Podemos y Bildu se parecen como dos gotas de agua

Podemos y Bildu se parecen como dos gotas de agua

Podemos juega a una falsa ambigüedad. Como en Cataluña, defiende el derecho de autoderminación y la celebración de un referéndum en el País Vasco, pero no habla directamente de independencia. En realidad, la formación morada se sube a lomos de un separatismo «light», pero sus propuestas no distan demasiado de las de Bildu. O sea, el partido de Pablo Iglesias se diferencia de la formación proetarra en que esta no se anda con remilgos y reitera su objetivo de lograr la ruptura con España, mientras que Podemos hace equilibrios y se pierde en juegos florales para marcar una tenue diferencia con el separatismo vasco.

Por lo demás, existen grandes coincidencias. Podemos se compromete a potenciar los referéndum, defiende el derecho de autodeterminación, pero se queda al borde mismo de pedir la independencia. Tiene gracia, en cualquier caso, que Podemos en el País Vasco defienda la «fórmula del referéndum» para la toma de decisiones de «especial trascendencia», que es un eufemismo para no decir que defiende una consulta eminentemente separatista.

Y, dado que las encuestan pronostican una severo retroceso electoral, Podemos ha ido incorporando progresivamente el lenguaje que caracteriza a Bildu, esa semántica netamente separatista. Especialmente significativo es su afán por blanquear la violencia etarra y la repugnante equiparación que hace de las víctimas de ETA con las «víctimas» de abusos policiales, torturas y persecución.

En definitiva, que el partido que cogobierna España está tan cerca de los enemigos de España que cabría decir, sin exagerar lo más mínimo, que su argumentario es casi idéntico al de los independentistas y proetarras. Un ejemplo: en su programa electoral sólo menciona las víctimas del terrorismo en una ocasión, pero acto seguido las iguala con las presuntas víctimas de «motivación política», que es el abyecto concepto del que se sirven para criminalizar la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

La conclusión, comparando programas, es que Bildu y Podemos se parecen como dos gotas de agua.

 

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