otro lado, si el PSC y ERC forman gobierno en Cataluña, Sánchez argumentaría el relato a su Ley de Amnistía y convocaría elecciones generales. ¿Por qué? Porque sabe que así puede volver a darle la vuelta a su situación de debilidad, y, en consecuencia, volver a ser presidente. Un un win to win en toda regla.

Permítanme explicarme: si el PSC y ERC forman gobierno, la Ley de Amnistía habría tenido todo el sentido según el relato del ejecutivo, pues la convivencia habría vuelto a Cataluña y, por primera vez en catorce años, un partido no independentista entraría en el Gobierno de la Generalitat.

En este escenario, Sánchez, encuentra un relato que cambia por completo la agenda política. Pasará a la historia como el presidente que resolvió el “asunto catalán” y desmontará el mensaje de la oposición.

Otro argumento que le reforzará para convocar unas elecciones generales es que, tras haber echado a Junts del Gobierno de la Generalitat, no podrá contar con él como socio de gobierno en el Congreso. Ante esto, lo tiene fácil, se enfrenta a un partido que, para la mayoría de los españoles, todo lo que piden es un despropósito, y este es el sentimiento que nuestro presidente utilizará para convertirse en un hombre de estado: «No estoy dispuesto a ceder ante las peticiones desmedidas de Junts en perjuicio de nuestro país».

Y, con el argumento de «por el bien de España y su gobernabilidad», hecho que, haría coincidir con la negociación de los próximos presupuestos generales, asegurándose así una evidencia más para reforzar su mensaje, convocará elecciones generales.

Ustedes me podrán decir: «el argumento sobre su cambio de relato no se ajusta a la realidad, Sánchez ya ha cedido ante los disparates de Junts», sí, y lo ha hecho convencido de ello, y con un único objetivo: recuperar la convivencia en Cataluña. ¡Este plan lo tiene todo!

Finalmente, en este plan nos falta un participante: la oposición. Todo esto dependerá cómo actúe, en concreto, el Partido Popular. ¿Conseguirá desmontar la estrategia de Sánchez y mantener a la opinión pública en contra del presidente? Si no es capaz, su pesadilla del pasado 23 de julio se repetirá… contra toda lógica.

Olga Caballero es analista político y profesora en la UC3