Candilazos

Paz por presos en Cataluña

Paz por presos en Cataluña
Segundo Sanz

Los estrategas de La Moncloa, con Iván Jode al frente, no proyectan ningún movimiento sin mirar al horizonte más próximo, que irremediablemente pasa por los delirios de un Quim Torra, ventrílocuo del fugado Puigdemont, que amenaza con otro golpe de Estado en Cataluña si la entelequia de la desconexión sufre otro paso atrás en lo que se presume como un otoño caliente.

Sánchez no se fía de Iglesias —y con razón— en tanto el líder podemita pide abordar el conflicto de Cataluña en una “Mesa de Diálogo multilateral” controlada por los golpistas. Así consta en el último documento de negociación que la izquierda radical ha remitido a los socialistas. El Marqués de Galapagar, asistido por el secesionista Jaume Asens, no renuncia a promover un referéndum de autodeterminación, algo que invalida por completo cualquier gobierno de coalición. Ya se lo dijo Pedronono en julio en un ataque de cordura: «Necesito un vicepresidente que defienda la democracia española».

Con el temporal que se avecina en Cataluña, que irá in crescendo tras la Diada separatista, el segundo aniversario del 1-O y sobre todo la sentencia del procés y el juicio de Torra por desobediencia con los lazos amarillos —todo ello bajo la sombra de un adelanto electoral en esta comunidad—, el Obama de Pozuelo no compartirá gobierno con Unidas Podemos sabiendo que la Syriza cañí se pondrá en las televisiones y en los micrófonos del lado de los independentistas antes que del bloque constitucionalista.

Y a partir de aquí, con la vista puesta ya en generales en noviembre, los gurús del Doctor Cum Fraude manejan una hoja de ruta que consiste en ‘paz por presos’, recordando la infausta estrategia que siguió Zapatero con el terrorismo de ETA y su tregua-trampa de 2006. Si en el País Vasco esa antigua ‘paz por presos’ se ha traducido ahora en permitir homenajes públicos a asesinos, en Cataluña será indultar a los golpistas, como planteó el socialista Iceta, a cambio de que la Generalitat de Torra aparque la ‘vía unilateral’ y los lazis rebajen la tensión y las revueltas en la calle.

De lo contrario, Sánchez pondrá sobre la mesa la aplicación del 155 como principal reclamo electoral para atraer ya no sólo al descontento de Podemos y sus confluencias sino también al votante del sector más progresista de Ciudadanos que se identifica con los Toni Roldán de turno. La amenaza del 155 como vehículo hacia una mayoría suficiente (o quizá absoluta) y Sánchez, el felón de Pedralbes, luciendo fajín de estadista y poniendo seny donde sólo hay rauxa xenófoba.

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