¡Que viene Bauzá!

¡Que viene Bauzá!

Informa el diario Última Hora que la Consejería de memoria democrática que encabeza el juez imparcial Juan Pedro Yllanes ha hecho llegar a los institutos de secundaria un libro sobre la represión franquista en Baleares. El manual está centrado en las «memorias» de los descendientes de las víctimas republicanas asesinadas en la Mallorca de 1936. Se trata, detalla el rotativo mallorquín, de «los escritos, en su mayoría cartas, pero también entrevistas, relatos y poesías» de los descendientes de los asesinados. De nuevo, se pone al alcance de los adolescentes no una historia neutral basada en hechos objetivos e indiscutibles sino unas «memorias» -de ahí el nombre de memoria histórica o memoria democrática- que, como tales, son subjetivas, personales y sentimentales. Nada de academicismo histórico contextualizado que aspire a la imparcialidad, neutralidad y objetividad sino a un ejercicio emocional para que los adolescentes se pongan en la piel de los familiares de las víctimas. Desterrado el conocimiento, prima la empatía con las víctimas.

Según el departamento que comanda Yllanes, «el objetivo es que el alumnado adquiera un conocimiento más exhaustivo sobre la violencia política, el alcance y la brutalidad de la represión, la arbitrariedad de las condenas o el papel de la censura y la propaganda, pero también sobre la resistencia y la lucha contra el franquismo. A partir de aquí se puede construir una sociedad más justa y democrática».

Como de costumbre, la propaganda más sectaria se disfraza de buenas intenciones y tras una fachada de palabras nobles y excelsas. ¿Acaso se informará de «la violencia política, el alcance y la brutalidad de la represión» para utilizar los mismos términos que utiliza Yllanes, que sufrieron los menorquines de derechas a manos de estos intachables demócratas que eran los frentepopulistas de la isla vecina? Para hacerse una idea de la magnitud de los crímenes cometidos en Menorca, nada mejor que revisar todo el rosario de artículos que ha publicado últimamente Joan Huguet en Última Hora y Diari de Menorca. ¿Acaso se informará de los bombardeos de la aviación republicana sobre la población civil en la Mallorca de 1936? ¿Acaso se informará de los mártires del Coll, los cuatro misioneros de los Sagrados Corazones y las dos religiosas franciscanas Hijas de la Misericordia, religiosos mallorquines que vivían entonces en Barcelona, a quienes los anarquistas fusilaron el 23 de julio de 1936 por el mero hecho de ser católicos?

Más allá de las revolturas de las fuerzas armengolinas para poner encima de la mesa sólo a las víctimas del Frente Popular para este macabro «pesaje de víctimas» del que quieren sacar rédito político como si, tras casi 45 años de democracia, la siniestra sangre derramada todavía otorgara un plus de superioridad moral o de legitimidad a la izquierda para seguir gobernando sobre las «derechas franquistas», creo que Yllanes ha escamoteado dos episodios de memoria democrática genuina que a mi juicio me parecen imperdonables, incluso para un juez tan imparcial como él.

La primera laguna de la que adolece el libro de texto de Yllanes es la amnesia de la «fuerzas progresistas» con la «violencia política, el alcance y la brutalidad de la represión» de la ETA, cuya huella sanguinaria en la democracia española es mucho más reciente y cuyos efectos, como el éxodo por motivos políticos de centenares de miles de vascos y navarros, son todavía perceptibles. El terror etarra ha motivado un cambio demográfico en el País Vasco de tales dimensiones que ha volteado sustancialmente los resultados electorales en la última década. ¿Cómo es posible que Yllanes se olvide de la «violencia política» perpetrada por la avanzadilla de asesinos del movimiento de liberación nacional vasco cuando sus dos últimas vidas segadas fueron las de los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada García y Diego Salvá Lezaun, asesinados en Palmanova el 30 de julio de 2009?

¿Cómo es posible semejante descuido en alguien tan imparcial, juez Yllanes? Tal vez sea porque al bloque de las autollamadas «fuerzas progresistas», en el que incluyo al PSOE, Més per Mallorca y Podemos, le ha faltado tiempo para perdonar (y minimizar) esta «violencia política» pese a haber transcurrido tan poco tiempo. Una prueba más de que la «memoria» per se es una entidad tan subjetiva, caprichosa y selectiva que no sirve de fundamento alguno para construir ninguna política sensata. Todo indica que a nuestra izquierda, que al parecer padece de hemiplejía moral, lo que importa no es el crimen en sí mismo, sino quién lo ha cometido. Crimen de autor, se llama. El equidistante periodista de Diario de Mallorca, Felipe Armendáriz, decía el otro día que EH Bildu estaba consechando éxitos electorales porque se había ganado el privilegio de formar parte de las «fuerzas progresistas», puesto que ahora sus objetivos no era tanto la independencia o la instauración de un régimen comunista en Euskal Herria como su apuesta decidida por el ecologismo, el feminismo y el bienestar de la gente, además de su firme oposición a Vox, las últimas víctimas políticas de estos nuevos benefactores de la humanidad que son los bildutarras.

El segundo episodio que el imparcial juez Yllanes debería sopesar incluir en su particular memorial de agravios para adolescentes sería el gobierno de José Ramón Bauzá al que las fuerzas armengolinas atribuyen todos los males habidos y por haber y cuyas funestas consecuencias, a juicio de sus líderes, nos llegan hasta hoy. El de Bauzá fue un gobierno infausto de nefanda memoria para la izquierda política y, sobre todo, para la izquierda mediática, como lo demuestra su denuedo por criminalizar al farmacéutico de Marratxí por cualquier miseria o bagatela. Son tantas las ganas de la prensa de papel balear -parece como si Bauzá les hubiera cortado el grifo- de demonizar a Bauzá, que no vacilan en utilizar la brocha gorda para colgarle cualquier mochuelo por remoto y tangencial que sea éste, desde sus viajes a Qatar a un supuesto acoso laboral a un empleado con el que trabajaba. Nada se ha probado, por supuesto, pero el chorreo de invectivas sigue cayendo sin descanso sobre las espaldas del todavía eurodiputado de Marratxí al que no le perdonan ni una.

Cuando uno les escucha, parece que la izquierda balear y sus satélites como Proposta per les Illes están dispuestos a situar a Bauzá a la altura del mismísimo Francisco Franco Bahamonde. Como la momia de Franco está tan exprimida políticamente que ya no asusta a nadie, «la izquierda repesca a Bauzá y azuza el miedo a recortes y ataques al catalán», informa el Diario de Mallorca. ¡Que viene el coco! El nuevo coco es ahora Bauzá, no Franco, ni el «franquismo», ni el «fascismo». Basta hacer un recorrido a través de las declaraciones de sus líderes para comprobarlo. Francina Armengol afirma que el ejecutivo de PP y Vox que se baraja para después del domingo haría que las políticas de Bauzá fueran «una broma». El candidato de Més per Mallorca, el sagaz y sibilino Lluís Apesteguia, nos descubre que «Marga Prohens i Jorge Campos ja han governat junts. I ja sabem com va acabar allò. No volem tornar a l’escenari de pèrdua de drets per a la ciutadania», asimilando a Prohens y Campos al gobierno de Bauzá, como si ambos hubieran tenido entonces mando en plaza.

La táctica de última hora y a la desesperada para no perder las elecciones del domingo está clara: recurrir a la amalgama y asimilar un posible pacto PP-Vox al destructivo Govern de Bauzá que «ya conocemos». El líder del Pi, Josep Melià, un político que se presenta a sí mismo como alguien centrado y alejado de los extremos, afirma convencido: «Amb el Pi s’acabarà la política de barracons del Govern Bauzá que Armengol ha continuat». Tras ocho años de políticas socialistas y con las mayores partidas presupuestarias de la historia autonómica dedicadas a la educación, el responsable de la política de barracones todavía es… ¡Bauzá!

En cuanto a la apelación ya cansina a los «recortes» y al «retroceso de derechos» atribuidos a Bauzá a los que Armengol se refiere una y otra vez hay que juzgarlos desde el contexto adecuado. Armengol olvida el dantesco panorama que se encontró el ejecutivo de Bauzá en 2011 tras el segundo cuatrienio negro de Xisco Antich (2007-2011). En este caso, sí que cabe hablar de la herencia recibida: 1.500 millones de euros en facturas impagadas a proveedores que Carles Manera dejó en los cajones, sin ningún banco que se fiara de la CAIB para prestarle el dinero y así liquidar esta deuda astronómica -paso primordial para que los proveedores salieran adelante-, una economía balear aún convaleciente de la crisis del ladrillo, unas reglas de gasto vigentes todavía en Europa que limitaban la capacidad de endeudarse del ejecutivo autonómico y una plantilla de empleados públicos que no había hecho otra cosa que crecer sin freno, como reconocía el mismo consejero de Economía, Carles Manera, días antes de las elecciones de 2011.

Esta y no otra era la lúgubre situación que tuvo que afrontar el nuevo ejecutivo de Bauzá al entrar en junio de 2011. No le quedó otra al Govern del PP que hacer recortes y tratar de relanzar la economía balear con imaginación. El plan de pago a los proveedores con facturas pendientes fue una de las primeras medidas que se tomaron para dar oxígeno a la economía balear. En este sentido, Bauzá hizo lo único que estaba en su mano en aquel momento. A nadie, ni siquiera al Partido Popular más «neoliberal» que puedan imaginarse, le gustan los tijeretazos. A nadie.

Ni que decir tiene que Armengol se ha encontrado con un escenario totalmente diferente, que le ha permitido gastar a manos llenas sin ninguna restricción ni control. En su irresponsabilidad marca de la casa, ni siquiera se ha planteado recortar el nivel de deuda autonómica que sigue rondando los 8.874 millones de euros, un 26,6% de la riqueza anual que generan las islas. ¿Para qué liquidar deuda (que no da votos) si nos podemos gastar todos los ingresos en políticas clientelares (paguitas, rentas mínimas, ayudas a los grupos mascota o incluso a los hoteleros para poner camas elevables) que me van a asegurar un tercer mandato?

Ya sé que el PP ha renunciado a defender a Bauzá y sus políticas. Casi le tienen el mismo aprecio que la izquierda balear. El PP siempre ha estado dispuesto a creerse todo aquello que la izquierda balear pensaba de él y así le ha ido. El saldo es que, de los cuatro presidentes autonómicos que ha tenido, sólo Gabriel Cañellas se salva de la quema y con reservas. Unos tratan de gestionar lo mejor posible y ganar la batalla de la prosperidad, el desarrollo y el bienestar. Los otros, sólo aspiran a ganar la batalla de la propaganda. Sin haber creado un solo puesto de trabajo en sus vidas, los «progresistas» engolan la voz al hablar de «diversificación» y cambiar el modelo económico sin saber lo que es poner un duro de su bolsillo.

Apuestan por el «decrecimiento» económico sin importarles sus consecuencias, unas consecuencias que pudimos descubrir perfectamente con los draconianos (ilegales e inconstitucionales, además) cierres de Armengol durante la pandemia y de cuya caída de PIB todavía Baleares no se ha recuperado. Y cuando gobiernan, confunden gestionar con gastar. En resumen, toca elegir entre los datos y los relatos, entre gestión y propaganda, entre la ilusión y esperanza de que hay mucho margen de mejora a la hora de administrar nuestros impuestos y el miedo a … Bauzá.

Lo último en Opinión

Últimas noticias