Tras Pamplona se dará el País Vasco
Óscar Puente, al menos, lo ha dejado claro: «No tengo inconveniente, ningún inconveniente, en pactar con un grupo progresista y democrático”, ha dicho respecto a Bildu, considerado urbi et orbi como un conglomerado de partidos que son los herederos de los terroristas de ETA.
La entrega de la capital del Reino de Navarra, Pamplona, a los bilduetarras por parte del Partido Socialista, después de negarlo una y otra vez, es emprender un camino de difícil retorno. Navarra es territorio ambicionado desde antiguo por el expansionismo y anexionismo vasco. Lo han hecho mintiendo, negando una causa/efecto (Pamplona ha cambiado de apoyo en la investidura sanchista) que aparece a todas luces como incuestionable. Sánchez fuerza, una vez más, la máquina de los hechos consumados y coloca a su partido al borde del abismo. No es ello lo realmente grave. Lo grave es que España vuelve a estar en almoneda en un territorio absolutamente básico para su permanencia donde el anexionismo vasco gana enteros de la mano de un grupo político incapaz de condenar el terrorismo, esto es, sus propias acciones de antaño. !Haréis cosas que nos helarán la sangre…».
El constitucionalismo navarro, ya sólo mantenido en aquel histórico territorio por el PP, VOX y UPN, debe reaccionar con prontitud y unidad: Pamplona, Navarra, no son cualquier cosa. La capital ha sido entregada con nocturnidad y gran alevosía.
Quedan ya muy pocas dudas respecto a que tras Pamplona vendrá el pacto PSOE-Bildu en unos meses para formalizar unión política con rumbo a lo desconocido. La hoja de ruta la viene marcando hace tiempo Arnaldo Otegi y se está cumpliendo inexorablemente.
Navarra, siempre Navarra. Si Navarra cae… Ayer cayó Pamplona.