El PSOE ni puede ni debe abstenerse para investir a Rajoy
Lo siento, yo sé que a todos os salen muy fáciles las cuentas si el PSOE de Pedro Sánchez tuviera el fantástico, generoso y democrático gesto de abstenerse en la próxima sesión de investidura, a la que obligatoriamente se va a someter Mariano Rajoy, porque así se ha comprometido con el Rey y con los españoles, le obligue o no la Constitución. Y esto os gustaría más incluso si dicha investidura se produjese con los votos favorables de Ciudadanos, aunque éstos no sean ni suficientes, ni decisivos; porque la abstención del PSOE es a la vez condición necesaria y suficiente. Pero eso no va a ocurrir, no puede ocurrir, no debe ocurrir.
No va a ocurrir, en primer lugar, porque nunca ha ocurrido. No sé si eso nos hace más o menos europeos, tampoco tengo muy claro por qué algunos pensáis que «lo europeo» son las grandes coaliciones de partidos opuestos. Pero no, en la historia de nuestra, ya no tan joven democracia, jamás ni el centro derecha ni los socialistas han superado nunca una sesión de investidura a la Presidencia del Gobierno, ni con los votos favorables, ni con la abstención del oponente. Nunca. El centro derecha siempre ha votado NO en las investiduras del PSOE y éste siempre ha hecho lo mismo en las del centro derecha. Y muchos diréis que las circunstancias que vivimos en este 2016 son excepcionales, por la crisis de la que queremos salir y por el desafío secesionista que sufrimos. Y yo os recordaré la moción de censura que Felipe González presentó contra Adolfo Suarez en mayo de 1980, en el punto álgido de los «años de plomo» de ETA. O la que Hernández Mancha presentó contra Felipe González en marzo de 1987, a menos de tres meses del terrible atentado de Hipercor. Y si hablamos de crisis no os olvidéis que nuestro PIB cayó un 1,7% en 1993, después de haber bajado otro 0,6% en 1992. Y aún con eso el 9 de julio de 1993 Felipe González fue investido Presidente con los 159 votos del PSOE, más los 17 de CiU y los 5 del PNV, votando en contra los 144 diputados del PP. No, ni crisis económicas ni desafíos secesionistas han hecho jamás que ni el PP ni el PSOE se abstuvieran para favorecer la investidura de su oponente, como debe ser entre opuestos.
Pero tampoco va a ocurrir, en segundo lugar, porque no debe ser así, porque la izquierda debe ser la oposición de la derecha. Y sobre todo porque a la izquierda del PSOE ha surgido un nuevo partido de extrema izquierda populista que pretende convertirse en la única alternativa de izquierdas, como paso previo a su ascenso al poder. Y el PSOE no se lo puede permitir de ninguna manera, ni por su propio interés egoísta, ni por el interés general de España. Sería un error tremendo dejar que los neocomunistas pudieran decir que Mariano Rajoy es Presidente del Gobierno porque se lo ha permitido su partido amigo, el PSOE. Pablo Iglesias se convertiría en el líder de la oposición y cuando acabe esta, a la fuerza, breve legislatura, devoraría los restos del PSOE, igual que se ha comido ya los restos de IU. No, eso no debe ocurrir, el PSOE no puede cometer esa irresponsabilidad.
Así que ya podéis hacer cuentas. Si los 85 diputados del PSOE cumplen con su responsabilidad y votan NO, sumando sus votos a los 71 de Podemos -y lo que le cuelga- a los 9 de ERC, a los 8 de CDC y a los 2 de Bildu; los NO a Rajoy van a sumar 175, haciendo matemáticamente imposible que Rajoy sea investido. Esto será así haga lo que hagan Ciudadanos, el PNV y Coalición Canaria. Lo saben todos, pero tienen que representar el teatrillo de intentarlo, para situarse cada uno lo mejor posible de cara a las próximas y seguras terceras elecciones. Así debe ser, así va a ser. Y después de comernos el turrón, si os parece, volvéis a votar otra vez lo mismo y seguimos seis meses más con un débil Gobierno en funciones, que es lo que más se parece al pequeño Gobierno anhelado por cualquier liberal.