Punto y aparte en la Historia

Puede parecer excesivo calificar de esta manera el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, pero salvo fuerza mayor (…) puede en efecto significar un auténtico parteaguas o punto de inflexión en la Historia. Cuando menos de la que comenzó tras acabar la Guerra Fría entre las dos superpotencias surgidas tras la Segunda Guerra Mundial, con la victoria de los EEUU al implosionar la URSS el 8 de diciembre de 1991. Cayó sin mediar violencia militar alguna entre ellas, conscientes ambas de que el acrónimo DMA que había mantenido desde 1945 hasta entonces la guerra como fría, seguía vigente. Era la convicción de que dado el arsenal nuclear táctico y estratégico de que disponían EEUU y la URSS, cualquiera que comenzara un eventual ataque provocaría una Destrucción Mutua Asegurada. Es oportuno recordar que ni la caída del Muro de Berlín dos años antes ni ésta, habían sido consecuencia ni de guerra ni de violencia militar alguna. (Para profundizar en este extraordinario acontecimiento mundial, me permito remitir a Fátima y la Consagración de Rusia por san Juan Pablo II).
Pues bien, desde entonces, en 1991, quedaron los EEUU como única superpotencia mundial, liderando un Orden Mundial unipolar, que en el Tratado firmado en Pekín en febrero de 2022 por Xi Jimping y Putin, consideraron como extinguido. Y apostando por configurar un nuevo Orden multipolar como consignaron en dicho histórico Tratado (así calificado por ellos). La guerra en Ucrania comenzó nada más regresar Putin a Moscú el 24 de febrero de 2022, expresión clara de la voluntad de Putin de fijar un polo en su zona de influencia en la frontera europea, alejando de allí a la OTAN a la que Ucrania quería incorporarse tras el golpe de Estado de 2014 que derrocó al presidente prorruso Yanukovych.
Algo similar podemos decir respecto de la guerra en Oriente Próximo desencadenada por Hamás el 7 de octubre de 2023 para establecer otro polo en esa región tan estratégica. En este caso, Irán aparecía como un actor destacado frente a Israel apoyado por EEUU, y la evolución del conflicto apunta- tras la caída del régimen sirio de Al Assad y el alto el fuego en Gaza- hacia una victoria de Israel y la retirada de Irán hacia sus cuarteles de invierno. Rusia también se ha retirado de Siria lo que parece indicar que su polo prioritario está en Europa. La presencia de Trump sin duda ha influido en esta evolución de la guerra las últimas semanas, al resultar ganador el pasado 5 de noviembre. Con él en la Casa Blanca es posible que ese orden multipolar no sea necesario delimitarlo con guerras, siempre con el grave riesgo de que con China y Rusia en la retaguardia de uno de los bandos enfrentados, un error humano desencadenara una DMA. Lo que no significa que esté dispuesto a renunciar a lo que es su lema MAGA: Make America Great Again, pero su capacidad de interlocución personal con Xi Jinping y Putin es un aval ante esa difícil posibilidad. Pero el punto de inflexión en la Historia al que nos referimos, no se limita a definir un nuevo orden geopolítico establecido sobre la fuerza militar, sino en especial a hacerlo sobre la fuerza económica y tecnológica.
Y todavía más profundo, al asentarlo sobre un Occidente que recupere las raíces sobre las que se hizo grande, acabando con la cultura woke nacida en think tanks de la izquierda radical en universidades estadounidenses progresistas, tras perder la bandera de la lucha de clases con la caída de la URSS. La lucha de clases marxista leninista ha dado paso a las más sofisticadas de la lucha de sexos y géneros de la ideología LGTBIQ+, además de dogmas como los de la religión climática, la masiva inmigración irregular y la cancelación del pasado histórico occidental cristiano. Todo ello astutamente oculto en la Agenda 2030. La tan sofisticada como absolutista censura de las redes sociales para quien osaba apartarse de esa dictadura woke, tiene los días contados con Musk y Zuckerberger de la mano de Donald Trump. La actual Comisión Europea con Ursula Van der Layen asiste como convidada de piedra a este nuevo escenario. Y Sánchez menos que un cero a la izquierda, liderando la internacional progresista (con Otegi y Puigdemont).