«Profesores tránsfobos, ¡¡¡tenéis regalo bajo el coche!!!»

Amenazas así, reverberando aquellas de los «años de hierro» de la ETA, fueron vistas en los muros de la Complutense hace unos meses. Las fuerzas de lo que ya llaman la Inqueersición han llegado a destruir libros que osan desmontar el transgenerismo y a atemorizar al profesorado que rechaza sus creencias irracionales. Pues bien, es el mismo tipo de acoso que está recibiendo estos días Silvia Carrasco, profesora de Antropología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona, por manifestarse de forma abiertamente crítica contra el concepto pseudocientífico de la «identidad de género» (recordemos que la profesora Juana Gallego ya había sido objeto del boicot de su cátedra por los mismos motivos).

Efectivamente, el pasado 12 de febrero, su universidad le dio la bienvenida con pintadas de «alerta tránsfoba» por toda la facultad. Incluso al lado de la puerta donde imparte clases. Las redes sociales, a su vez, se han unido haciéndose eco de la campaña de intimidación de sus impulsores: un grupo de estudiantes que se presenta como un ¡¡movimiento socialista!! La verdad es que eso del socialismo ha pasado de dar miedo a mucha pena. Los ataques a la profesora, militante y cuadro de ICV y referente del feminismo abolicionista, venían de lejos. Pero últimamente se recrudecieron cuando se enfrentó abiertamente a la Ley Trans. Ante el revuelo, han salido en su defensa personas de signos tan opuestos como Lluís Rabell, actual concejal en el Ayuntamiento de Barcelona por Catalunya sí que es pot. Con sus palabras, la ha señalado como una mujer que «forma parte de una tradición académica ilustrada, educada en el rigor científico y el pensamiento crítico». O Sonia Reina, diputada por Ciudadanos hasta el 2021, que ha asegurado que «la conocí en mi época de diputada y era de lo mejorcito del Parlament». La docente ha terminado denunciando a estos alumnos (llegan a pedir incluso su «expulsión inmediata» de la universidad) ante los Mossos y en el Juzgado de Instrucción número 1 de Sabadell.

La antropóloga es presidenta de Feministas de Cataluña y vicepresidenta de Docentes Feministas por la Educación (Dofemco). Coautora también del libro La coeducación secuestrada: Crítica feminista a la penetración de las ideas transgeneristas en la educación, considera que estamos ante «un contagio y una inducción». El informe De hombres adultos a niñas adolescentes, publicado por Feministas de Cataluña, constata que el número de ciudadanos que ha acudido con disforia de género a un servicio público ha aumentado un sospechoso 7.652 % desde 2012. Silvia Carrasco manifiesta claramente su preocupación: «Se induce y se contagia. Se induce en todas las etapas educativas y se contagia luego en la adolescencia. Las leyes educativas, aprobadas en catorce comunidades autónomas, establecieron una nueva verdad, que está siendo explicada en todos los centros educativos, en toda la formación del profesorado y en la formación de futuros maestros y maestras».

La americana Abigail Shrier abrió fuego con la propagación trans en la escuela con su libro Un daño irreversible. Descubrió que en los colegios de USA se impartía ideología de género como si fuera algo serio: con materiales o profesores formados por activistas de género. «En el parvulario a los niños se les enseña que pueden tener un cerebro de niña en el cuerpo de un niño o viceversa». Magufería pura en las escuelas, y no sólo al otro lado del charco. Pero también en una universidad que debería defender la libertad de cátedra y de expresión ante la aparición violenta y coercitiva de grupos de estudiantes en la Autónoma de Barcelona o la Complutense de Madrid. Individuos que difaman y amenazan al profesorado crítico con la imposición irracional y delirante de las ideas transgeneristas y que no deberían salirse con la suya. «Profesores tránsfobos, ¡¡¡tenéis regalo bajo el coche!!!», es una proclama terrorista.