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La Reina, Nadal y Roland Garros

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Por Rafa Nadal he sentido siempre una simpatía muy especial, hasta el extremo de permitirme aconsejarle que se retira ¡ya! en plena gloria y no se arrastre por las pistas de derrota en derrota.

Esta semana ha sido la semana de Rafa Nadal, que ya está entrando en esa dinámica de «aceptar el devenir de los acontecimientos obligado a marcharse de las competiciones que todavía no desea abandonar aunque parece ser que se va esclareciendo el horizonte», según Alejandro Ciriza en El País.

El pasado sábado 27, el rey Felipe VI, sabedor que Nadal cierra un ciclo prolongado durante dos décadas, acudió a la Caja Mágica, solo, a modo de despedida, para animar y apoyar a Nadal en el Open de Madrid contra el australiano Alex de Miñaur. «Para mí es importante poder jugar por última vez en Madrid».

Esta presencia real me ha recordado otra, de triste memoria, por lo que sucedió: Fue el 5 de junio de 2005, cuando un Rafa Nadal de diecinueve años llegaba, por primera vez, a una final en el prestigioso Roland Garros frente al argentino Mariano Puerta. Conscientes de la importancia que para el deporte español tenía aquella final, los reyes Juan Carlos y Sofía viajaron especialmente a París para presidir el partido desde el palco central del estadio Philippe Chatrier. Y fue en París y en aquel encuentro que el gran Nadal gano por 6-7,6-3,6-1 y 7-5 en tres horas y 24 minutos, convirtiéndose en el jugador de leyenda que ha sido hasta hoy.

Sin embargo, la Reina Doña Sofía, tan profesional ella, no se comportó como debía. Ni siquiera mostró respeto hacia Rafa Nadal, que ganaba, por primera vez, el Roland Garros. De repente, se levantó y abandonó el palco ante la sorpresa del propio don Juan Carlos, que no tuvo ni tiempo de preguntarle qué había ocurrido. Y, a continuación, se marchó del estadio. ¿Que había sucedido para que se comportara tan irresponsablemente? Simple y sencillamente había antepuesto sus sentimientos de madre y abuela a sus obligaciones como la consorte del Rey que era.

La culpa, el motivo, fue una llamada a su móvil. ¿Tan grave era lo que le habían comunicado para que, sin consultarlo con el Rey, mostrara una falta de respeto hacia él pero, sobre todo, hacia Rafa Nadal que, en ese momento, las 15:15 de la tarde, luchaba con todas las fuerzas para ganar?

Muy simple, fue una irresponsable frivolidad: le habían comunicado que su hija Cristina acababa de dar a luz, no a su primer hijo, que ni así, ni al segundo tampoco, ni al tercero, mucho menos, sino al… ¡cuarto!, Irene, el sexto de sus nietos. La niña había nacido en la clínica Teknon de Barcelona en la que la infanta Cristina ingresó a las nueve de la mañana. Y el parto transcurrió con toda normalidad y sin complicaciones.

En modo alguno estaba justificado el abandono del estadio, a su marido el Rey y a Rafa Nadal. En el momento de la llamada, ella, tan perfecta, tan profesional, repito, olvidó sus responsabilidades y obligaciones como reina consorte.

La culp,a sin quererlo, la tuvo Iñaki Urdangarin, que se encargó de comunicar la noticia a la familia, aunque cuando conoció la reacción de Sofía explicó que sólo le dijo que Cristina y la niña se encontraban fenomenal y la mamá con la moral altísima.

¿Que impulsó a la Reina a comportarse de tan injustificada manera? Lo más grave de todo es que, para trasladarse desde París a Barcelona, Sofía utilizó el avión de las Fuerzas Aéreas Españolas en el que los reyes habían llegado desde Madrid y que se había quedado en París para que, una vez finalizado el partido, les llevara de vuelta a casa. De modo que el avión utilizado por Sofía para satisfacer su capricho de abuela se vio obligado a volver de Barcelona a París para recoger al Rey.

La esposa del «puto amo»

Cada vez que uno tiene que escribir sobre las esposas del presidente del Gobierno no puede hacerlo sin consultar con María Ángeles López de Celis, la licenciada (ella sí) en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid y que durante ¡treinta y dos años! estuvo al servicio de cinco presidentes de la democracia. Más que ella no sabe nadie de Las damas de la Moncloa (Espasa 2013).

Según López de Celis, «en la actualidad parece existir cada vez con más frecuencia un nuevo modelo de esposa del presidente del Gobierno: aquella que no se resigna a ser la señora de, título con matiz de pertenencia. Hablamos de mujeres que no se conforman con ser la cara amable, la sombra o la sonrisa de la Presidencia de la nación» e intentan, a veces no con demasiado éxito, desempeñar ciertas responsabilidades. Pero es preciso recordarles con contundencia que los suyos son cargos que no existen a efectos legales, aunque ahora el PP propone al PSOE regular la figura del cónyuge del presidente. ¿Con que fin, pregunto yo?

A mi juicio, y salvo excepciones, a la mayoría de esas primeras damas nadie las toma en serio. Su trabajo no parece tener sentido alguno… Pero de todos modos tienen que hacerlo… Ser primera dama puede implicar grandes sacrificios sin recompensa alguna. Ya que, al no ser un cargo electo, no tienen asignada partida presupuestaria específica ¿Qué cometidos les son propios a la esposa del inquilino de la Moncloa? La respuesta es sencilla: absolutamente ninguno. Y, desde luego, jamás escribir cartas de recomendación para que determinados grupos obtengan créditos a costa del Estado por vaya usted a saber, que se sabe, la compensación a recibir por las mismas.

Chsss…

¡Qué poca vergüenza! Llevaba escritas las respuestas a las preguntas que se suponía no sabía iban a hacerle y que no tuvo reparos en leerlas.

¡Ay Carmen, Carmen! Con lo que yo te aprecio y te admiro, viéndote como te vi, no lo podía creer.

Gran preocupación en Zarzuela por los abusos sexuales que se han producido en la Academia General Militar donde cursa estudios la princesa.

La enfermedad pública se manifiesta en los espasmos de la vice jaleando a las masas. Esta mujer se ha vuelto loca y no tiene sentido de la medida. Viéndola uno no puede por menos que preguntarse ¿de que coño se ríe tan histéricamente?

En Tailandia, de actualidad estos días por el proceso al español Daniel Sancho, puedes ser condenado hasta 50 años de cárcel por insultar al rey.

Las relaciones comerciales de una y las sexuales de la otra han dañado a sus respectivos maridos.

Mis felicitaciones a Lourdes Garzón, directora de Mujer de Hoy, por ese magnífico número celebrando los 25 años de su publicación.

Se puede romper con su marido y seguir llevándose de maravilla con tu suegra como ha demostrado ella, paseando las dos cogidas de la mano.

El polémico ministro que ha calificado a Sánchez de «puto amo» pretende dar el nombre de Concha Velasco a la ciudad de Valladolid de la que fue incomprensiblemente alcalde. Me pregunto, ¿cómo pudieron elegirle los vallisoletanos?

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