De la Reconquista y Lepanto a la ‘Alianza de Civilizaciones’

De la Reconquista y Lepanto a la 'Alianza de Civilizaciones'

El 2 de enero es una fecha que merece estar presente en nuestra Historia con letras de molde. Dos han sido los acontecimientos relevantes para la formación de nuestra identidad histórica que se han producido en esa misma fecha del calendario. Antes de adentrarnos en su reseña, es bueno tener presente que historiadores y escritores relevantes se han pronunciado al respecto viendo en ellos y en su llamativa coincidencia un particular designio. Claudio Sánchez Albornoz, Menéndez Pidal, Menéndez Pelayo y Julián Marías, entre otros, han coincidido en glosar esos hechos como decisivos para conformar nuestra identidad nacional.

Conocido es el 2 de enero de año 40. El apóstol Santiago evangelizaba la Hispania romana y, estando en Zaragoza un tanto descorazonado por su esfuerzo al parecer no muy recompensado, para fortalecerlo en su misión fue visitado por la Virgen María, que por entonces vivía en la localidad de Éfeso. Muy importante en los inexcrutables  designios de la Providencia debía ser la evangelización de Hispania para que se produjera ese suceso único de la aparición de la conocida desde entonces como Virgen del Pilar.

El otro 2 de enero que está en nuestra Historia es el de 1492, fecha de la toma del reino nazarí de Granada por los Reyes Católicos dando fin a la Reconquista, una epopeya histórica que se alargó durante más de siete siglos, y  cuya sola duración es inexplicable desde una visión meramente terrenal. Con los altibajos propios de una empresa como ésta, lo cierto es que los diversos reinos peninsulares se sentían unidos en esa tarea común de expulsar al invasor musulmán del suelo patrio.

Frente a los partidarios de la ‘Alianza de Civilizaciones’ con carácter retrospectivo multisecular, me remito aquí a don Claudio Sánchez Albornoz, para quien la Reconquista fue «una empresa política abanderada por la monarquía que configuraría un largo puente que llevaba desde la España unida y católica del 711, hasta la España unida y católica de 1492. Esta empresa multisecular constituye un caso único en la Historia de los pueblos europeos. Ninguna nación del viejo mundo ha realizado durante tan dilatado plazo de tiempo una tarea tan decisiva para forjar su propia vida libre». Y Menéndez Pidal añade: «Así, la invasión musulmana lo que consiguió fue robustecer el concepto unitario de España, uniendo un ideal nacional con uno religioso. La liberación total de la Patria es llevada a cabo como una obra conjunta de todos los españoles».

No es casual que la Toma de Granada se produzca un 2 de enero, misma fecha en que la Virgen visitó España en carne mortal. Ella es el nexo de unión de esos dos acontecimientos decisivos en la conformación de nuestra identidad nacional e histórica, que se prolongará cuando diez meses después del final de la Reconquista se aviste tierra americana el 12 de octubre, precisamente en fecha del Pilar —Fiesta Nacional de España— comenzando la conquista evangelizadora de América.

Con estas referencias de autoridades  indiscutibles en la materia, huelga comentar disparatadas e incluso injuriosas expresiones de algunos presuntos ilustrados podemitas que se permiten calificar la conmemoración de la toma de Granada del 2 de enero de 1492 como una «oda a la crueldad y al genocidio». Quizás esas banderas que ellos ondean sí conocen de crueldades y genocidios, como ha declarado el Parlamento Europeo al calificar de esta manera al comunismo tan querido por ellos.

Este sucinto recorrido por nuestra Historia es necesario y oportuno en estos momentos en que estamos sometidos a una agresión sin precedentes contra la misma España. La gravedad se acentúa por estar impulsado este ataque nada menos que desde el Gobierno de la Nación, que está integrado por una coalición del PSOE sanchista con los podemitas que denostan nuestro pasado, y que tiene como aliados parlamentarios a los  separatistas catalanes y vascos. El último asalto de esa agresión es el intento de mutilar nuestra Historia, inventando una España que nace en 1812, borrando dieciocho siglos de la misma para nuestros estudiantes de la ESO. Es una pena que en el 711 no estuviera vigente la «Alianza de Civilizaciones» que nos hubiera evitado a todos la Reconquista posterior. Y Lepanto después.

No se puede amar lo que no se conoce y no se defiende lo que no se ama. En eso está el sanchismo en Granada y en toda España.

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